Tensión social, nueva constitución, pandemia y mega sequía. Son cuatro de las noticias más destacadas que Chile nos ofrece en estos dos primeros años de la segunda década del siglo. El agua, en este caso su ausencia, y la política vuelven a protagonizar el presente y el futuro del fascinante país andino. Como lo hicieron en el pasado.
Porque del pasado reciente viene la solución, aún hoy vigente a la manera a de gestionar el agua. Una solución política, como es lógico, de la que ahora toca ocuparse con ocasión de la redacción de la inminente nueva constitución. Y, por desgracia, del pasado, viene también una sequía que no se acaba, de la que hoy hablamos aquí ya por quinta vez.
En dos ocasiones hemos traído a estas páginas la elucidación de una solución técnica que puede ayudar a resolver el problema de la ausencia sistemática de precipitaciones. Es la inyección de acuíferos ideada y elaborada y patentada por la empresa Aguas del Pacífico. Lista está para probarse y demostrar su indiscutible valía. Hoy, explicaremos aquí la situación de la chilena ciudad de Temuco, un lugar donde en breve podría ponerse en marcha la maquinaria de inyección acelerada de acuíferos que dista mucho de la muy lenta producida por la infiltración natural o por balsas de infiltración.
Pero, para entender bien todas las claves del problema, recordemos antes el pasado de la política chilena del agua
En el artículo 19.24 de la actual Constitución se indica que «la libertad para adquirir el dominio de toda clase de bienes, excepto aquellos que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres o que deban pertenecer a la Nación toda y la ley lo declare así«. El agua, entre otros bienes naturales debería quedar fuera de este artículo. Pero no es así, porque más adelante se dispone que ‘los derechos de los particulares sobre las aguas, reconocidos o constituidos en conformidad a la ley, otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos’.
Esta es la conocida “excepción chilena del agua”. Lo que diferencia su gestión de otros países. Porque el Código de Aguas de 1980 creó la figura de «derecho de aprovechamiento» que permite la gestión privada del agua, otorgando derecho de propiedad sobre ella. Lo que, en la práctica, significa la privatización del agua, aunque con la ley en la mano, el agua sea un bien nacional de uso público y por ello, un bien común. Esta “contradictio in terminis”, reside en que la Constitución actual determina la propiedad sobre los derechos de aprovechamiento. Caso único en la manera de gestionar las aguas en la historia de la civilización occidental.
Por esta razón, aprovechando la reforma de la constitución, todo el espectro político está de acuerdo en reformar la administración del agua y priorizar su uso para consumo humano. Las diferencias están presentes en la manera en que se deben gestionar las concesiones de agua.
Desde el partido de centroderecha, Evópoli, se propone que el Congreso pueda limitarlas, mientras que el partido de centro Democracia Cristiana pretende prohibir que sean aceptadas como «propiedad». Por su parte, el partido de izquierda Convergencia Progresista propone reservar volúmenes mínimos de agua para consumo humano. La realidad es que la semana pasada se celebraron las votaciones para elegir a los redactores de la nueva constitución. Y el resultado fue que la candidatura de ciudadanos independientes ganó casi un tercio de los escaños (48). Las dos grandes candidaturas de la oposición, Apruebo Dignidad y Lista del Apruebo lograron 28 y 25, respectivamente. Mientras que la candidatura Vamos por Chile, apoyada por el presidente Sebastián Piñera, alcanzó 37 escaños.
Así están las cosas. Ahora debe acordarse entre los electos la manera en que la nueva Constitución declarará al agua como bien común. Y considerará prioritaria tanto su protección como la satisfacción de necesidades básicas. Para ello, habrá que modificar el vigente articulado y establecer restricciones a la propiedad privada sobre las concesiones actuales. Y señalar las nuevas competencias estatales sobre bienes comunes, restringiendo unos derechos de propiedad que hoy están por encima de las normas estatales de protección de bienes públicos. Para ello, será necesario modificar el Código de Aguas, que es el instrumento que hace operativo el carácter privado de las aguas y que no necesariamente se deroga con una nueva Constitución
Por eso, la desprivatización del agua es uno de los puntos que se contemplan en la llamada Constitución Ecológica, redactada por organizaciones no gubernamentales y que se basa en la declaración del agua como derecho humano.
En este contexto se inserta la actual situación de extrema sequía en Chile, que agudiza las aristas del debate político, ya que genera enormes tensiones entre usuarios domésticos, regantes y usuarios industriales entre los que destacan las grandes empresas mineras. Los años van pasando y la sequía persiste. Los acuíferos se agotan por sobrexplotación, los embalses no reciben caudales por ausencia de nieve en las cumbres andinas y la economía del país se resiente. Y esta complicadísima situación se agrava por la presencia terrible en todas partes de la pandemia y sus secuelas.
Como ya hemos indicado más arriba, desde futurodelagua.com hemos dedicado varios artículos a explicar y divulgar una solución que podría y debería ser puesta en práctica cuanto antes para paliar los problemas existentes. Es la recarga de acuíferos mediante inyección, cuyas características técnicas pueden conocer o recordar en este enlace.
Debido a la situación legal aún vigente, en Chile, como ya hemos indicado, los caudales destinados al abastecimiento de la población son gestionados por empresas concesionarias privadas. Y la mayoría son multinacionales. Hoy divulgaremos el caso de la ciudad y la región de la Araucanía. Está dividida en dos provincias, Cautín y Malleco. Y se compone de 32 comunas. Su capital es Temuco. Este es un claro ejemplo de cómo la inyección de acuíferos podría resolver la angustiosa carencia de agua en la región. Un caso ampliable a muchas ciudades y regiones chilenas.
Uno de los recursos hídricos superficiales más importantes de la región se genera en el lago Villarrica, ubicado al sureste de la Provincia de Cautín y al norte del Volcán Villarrica. Su superficie es de 176 km². Tiene forma de elipse de eje mayor 23 km y menor 11 km. Fue descubierto en 1551 por Pedro de Valdivia. Su embalse natural procede de la presa generada por una morrena terminal de la última glaciación. Se nutre de las aguas del río Pucón, que resulta de la confluencia de los ríos Liucura y Trancura. Ambos nacen en la cordillera situada al este del lago.
Pues bien, hoy en día, el lago Villarrica, se encuentra en su nivel más bajo. Y es otro ejemplo de cómo la sequía está arrasando con la tradicional fuente de abastecimiento de Chile. Los recursos superficiales, hasta hace poco casi infinitos gracias a las nieves andinas, hoy están en su peor momento. Ello significa que los acuíferos se han convertido en la solución de emergencia para resolver los acuciantes problemas de falta de recursos. Pero ellos también comienzan a estar sobreexplotados.
Vayamos a la capital de la región, Temuco. La empresa que gestiona el agua es la japonesa Marubeni. Su filial que en Chile se denomina “Aguas Nuevas”. Abastece de agua a 400.000 habitantes, fundamentalmente con recursos subterráneos del acuífero local. Pero desde el año 1990, el acuífero ha visto descender su nivel en más de 70 metros. Y sigue bajando. Por esta razón, la mayoría de los pozos de abastecimiento o ya no disponen de agua o tiene cada vez menos. Si la situación no mejora o se articula otra solución, al acuífero le quedan, como mucho, 5 años de vida
Este es un buen lugar para ensayar la solución de inyección de acuíferos. Y en ello están los representantes de la compañía abastecedora y de los promotores de la solución, Aguas del Pacífico. El único problema existente para iniciar los trabajos, es el derivado del pago de las actuaciones a realizar. Ya sabemos que por ahora, estas inversiones deben proceder de particulares, y en ello se está trabajando. Porque es posible recargar mediante inyección el acuífero, utilizando los caudales que van al mar a través del río Cautín. Veamos cómo se puede hacer.
Tradicionalmente, el agua domiciliaria de Temuco se derivaba del rio Cautín. En 1990, debido al gran incremento demográfico, creció la demanda de caudales. Y a su vez, se incrementó la contaminación del agua del río. La potabilizadora existente fue incapaz de tratar los caudales necesarios para el abastecimiento. Ella no estaba diseñada para eliminar determinados elementos contaminantes. La solución, fue extraer del acuífero. La mejor calidad de estas aguas, provocó que se dejara de derivar del río y se incrementara la extracción mediante un gran número de nuevos pozos.
Solo había que clorar el agua y con poco más añadir, ya era potable. Se creyó que el problema estaba resuelto de una manera sencilla y barata. Pero, con el tiempo, esto nunca es así. Al extraer más agua de la que se infiltraba, el nivel freático comenzó a descender sin remisión. Y Temuco tuvo la mala suerte de tener poca agua debido a la sequía, ya que la superficial del rio estaba contaminada y no era apta para consumo humano sin un tratamiento de alto costo. Y la subterránea se había escondido en las profundidades de la tierra.
La original Temuco, fundada hace 130 años con motivo de la colonización de la Araucanía por parte del gobierno chileno, se convirtió en la actual urbe de casi medio millón de habitantes. Inicialmente, se creó una ciudad en la que se mezclaban muchas nacionalidades. Eran los colonos llegados en 1883. Suizos, alemanes, franceses y españoles, con italianos y holandeses en menor cantidad.
Chile quería poner en producción una vasta cantidad de tierras muy fértiles y de selvas impenetrables. Los pueblos autóctonos de la Araucanía no necesitaban hacerlo. Eran pocos, y no practicaban la agricultura ni la ganadería. Por eso los europeos llegaron para sembrar y cuidar rebaños. Era el progreso traído de la mano de agricultores y ganaderos importados. Con su esfuerzo y dedicación, crearon una feraz y productiva zona agrícola. Y La Araucanía se convirtió en el granero de Chile. Los beneficios de las exportaciones de granos a Europa en la primera y segunda guerra mundial, generaron abundancia y bienestar. Entonces aún había agua para todo y para todos.
Como ocurrió un siglo antes en las Nuevas Poblaciones de Andalucía, siguiendo las enseñanzas de los ilustrados se fundaron pequeñas colonias para los diferentes gremios. Y hubo que conectarlas mediante caminos carreteros y de hierro. Las ciudades comenzaron a crecer en la región. Los bosque frondosos e impenetrables dieron paso a extensas zonas de cultivo. El paisaje fue rediseñado por la mano del ser humano. Es la actual mayor zona productiva de trigo avena y cebada. Al elevarse las temperaturas con motivo del calentamiento global, se pudieron ir cultivando productos antes impensables, llegándose el auge de la fruticultura.
Pero el problema comenzó cuando el calentamiento global obligó a desplazar en los últimos 10 años estas plantaciones al sur del país. Y se creó la frutícola Araucanía. Ahora,se cultivan fresas, arándanos, moras, frambuesas, manzanas, cerezas, nogales y últimamente, el avellano europeo. Sin embargo, tan bello paisaje exige regar efusivamente tierras que antes no se regaban más que con la lluvia. Pues bien, hoy en día toda esta extensa área frutícola depende para su subsistencia del agua subterránea. Porque el clima ya es el ideal para su crecimiento.
Temuco significa “aguas del temo” en lengua mapuche, por el temo palo colorado, árbol típico de la selva primigenia en la lengua nativa. Y está situado en la ribera norte del río Cautín. Es equidistante del mar y de la cordillera. Y fue el centro y capital de toda la red colonial, como La Carolina lo fue de las Nuevas Poblaciones de Andalucía. Es un importante nudo viario y ferroviario, conectado con todo Chile. Por todo lo expuesto, la explosión demográfica de Temuco ha sido una de las mayores de Chile. Y la gota que ha colado el vaso de la carencia de agua.
La mega sequía que afecta al país desde hace 10 largos años. Y continúa agudizando las dificultades de supervivencia para los agricultores y ganaderos de Chile en general y de Temuco en particular. Porque la zona sur en la que se ubica ha pasado de gozar de generosas precipitaciones a sufrir por su caída en más de un 40%. Es decir se ha pasado a no tener necesidad de regar a no poder regar cuando es necesario. Las precipitaciones que ahora son normales, son cortas e intensas. Aunque aún algún agricultor puede sembrar y esperar las lluvias sin la necesidad de riego, ya no es así en el caso del grano.
En cualquier caso, solo es posible sobrevivir si se dispone de una red de riego tecnificado. Y éste tipo de redes aumenta los costes enormemente a agricultores acostumbrados a no tener que regar o a regar por gravedad. Por ahora, no es posible para ellos acceder a este tipo de solución. Pero la ganadería es la más afectada ya que por lo general las praderas solo disponen de la aportación de las lluvias para su riego. Y eso vale tanto para los pastizales de valles como para los de laderas.
Respecto al abastecimiento urbano, como ya se ha indicado anteriormente, tanto en zonas urbanas y rurales hoy en su mayoría está cubierto, en las ciudades por compañías privadas de aguas, y en las zonas rurales a través de los APR, (Aguas Potable Rurales). Y ellos son precisamente los más afectados con la “eterna” mega sequía. Tanto, que la mitad de estas compañías abastecedoras rurales o dispone de caudales muy reducidos o directamente no tienen agua que suministrar a la red urbana. La única solución reside en camiones cisterna que llenan periódicamente los depósitos de almacenamiento y distribución.
En el caso de zonas aledañas a Temuco los APR son alimentados a través de camiones aljibes desde el acuífero. Pero su disponibilidad de agua es, como ya hemos indicado, cada vez más escasa.
Por eso, la inyección de acuíferos se presenta como una solución perfecta en una gran mayoría de las zonas con carencia de agua. Y en particular en Temuco. Porque en Chile el 85 % de las aguas de lluvia, acaban llegando al mar. Ni hay embalses reguladores suficientes, ni socialmente ya es poco factible construir más sin enfrentarse a una cadena de protestas de los sectores ambientalistas. Si se consiguieran construir, en el mejor de los casos, habrá que esperar muchos años para que comenzaran a funcionar. Porque se entablarían infinitos pleitos contra la administración o la entidad gestora de los mismos. Y Chile no tiene tiempo. No se puede esperar dos décadas hasta que los embalses se encuentren operativos. Hay que hacer algo rápido. Porque las consecuencias de la sequía ya son dramáticas.
En el caso de Temuco, el rio Cautín hoy transporta los caudales medios más bajos nunca registrados. Del orden de 10 m³/s en este mes de mayo. Sin embargo, lo normal sería que transportase más de 50 m³/s. Además, los caudales máximos de este cauce, que proceden de su cuenca nival andina, son de 700 m³/s.
Ahora estos caudales son un recuerdo de las añoradas avenidas extraordinarias. De todas formas, en invierno el río aún recoge de la cuenca caudales suficientes. Y ellos que le permiten durante bastantes días llevar al mar un agua que nadie aprovecha . Porque, por supuesto, el Cautín carece de embalses de regulación.
Y aquí nace la propuesta de la empresa Sociedad Aguas del Pacífico SpA para que se utilice su sistema mecánico de inyección. Con él, podrá derivarse parte del caudal, respetando siempre un caudal mínimo ambiental, para ser inyectado directamente al acuífero. Así se generará una gran reserva subterránea. Estimada en unos 52 millones de m³/año (52 hm³/año), por equipo de inyección.
Adoptar esta solución práctica, respetuosa amigable con el medio ambiente y de rápida instalación, que no deja ninguna huella de carbono en el desarrollo del proceso de inyección, es imprescindible para revertir la situación actual. La solución planteada para el acuífero de Temuco representa un importante botón de muestra. Y sería ampliable a las 101 cuencas chilenas que se encuentran en la misma situación, o más grave, que la del sur de Chile. Sobre todo, las de la zona central. Porque en ella se ubican las grandes producciones de paltas, cerezas, uvas, nectarinas y nueces, entre otras. Que forman parte de las exportaciones frutícolas más importantes del país. Y que hoy, a causa de la mega sequía prolongada imperante, genera pérdidas de ciento de millones de dólares.
Ojalá veamos pronto implementada esta solución. Porque facilitará sin duda la salida del atolladero en que se encuentran regantes, industriales, abonados urbanos. E incluso el propio Estado, ante la creciente presión social derivada de la gestión del agua. Y será de gran ayuda en la recuperación de la economía en tiempos de pandemia. Un paso más en el camino correcto del futuro del agua.
Lorenzo Correa
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