Los ríos y la vida para un poeta de México


México es un venero inagotable de poetas. Y de ello damos fe en esta sección en la que tantos vates nacidos en esas tierras tienen su asiento.

Hoy le toca el turno al periodista y diplomático. Luis Gonzaga Urbina, que vivió y escribió en entre los siglos XIX y XX. En esa convulsa época se movió entre México y España, con breves estancias en Cuba y Argentina.

Es poeta de adscripción incierta, entre romántico contenido y pudoroso modernista sobrio. Por eso siempre se quejaba de ser considerado un romántico por los modernistas y viceversa. Tal ambigüedad le llevó a la soledad,  aunque su obra alcanzó gran popularidad en los inicios del siglo XX. No en vano Alfonso Reyes, una de las glorias poéticas de México, le tuvo siempre por persona de “rara penetración”.

El poema que hoy reproducimos, rinde homenaje perenne a quien mantuvo las esencias de lo mejor del romanticismo y del modernismo. Pero también es una alabanza al río. Porque su autor es otro de los cautivados por los cantarines cauces de los ríos de México. Y por extensión de todos los ríos, que acaban siendo el río

Por eso, en este soneto, titulado “Nuestras vidas son los ríos” nos describe su seducción por el río y por la vida. Y nos transporta a paisajes fluviales sosegados. Pero también salvajes y destructores. Y con la remembranza del camino recorrido, pretende retardar su desembocadura en el mar, que es el morir, como escribió Manrique.

Leamos estos sentidos versos y dejémonos transportar por el río de la vida. Para llegar serenos a perdernos en el mar.

Y disfrutemos de la sensibilidad del autor, gloria de México, a la que su sobriedad no ensombrece en absoluto. Notando la ilusión del río cuando advierte próxima su llegada al mar. Y el relax que le produce caer en ese remanso eterno. Para descansar de las duras batallas que sus aguas debieron de librar desde que cayeron del cielo.

Viaje de inesperados accidentes, nunca igual, jamás repetido. Como la vida. Por eso nuestras vidas son los ríos, que van a dar a la mar, que es el morir. Pero siempre para renacer y volver a la vida desde cualquier nube pasajera. La vida y los ríos, para un poeta de México

 

Lorenzo Correa

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