Cuando nos sumergimos en la China milenaria, mezclarse con sus habitantes, sentir en la piel la historia que nos acaricia, oír el susurro del pasado, oler el aroma de su infinita cocina, ver sus maravillas naturales y monumentales produce una sensación indescriptible, inefable, impresionante e inolvidable. Un impacto emocional, que también se nutre del producido por las grandes obras hidráulicas que acoge en su seno.
El año 2015, es un año informativo de canales: la construcción de una gran obra hidráulica, ahora que estamos poco acostumbrados a que esas obras se construyan, e incluso a que muchos las vean como perniciosas y evitables. Me refiero, claro es, al canal de Nicaragua, que si nada ni nadie se opone, recogerá el testigo de la ampliación ya casi finalizada del canal de Panamá para reforzar con otra vía la “tradición” centenaria de facilitar a lo ancho aún más el paso, por nicaragüense, mesoamericano, entre los dos océanos. El canal de Nicaragua parece que será muy chino (la incertidumbre del bajón de la economía y la caída en picado de las bolsas en este mes de agosto, añade interrogantes a su viabilidad) y algunos se preguntan qué pintan los chinos ahí-
Pues vamos a dar a conocer esa relación: el canal de los canales, es chino y es casi trimilenario: por eso, entre otras cosas, están ahí, porque llevan milenios manejando un canal realmente impresionante el Gran Canal. Faraónica obra hidráulica, cuyos orígenes se remontan a hace más de 2.500 años, que sirvió para enlazar las ciudades de Hangzhou y Beijing, atravesando grandes lagos y los cuatro principales ríos de China.
¿Para qué servía el canal? Inicialmente para transportar soldados y provisiones de grano, que permitieran la invasión y el posterior dominio de los estados vecinos. Una vez unificada China, más de mil años después del inicio de las obras, para conseguir movilizar a varios millones de trabajadores para construir una red hidráulica, con centro en Luoyang, con la finalidad de controlar el país haciendo llegar a través de los canales la moneda, las ropas y el grano desde el sur del río Yang-Tsé hasta el norte. Ya en el siglo XIII, la dinastía Yuan hizo de Pekín la capital del imperio, por lo que el canal se alargó en dirección norte hasta esta ciudad y por el sur hasta Hangzhou, convirtiéndose en el Gran Canal, llamado así por tener una longitud de 1.800 kilómetros y con un desnivel de 42 metros. En la actualidad continúa siendo de gran utilidad en la navegación y el regadío.
La navegación ha impulsado el crecimiento de grandes ciudades cercanas a las vías navegables. Panamá City y Colón, en el siglo XX, tuvieron su modelo en este sentido en las capitales de las diferentes dinastías chinas: Xian, Luoyang, Kaifeng, Hangzhou, Nanjing y Beijing.
La presencia del Canal permitió el desarrollo de una enorme región agrícola y consiguió disponer de una vía de navegación norte-sur, que conectara todas las cuencas de los ríos más caudalosos que discurren en el sentido oeste-este, mediante un eje sur-norte que garantizaba la disposición en el norte, del agua abundante en el sur. Como en Panamá y Nicaragua, en la construcción del Gran Canal se utilizaron tanto como fue posible los ríos y lagos existentes que fueron realineados y enlazados entre sí por canales intermedios en cuatro etapas constructivas
En el año 611, se comenzó entonces a gestionar administrativamente el Canal, regulando estrictamente la navegación. La primera esclusa doble construida en China es del año 984 y sirvió de modelo para futuros proyectos. En Europa no se construyó ninguna esclusa hasta el año 1481, en Italia.
El primer canal con esclusas fue el Lingqu o Canal Mágico, que tiene 32 km de longitud, fue construido en el siglo III antes de Cristo y aún se utiliza hoy en día. Este canal une dos ríos con sentidos opuestos, uno hacia el norte y el otro hacia el sur, separados cinco kilómetros por una enorme mole caliza que impedía unir normalmente las dos corrientes. Las pendientes de ambos ríos no eran nada regulares, por lo que hubo que excavar un tramo paralelo a un río con una pendiente regular y canalizar 22 km del otro río para hacerlo navegable. Seguidamente se comenzó el enlace entre ambos, construyendo una mota divisoria de la corriente en el centro del cauce del primer río y dos desagües para derivar fuera del canal el 70% del caudal del río más caudaloso en caso de avenida. En el siglo IX se instalaron 18 esclusas simples para reducir el número de zonas de sirga y regularizar el nivel y el caudal de agua. En el siglo XI se sustituyeron por esclusas dobles.
La conservación y explotación del canal no era sencilla porque los pequeños ríos y lagos interconectados fluían en diferentes sentidos y con variados caudales, atravesando terrenos de una gran heterogeneidad, por lo que las velocidades del agua en los distintos tramos tenían una gran oscilación, lo que repercutía enormemente en la navegabilidad.
Para resolver estos problemas se realizaron esclusas y trasvases, siendo el más importante el proyectado en el año 1300 por Guo Shuojing para hacer llegar las aguas del río Wenhe hasta Nanwang.
Los ríos del norte son normalmente estacionarios, Ilevan muy poca agua en Invierno y primavera y sufren grandes avenidas en verano. Como el transporte del grano exigía una navegación continua, hubo que excavar túneles bajo el canal que permitieran aliviar e caudal excedente de los ríos en épocas de riadas. También se procedió a rectificar cauces, eliminando meandros y a dragar cauces poco profundos para conseguir el calado exigido por las embarcaciones. Además se encauzaron mediante diques ambas márgenes de extensos tramos del canal con la doble finalidad de proteger del viento las embarcaciones y de facilitar el paso por los ríos cuando se producía un cruce.
Por último se construyeron los terraplenes que soportaban los caminos de sirga y de servicio en ambas márgenes, las edificaciones de control, administración y alojamiento de los funcionarios del Canal y se plantaron árboles destinados a proteger las márgenes y estabilizar los taludes. Normalmente, los terraplenes eran de tierra, excepto en secciones críticas o cruces de lagos donde se colocaba escollera. También se construían terraplenes en secciones muy anchas y poco profundas para elevar el nivel del agua al reducir la sección.
Las esclusas se construían sobre un manto de grava, siendo las tajaderas planchas de madera móviles para regular el nivel del agua. En los desagües se colocaban módulos, con técnicas muy similares a las actuales, aunque comenzaran a aplicarse trescientos años antes de nuestra era.
Las presas eran muy utilizadas, como es de suponer, tanto en su función de laminación de avenidas (sin compuertas), como en funciones de derivación de caudales, embalse de agua o suministro de caudal constante. En estos casos, si eran de mampostería, se instalaban compuertas en la presa y si eran de materiales sueltos, se dotaban de aliviadero lateral. Actualmente, sólo se conserva una presa en el río Wenhe.
También se construyeron numerosos puentes, tanto para cruzar el canal como para atravesar los cauces tributarios. Los puentes eran de dos tipos, con o sin estribos, llamándose estos últimos «puentes volantes»
El importante papel jugado por el canal en materia política, cultural y militar en la historia de China hace resaltar enormemente la necesidad de articular el transporte por el mismo como una tarea esencial para garantizar el dominio político sobre el país. Una vez conseguida la navegabilidad total del Canal, los suministros de grano hacia Pekín y hacia las tropas estacionadas en la frontera hacían su recorrido a través del mismo. También ocurría lo mismo con los alimentos y artículos de consumo de la Ciudad Prohibida, ocupada por la familia imperial y sus funcionarios, así como con los artículos importados.
El arroz transportado desde el sur, llegó a las 200.000 toneladas por año, obligando a a la construcción de silos para almacenar el grano que, como impuesto, debían depositar los habitantes de las zonas adyacentes. Se construyeron muelles de atraque para facilitar la labor de carga de grano procedente de los silos, que barcos militares dirigían fundamentalmente a Tongzhou y Pekín con una escolta fuertemente armada.
Aunque el transporte más importante fuera el de grano, el Canal también era utilizado para el transporte de víveres fruta, pescado, carne, aceite, azúcar, caza, tejidos, algodón, seda, bambú, maderas, minerales, sal… El auge de este transporte obligaba a la creación de fábricas cerca del canal, lo que llevaba al florecimiento del comercio y al nacimiento de ciudades cada vez más prósperas. Unas 4.000 toneladas por año de cobre de las minas de Yunnan bajaban por el Yang- Tsé y llegaban a Pekín donde eran transformadas en monedas.
Al establecerse en el siglo XV la capital de la China de los Ming en Pekín, toda la madera, ladrillos y resto de materiales necesarios para construir la Ciudad Prohibida y los Templos llegaron por el Canal. El transporte mercantil era tan floreciente que hasta Marco Polo describió asombrado la prosperidad de las ciudades cercanas al Canal por el que viajó y constató eI enorme tráfico de embarcaciones existente. En su libro anota que 200.000 barcos con capacidades entre 250 y 750 toneladas surcaban cada año el Canal.
Este auge convirtió a Suzhou en el siglo XV en el primer puerto comercial del mundo donde se podía encontrar algodón, lino, seda, bambú, cuero, fieltro, cobre, hierro forjado, maderas nobles, ladrillo, teja, jade, marfil, hierbas y perfumes. Todos estos artículos estaban clasificados en un libro en el que se hacía mención a un «gran almacén» en el que se exhibían «todos los extraordinarios tesoros existentes sobre la tierra». Hasta que se construyeron los ferrocarriles que enlazaban el norte con el sur, el Canal era la principal ruta de comunicación de China con un volumen de pasajeros impresionante.
A finales del siglo XVIII se inició el declive de la dinastía Qing como consecuencia de la corrupción imperante (la historia siempre tiende a repetirse). Este hecho repercutió en la administración del Canal hasta el punto de que los barcos cada vez iban más cargados exclusivamente de mercancías de contrabando, gracias a la facilidad con que los oficiares se dejaban sobornar. Además se produjo un serio incremento del Iodo en el río Amarillo que afectaba gravemente a la navegación. El Canal comenzó a declinar cada vez más hasta 1855, año en que el río Amarillo, que originalmente desembocaba al norte de Jiangsu, cambió su curso más hacia el norte hasta introducirse en el Canal y desembocar al mar por el río Daqing en Shandong. El Canal se atarquinó y la navegación se vio bloqueada durante diez años, obligando a los barcos a efectuar un gran rodeo, por lo que disminuyó el volumen de transporte.
A mediados del siglo XIX comenzaron las grandes convulsiones políticas de la historia moderna de China, la primera de las cuales fue la rebelión Tai Ping, que llegó a crear su “Estado del Reino Celestial” y que interrumpió la navegación por el Canal al ocupar toda !a cuenca sur del río Yang-Tsé. Cuando la rebelión fue dominada, todo el grano que antaño se transportaba por el Canal utilizaba la vía marítima, obligada por el cierre.
Tras el auge, siempre viene el declive: el siglo XX, tan convulso y apocalíptico en China por sus cambios radicales en la manera de vivr y trabajar de sus habitantes, vio como el canal sufrió también una serie de modificaciones, que provocaron terribles inundaciones y el consiguiente deterioro de varios de sus tramos que se desgajaron del tronco principal. Actualmente está dividido en siete subcanales, de los que la mayoría ejerce la función de conducir aguas negras, sin calado suficiente para la navegación. Solo el canal Li y el Jiangnan son utilizados actualmente para el transporte de carbón y otros materiales, transportando anualmente 100 millones de toneladas de carga.
En junio de 2014, la Unesco eligió el Gran Canal de China como Patrimonio de la Humanidad.
Esta es la historia muy resumida del Gran Canal chino, el canal de los canales. Aviso para navegantes. El canal chino, milenario. El de Panamá, centenario. ¿Veremos pronto el de Nicaragua operando?
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