Un literato integral mexicano , poeta de raza, nos acompaña en este miércoles de acuática poesía. Nos transmite en su poema, un sentimiento de nostalgia por la nieve. Y así es como lo titula, rememorando los copos sueltos en el aire.
Se trata de Xavier Villaurrutia, uno de los componentes del grupo Contemporáneos, junto a, Jorge Cuesta, y Gilberto Owen. Triste y melancólico este Villaurrutia. Herido por la otra “nieve”, la que no cae en copos del cielo ni se convierte en agua cuando sube la temperatura. Pero el recuerdo de esa nieve en polvos blancos era al final que le incitaba a escribir bellos poemas como este. Tristes pero bellos.
Pero esa nostalgia de los copos de nieve que hoy nos destila poesía verso a verso, es parte de otra más profunda. La nostalgia de la muerte, que es el título del poemario donde se insertan estos versos que caen en el alma como copos de nieve.
En este poema nevado, todo es sepultado por los copos al caer a tierra. El agua tintada de blanco tiene la suficiente solidez para actuar como una mortaja que todo lo tapa. Hasta el polvo en el que todos nos convertiremos. Por eso el poeta trasladó la nieve al cementerio en otro de sus celebrados poemas nostálgicos.
Y volvió a cubrir de agua sólida lo que en el camposanto cubre la tierra. Sombras blancas proyectadas sobre sombrías sepulturas. El agua lo abraza todo y a todo se amolda, vivo o muerto.
Copos de fúnebre belleza aterida por el frío. Agua romántica que todo lo envuelve. Tratado por un maestro de la muerte como Villaurrutia, siguiendo la estela de la decadencia poética iniciada por Amado Nervo y rematada, valga la expresión, por los estridentistas redivivos en detectives salvajes de nuestro admirado Bolaño.
Se acerca, en este año de la muerte, el Día de los Muertos, efemérides mexicana por excelencia. Y con los copos de su frialdad, esparcidos con maestría por Villaurrutia, nos vamos preparando para su celebración
“A nada puede compararse un cementerio en la nieve. / ¿Qué nombre dar a la blancura sobre lo blanco?”
No tuvo nostalgia del río sin peces, como su compatriota Rosario Castellanos, sino de los copos de la nieve.
Lorenzo Correa
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