¿Qué hacen en India para evitar la sobreexplotación de acuíferos?


La gestión solidaria, igualitaria y libre del agua no es sencilla en ninguna parte. Pero es aún más complicada si cabe en países subdesarrollados y/o superpoblados. Además, la pandemia de la COVID-19 empeora todavía más las condiciones de trabajo de los gestores aún lo hace Hoy nos ocuparemos de elucidar sobre cómo lo hacen en India, paradigma de los países más afectados por la pandemia, con variante autóctona incluida.

Solo con un dato, se comprende la dificultad indicada. En India habita el 16% de la población mundial, pero no disponen más que del 4% de los recursos de agua dulce del mundo. Como siempre ocurre cuando los recursos son escasos y las necesidades son infinitas, las aguas subterráneas son el objeto del deseo de los que no disponen de agua para cualquier tipo de uso.

Los acuíferos, a diferencia de los ríos o embalses, no alarman a quienes los visitan cuando están exhaustos. Un embalse vacío o un río seco, son señales visuales inconfundibles y por ello, encienden todas las luces rojas de peligro. Pero un acuífero sobreexplotado no da ninguna señal visual de atención, porque el agua contenida no se ve desde la superficie de la Tierra.

El último siglo ha contemplado el desarrollo de técnicas de extracción cada vez más potentes y los pozos han llegado a profundidades abismales para buscar el oro líquido allá donde se esconda. Las bombas de gran potencia extractiva han dado una solución, lamentablemente temporal, al problema en muchos lugares. Energía convertida en agua. Pero una gestión inadecuada, está acabando con muchos acuíferos y con lo que se creía era la solución definitiva para aliviar la escasez. Y los precios de la energía, tampoco ayudan a mejorar la situación

Es obvio señalar que también en la India la extracción de agua subterránea ha ido aumentando sin parar desde que comenzó este siglo. Sin embargo, el tiro de salida  en esta loca carrera se dio en dio en la década de los 60 del pasado siglo. Fue cuando el gobierno decidió dar apoyo a la «revolución verde». Tan maravillosa iniciativa para dotar de una alimentación adecuada a todos los habitantes del país, tuvo sin embargo su parte negativa. Y esta fue, como adivinarán, la extracción masiva de aguas subterráneas para regar los nuevos terrenos de cultivo.

Ello exigió ambiciosos planes de electrificación rural para alimentar las bombas que penetraban la tierra por doquier. El resultado es que en los últimos 50 años, el número de pozos ha pasado de 1 a 20 millones. El resultado es que India es el mayor usuario de agua subterránea del mundo.

El organismo público que gestiona los acuíferos es la Junta Central de Aguas Subterráneas. Nos dicen con preocupación que cerca del 17% de las masas de agua subterránea están sobreexplotadas. En ellas, lógicamente se extrae más de lo que ingresa. Del resto, entre el 5% y el 14%, están muy cerca de la sobreexplotación. Por la tanto, la tercera parte de los acuíferos están dando señales alarmantes de peligro de subsistencia. Las zonas más críticas se ubican en el noroeste, oeste y sur de la península.

Además de la escasez, las desgracias nunca vienen solas, la contaminación de los acuíferos es también alarmante. Y a todas estas malas noticias se suma otra terrible. Es la creciente ocurrencia de fenómenos de intensas precipitaciones, muy irregulares en las zonas más secas. Negro panorama en un país en el que los acuíferos suministran agua al 85% de los usuarios domésticos rurales. También a casi la mitad de los que residen en ciudades. Y a más del 60 % de los usos agrícolas y ganaderos.

Por estas razones, la gravísima sobreexplotación actual amenaza directamente el bienestar y la  salud. Pero también la posibilidad de alimentarse de la mayoría de la población.  Estas tensiones, generan incomodidad, enfermedad y ruina. Y ello obliga a abandonar los lugares de residencia y  lanzarse a la emigración. Con las terribles secuelas de miseria, incertidumbre y desarraigo que conlleva

Para remediar estos males, instituciones internacionales como el Banco Mundial ofrecen su ayuda al gobierno indio. Pretenden mejorar la gestión de los acuíferos en los lugares más imprescindibles. Veremos ahora lo que hacen y cómo lo hacen. Porque estas prácticas pueden ayudar a salir del problema a otros países que se encuentren en similares condiciones.

Como era de esperar, primero se ha designado un centro investigador competente en estos menesteres. El elegido en este caso ha sido el prestigioso Instituto de Crecimiento Económico (en inglés, IEG). Se trata de una institución autónoma y multidisciplinaria de investigación y formación avanzadas de gran reputación en la India en los ámbitos del desarrollo económico y social. Fundado en 1952, consta de 23 científicos sociales. Entre ellos se cuentan economistas, demógrafos y sociólogos, con los que trabajan codo con codo investigadores de todo tipo.

Su objetivo es desarrollar aspectos emergentes en la vanguardia del interés social y político. Así, actúan en campos tan diversos como la agricultura y desarrollo rural, el medio ambiente y la economía de recursos. También en la globalización, el comercio, la industria, el trabajo y el bienestar. Por último también investigan sobre las políticas y los modelos macroeconómicos, así como sobre la demografía, la política de salud, el cambio y la estructura sociales.

En el caso que nos ocupa, el IEG ha optado por implementar soluciones integradas de oferta y demanda. Los botones de muestra para aplicarlas se encuentran en los estados de Rajasthan, en el norte, Telangana en el centro y Andhra Pradesh en el este del país.

Los trabajos realizados anteriormente sobre planificación de la gestión de las cuencas, recarga de acuíferos y eliminación de fugas en depósitos y conducciones no dieron el resultado deseado. Aumentar la oferta, continuó siendo insostenible. Desde el IEG creyeron que donde había que actuar era sobre la demanda. Porque es la única opción para que la construcción de más presas y balsas de riego sirva para algo. Por ello, se comenzaron a implementar sistemas de riego eficientes y a modificar el tipo de cultivos para plantar semillas de productos que requieran menos agua para crecer. En suma, se apostó por reducir la demanda con medidas tecnológicas avanzadas.

Pero esto solo es una parte de las medidas. Las otras, sin legales. Si la legislación vigente es laxa o inexistente para limitar las demandas, es natural que estas se incrementen sin cesar,  La creación de la EMA en usa o la publicación de la Directiva marco del agua en Europa son ejemplos claros de que unas leyes potentes, respetadas y por supuesto, justas, son la clave para que las costumbres (malas) empiecen a virar hacia lo bueno. Si las aguas subterráneas no son visibles desde el terreno ni tampoco se hacen visibles desde los textos legales, se utilizarán sin tasa con el resultado conocido: que desparecerán de los acuíferos. Y eso significa tanto escasez de agua como subsidiencia del terreno en muchos casos. Ruina económica, social y ambiental.

Y esta es una lección importante para los países menos desarrollados, que tampoco lo son en cuanto a sus leyes ambientales. Legislar también sobre los usos y la gestión del agua. Solo así puede detenerse la perforación  infinita de pozos cada vez más profundos para poder regar los terrenos ocupados por la expansión de las zonas cultivadas. Regar para comer, hasta que se acabe el agua. Entonces no habrá ni agua no comida. Y habrá que volver a empezar excavando más profundo y buscando el agua en otros acuíferos que seguirán irremisiblemente la misma (mala) suerte

Para evitarlo, el gobierno de la India decidió regular la explotación de aguas subterráneas en estados con estrés hídrico mediante el blindado protector de acuíferos altamente sobreexplotados que restringen el desarrollo de nuevas estructuras de aguas subterráneas. Con la única excepción de captaciones destinadas al abastecimiento humano. La idea es muy loable, pero del dicho al hecho va mucho trecho. Por eso la realidad nos vuelve a golpear. Porque actualmente solo se protege el 14% de los acuíferos sobreexplotados en el país.

Por ello hay que actuar rápido fortaleciendo la participación y los derechos de todos los usuarios en la gestión de las aguas subterráneas. Así lo ha hecho el Banco Mundial en la India, financiando la implementación de una Gestión Participativa de las Aguas Subterráneas (PGM).

Con ella, se empodera a las comunidades en los acuíferos más en peligro. Esto se hace a través de las concesiones de caudales concretos, justificados y sostenibles a los usuarios. También de la concienciación comunitaria, del desarrollo de capacidades. De la mejora del conocimiento y de la motivación para la regulación social. Y por último, integrando la implementación de acciones coordinadas.

Cada día aparecen tecnologías más punteras para solucionar los problemas de la  gestión del agua. La investigación avanza sin pausa. Recordemos el caso de Chile, que está viviendo décadas ya de dramática sequía. Allí es la inyección de acuíferos la que pretende resolver el problema. Pero topa con el problema de la financiación. Eso demuestra que si las administraciones de cualquier nivel se deciden a colaborar aportando presupuestos. En Chile está costando mucho. En India, también.

Apostar por actuaciones sostenibles que limiten la demanda sin afectar al consumo básico y solidario es el reto de futuro. Unas administraciones locales respetadas, transparentes y honradas. Esta es la base sobre la que deben aplicarse las soluciones que ya existen en el mercado. Porque el exceso de oferta no soluciona casi nunca nada. Y por mucha oferta que se haga, no se consigue equilibrar la balanza del déficit que dejan las sequías, las pérdidas en redes y los usos abusivos e ilegales.

Entonces la sobreexplotación aumenta. Porque tampoco es posible conseguir que las soluciones funcionen en zonas con acuíferos aluviales muy deseados para diversos usos. Imposible si no existe una coordinación en su explotación entre un gran número de usuarios. Y además, un árbitro respetado por todos que resuelva los conflictos..

En este sentido, las intervenciones del Banco Mundial apoyan la capacidad institucional local para la gobernanza del agua subterránea. Pero las actuaciones además de construirlas hay que mantenerlas. Y aquí el banco ya no interviene. Entonces, si las administraciones locales no disponen de presupuestos para ello, las actuaciones quedan como un monumento inútil. Que además, se va deteriorando con el paso del tiempo.

En nuestro caso de hoy, se han involucrado a dos instituciones locales en la gestión de las aguas subterráneas en India. Una es la Asociación de usuarios de agua (WUA) y la otra,  los comités de gestión de aguas subterráneas (GWMC).

Las primeras son instituciones oficiales con plena potestad para administrar las redes de riego tanto superficiales (embalses, canales y acequias), como acuíferos subterráneos. Están dotadas de asignaciones presupuestarias para mantener las redes y cobrar por ello a los usuarios. Sin embargo, los comités son agrupaciones sin potestades legales, que han sido creadas con ocasión de la aprobación de los proyectos apoyados por el Banco Mundial para facilitar el PGM.

Cuando las actuaciones financiadas finalizan, se deshacen  y dejan de actuar en las fases siguientes de mantenimiento y gestión. Por eso el reto está actualmente marcado en fortalecer a las instituciones locales para que estos comités continúen activos durante toda la vida de las actuaciones realizadas

Otro aspecto interesante en el que hay que trabajar es el de las subvenciones a la energía necesaria para arrancar y hacer funcionar las bombas. Disponer de energía pagada por el estado puede fomentar el derroche del agua y el consiguiente agotamiento de acuíferos sobreexplotados. Bastantes estados indios lo hacen. Proporcionan energía gratuita o fuertemente subsidiada (incluidas bombas solares) para bombear agua subterránea para el riego agrícola. Loable actitud, siempre y cuando cese de subvencionarse cuando el acuífero comience a dar señales de alarma o cuando el sistema, de riego no sea el adecuado.

Por todo ello, el futuro del agua subterránea en la India dependerá de reformas intersectoriales para integrar el nexo agua-energía-agricultura. Y para proporcionar los incentivos adecuados a los usuarios de agua. Para conseguirlo, hay que coordinar adecuadamente las políticas, el mercado y las regulaciones legales. Y rediseñar la manera de hacer llegar fondos públicos, que serán

Hasta ahora, la extracción masiva de agua subterránea ha ayudado a los núcleos rurales a poder comer y vivir de la tierra a acorto plazo. Pero si el tesoro subterráneo no se administra bien, solo será pan para hoy y hambre para mañana.

Sin embargo, sin una regulación legal que evite la sobreexplotación y un control exhaustivo del estado cuantitativo y cualitativo de los acuíferos, el acceso universal subvencionado a sus masas de agua podría conducir a su agotamiento.

Lorenzo Correa

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