Días aciagos. Interminable incertidumbre con el niño Julen en el fondo del pozo. Mal sabor en la boca a agua que no desemboca. Un niño “desaparece” en un sondeo profundo en una finca de Totalán, en la la provincia de Málaga. Drama nacional. Ingente movilización de la ingeniería civil, minera, electrónica y mecánica. Los geólogos escudriñando palmo a palmo la composición de los estratos. Autoridades, policía, vecinos, gente común…todos aportan su apoyo. El niño del pozo de Totalán, se ha sumergido en
la lorquiana agua que no desemboca. Y allí, en el fondo del angosto sondeo, ni siquiera hay agua. Solo esperanza y durísimo trabajo solidario.
Metáfora de la muerte la de Lorca. El agua que desemboca es el leit motiv del poema titulado “Niña ahogada en el pozo”, incluido entre los que compusieron el libro póstumo de Federico, “Poeta en Nueva York”. El poeta adivina en la niña ahogada su propio proceso de descomposición vital. Que era similar al que él estaba entonces viviendo por asuntos amorosos. Y otea su propia muerte en el horizonte. Solo le quedaban seis años de vida.
El agua que da vida siempre desemboca en algún río o en el mar. La vida, mientras que lo es, siempre desemboca en el amor, en la solidaridad, en el altruismo y en el respeto. El agua fluye, como la vida, hacia la desembocadura.
Pero el agua que no desemboca, como la vida, se queda “fija en un punto”, como el niño caído en el pozo de Málaga. Y esa es la premonición de Federico, que por entonces lloraba con estos versos la pérdida de su amor. Porque ya le quedaba poco tiempo para desembocar sus aguas vitales en un olivar de Fuentevaqueros.
¡Cuántos niños han caído en los pozos! Terrible paradoja, la de perforar la tierra buscando la vida que da el agua, para encontrar esa agua que no desemboca. Para encontrar la angustia y a veces la muerte en el pozo.
Por eso es tan importante sellar bien los sondeos. Y hacerlo a conciencia cuando son profundos. Porque así eludiremos encontrar agua que no desemboca. Es lo que merecemos todos, pero mucho más los niños ahogados en los pozos. Porque hoy sufrimos con el niño caído en el pozo de Totalán. Y mañana… ojalá no tengamos que volver a sufrirlo nunca más.
Nuestro apoyo y solidaridad con los padres y allegados. Y nuestra felicitación a esa ola solidaria que nos hace enorgullecernos de ser españoles. Así que, esperemos que la premonición de Federico sirva de aldabón que resuene en la conciencia de todos los que encarguen y realicen sondeos. Para que los sellen bien. Y para que si remueven el terreno y se los encuentran, los vuelvan a sellar.
Leed ahora a Federico y oid después, si os apetece, la versión que Enrique Morente y Lagartija Nick hicieron de este poema en su Omega, ese disco que rompió el flamenco.
Así liberaron Lorca y Morente el agua que no desemboca de todos los pozos del mundo.