Uno de los post más leídos de futurodelagua.com se refiere a la afección que provoca sobre las masas de agua superficiales, subterráneas y marinas la presencia de restos de medicamentos y otros contaminantes emergentes, no neutralizables en las depuradoras urbanas convencionales de aguas residuales. Ver: https://futurodelagua.com/2015/07/28/certezas-del-futuro-de-la-gestion-del-agua-1-medicamentos-antidepresivos-y-calidad/
Ante la certeza, al estar científicamente demostrado, de la ineficacia de los tratamientos presentes en las depuradoras para eliminar este tipo de contaminantes emergentes, la Academia se mueve. O tomamos menos drogas para estar «mejor» o las drogas acaban con la calidad del agua. Una muestra:
Sabemos que las aguas que llegan a la planta depuradora portan restos de medicamentos que han utilizado o eliminan por el inodoro los habitantes del territorio al que la planta sirve, pero también residuos procedentes de los pacientes internados en hospitales y residuos líquidos agrícolas, entre los que destacan los purines y el estiércol. Se ha demostrado que todos ellos superan la barrera del sistema de filtración de la planta y continúan fluyendo por los ríos en el seno del agua ya depurada.
¿Qué es peor, lo que sale de los hospitales o lo que vertemos desde casa?
El equipo de investigación dirigido por el Prof. Dr. Klaus Kuemmerer analizó los datos de consumo de medicamentos de un hospital, una clínica psiquiátrica, y un hogar de ancianos en el suroeste de Alemania, identificando 50 sustancias administradas con frecuencia, asociadas al vertido de aguas residuales. En una segunda etapa, los investigadores compararon la media del consumo total de tres años de estos medicamentos en los establecimientos de atención de salud con el consumo anual total de sustancias seleccionadas en hogares alemanes. Para ello, utilizaron el Arzneiverordnungsreport Alemán (Informe de medicamentos recetados), publicado anualmente, que enumera todos los medicamentos, que los pacientes tratados en el sistema alemán de salud pública, recetados por sus médicos.
Los resultados revelan que a escala nacional, las emisiones más contaminantes proceden de los hogares, no de los centros de salud. Se demuestra que el consumo de drogas que actúan sobre el tracto digestivo o el sistema cardiovascular es de 15 a 500 veces menor en los hospitales que en los hogares privados. En las clínicas psiquiátricas, la diferencia se amplía hasta 2.500 veces menos. Por otra parte, el consumo de analgésicos en los hospitales sólo representa un 22 % del consumo total, en el caso de Metamizol, el analgésico más utilizado. Cantidades considerables solamente se identificaron en el consumo del sedante Clomethiazole en hospitales, así como la Quetiapina neuroléptica y el antidepresivo Moclobemide en residencias de ancianos.
Por lo tanto, los hospitales psiquiátricos y residencias de ancianos sólo contribuyen una modesta proporción al aumento de resistencia a los antibioticos de las bacterias por los vertidos con restos de farmacos en las depuradoras de aguas residuales municipales en comparación con el peso del vertido que llega desde los hogares privados. Y es complicado resolver el problema, debido a lo difuso de la fuente contaminante y a las inveteradas costumbres de consumo de drogas tanto para animarnos como para tranquilizarnos. El problema se genera en casa, es una cuestión de creencias. Más vale saber que la panacea de la pastilla que nos tranquiliza o de la droga que nos anima, contamina el agua. Y luego, decidir.
Si han consultado el enlace más arriba integrado, relativo a las bacterias, habrán comprobado que aguas abajo de la planta investigada, la cantidad de organismos resistentes a los antibióticos detectados era muy considerable, lo que demuestra también en este caso, la ineficacia de los tratamientos convencionales de las depuradoras domésticas para eliminar muchos tipos de contaminantes emergentes, así como su contribución a la propagación y desarrollo de resistencia a los antibióticos en microorganismos presentes en los ecosistemas acuáticos. Y ello repercute en el aumento de los genes resistentes a los antibióticos tanto en los seres humanos que usen esas aguas o rieguen con ellas, como de los animales que las consuman.
Algo hay que hacer para resolver el problema.
Afortunadamente, los seres humanos nos organizamos para resolver los problemas cuando éstos se convierten en amenazantes. Y algunos lo divulgamos. Eso nos permite escribir este post: en este caso, se abren cada vez más líneas de investigación para el desarrollo de nuevos tratamientos que permiten eliminar este tipo de contaminación. La fotocatálisis demuestra que la naturaleza descontamina naturalmente.
No hay más que copiarla para conseguir el mismo efecto, y eso es lo que hace la fotocatálisis, eliminar contaminantes como los óxidos de nitrógeno, de azufre y los compuestos orgánicos volátiles (hidrocarburos), mediante un proceso de oxidación alimentado por la energía solar. La fotocatálisis convierte la energía solar en energía química en la superficie de un catalizador, generando reacciones de oxidación y de reducción.
En el asunto que nos ocupa, las investigaciones más avanzadas apuestan por realizarla con óxido de titanio, pues creen firmemente que puede reducir la contaminación microbiana en el agua, los temidos microcontaminantes y además se está demostrando eficaz en la oxidación de contaminantes emergentes. Tan buena noticia, aún lo es más si tenemos en cuenta el potencial aún por desarrollar de la reutilización de las aguas tratadas en depuradora en ámbitos agrícolas, industriales y de jardinería urbana y privada. Si esta fuente alternativa al suministro de agua “limpia”, encuentra insalvables escollos en las exigencias legales de calidad para ser usada, con este tratamiento, podrían salvarse algunos escollos importantes. Por ello, ese incremento de los requisitos legales para autorizar los vertidos de aguas residuales permite valorar en serio la posible aplicación del proceso fotocatalítico como tratamiento terciario de desinfección en una depuradora y como tratamiento de degradación de dichos contaminantes. Aunque existen otras tecnologías avanzadas de oxidación basadas en ozono y UV/H2O2 no existen en cambio publicaciones sobre aplicaciones fotocatalíticas en desinfección de aguas y eliminación simultánea de contaminantes emergentes.
Puede decirse por tanto, que existe un interesante campo de estudio sobre la potencial aplicación de los procesos fotocatalíticos como tratamiento terciario en la regeneración de aguas residuales depuradas con vistas a su reutilización. Seguiremos con interés los avances en esta importantísima faceta de la gestión del agua del futuro. Ojalá la seducción de los resultados de los avances científicos reseñados se combine pronto con la seducción del deprimido y del que quiere animarse. En el primer caso, el talento produce resultados seductores con facilidad. La seducción del segundo caso, solo puede venir de un cambio de creencias limitantes: se puede vivir en calma sin consumir tantas drogas calmantes o animantes. Cuantas más plantas y menos Prozac usemos, mejores agua y salud tendremos. Mientras las creencias sigan limitando, fotocatálisis
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