Hoy navegamos por un lago de versos.Y al umbral de nuestra casa de la poesía del agua se acerca, un poeta mexicano del siglo XX. Es Salvador Novo quien hoy atiende nuestra sincera invitación. Merece por ello, ser acogido con emoción y respeto. Ese respeto que merece quien recibió en 1967 el Premio Nacional de Literatura.
Novo aportó a la poesía de su época una bocanada de aire y fresco y puro. Ese que hoy respiramos en su lago
Y lo hizo con su vanguardista humor mexicano. El que, en sus versos, le permitía reírse a medias del modernismo imperante. Así se ganó a pulso el título de «Oscar Wilde mexicano«. Más merecido aún si cabe por su apasionado amor por la literatura inglesa.
Fue poeta integrado en la cuadrilla de los contemporáneos. Y su poesía fluyó libre y ufana hasta las orillas del surrealismo. Son las que unen y separan el agua y la tierra
Y en ella compuso el poema que hoy nos ofrece. Al lago taciturno de su vida ante el que tiende, alegre, su sonrisa. El que hoy aquí proyectamos sobre la, a veces, también taciturna laguna de Apoyo, en Nicaragua.
Poema de sensaciones, poema surrealista. Versos cuya ironía nos enlaza con la sátira. Con ella nos traslada Novo hasta la otra orilla del lago.
Y allí encontramos a los estridentistas de Maples Arce. Afortunadamente, al regresar al punto de partida, por el lago nos cruzamos con los infrarrealistas. También así podemos disfrutar en sus aguas de la compañía de los míticos detectives salvajes de nuestro admiradísimo Roberto Bolaño
Lorenzo Correa
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