Por cuarta vez en pocos meses, nos acercamos al océano de la mano de Raúl Villa. Las tres anteriores nos hizo aprender mucho de sendos aspectos relacionados con el fondo, la superficie y lo que navega sobre las aguas marinas. Supimos que el amoníaco será el combustible de los barcos del futuro. Conocimos la problemática de los contenedores que los buques pierden en sus travesías oceánicas. Y nos sorprendimos con todo lo que rodea a los cada vez más frecuentes lanzamientos de cenizas de difuntos al mar, que provocan un severo impacto ambiental en las aguas marinas. Hoy le toca escribirnos e ilustrarnos sobre las velas rígidas y las cometas de tracción. Una vez más, recomendamos la lectura de su artículo. Les aseguramos que merece la pena.
En el principio, solo era el viento
En los tiempos del auge naval español en la ruta de la Hispanidad, los buques dependían del viento para poder navegar Sin embargo, descubrimientos posteriores, unidos a la evolución del sector marítimo, suprimieron esa necesidad. Y ahora de nuevo, en un negocio naval siempre cíclico a lo largo de la historia, han vuelto una serie de técnicas que permiten la implantación de sistemas para la navegación auxiliados parcialmente por el viento.
Ya existen nuevos sistemas de propulsión con una parte eólica con los que se obtienen ahorros de combustible interesantes, y a los que se suman una serie de mejoras ambientales. Pero por ahora, de los aproximadamente 90.000 barcos mercantes de gran porte que navegan por los mares, tan solo entre 20 y 30 lleva montada una tecnología de este tipo.
La propulsión asistida ya está aquí
Los sistemas de propulsión asistida por el viento (WAPS, por las siglas en inglés de “Wind-Assisted Propulsion Systems”) aprovechan el viento disponible para generar un empuje de propulsión limpio, reduciendo la potencia necesaria del motor, y las emisiones contaminantes. En algunas velas, para obtener ese empuje se efectúa un control activo de la capa límite mediante succión, aspirando una pequeña cantidad de aire que se adhiere al flujo de aire de la vela. Así se generan enormes cantidades de sustentación, por lo que este empuje puede llegar a generar una potencia hasta seis veces superior al de una vela convencional.
Hace más de una década un grupo de estudiantes españoles de Ingeniería Aeronáutica tuvieron la idea descabellada de pretender instalar alas de aviones en los barcos, a modo de velas. Aunque en principio la ocurrencia no parecía muy viable, cambiaron de opinión cuando en el año 2010 vieron por televisión la Copa América de Vela.
Entonces observaron cómo una de las embarcaciones que disputaba la prueba poseía una vela rígida de sesenta metros de altura. Acto seguido para poder materializar su sueño buscaron dos socios: un astillero que fabricara la vela, Astander, y un buque donde instalarla, el barco teatro “La Naumon”. Así nacía la empresa “Bound4blue”, radicada en Cantabria.
Un siglo de vela rígida
Los orígenes de la idea de este tipo de vela se remontan a más de un siglo, aunque eso sí, el proyecto actual español posee ciertas mejoras, como es la existencia de un sistema de vela orientable ovoidal fabricado con materiales ultraligeros de aviación.
La vela rígida es un tipo de sistema de propulsión asistida por el viento que se basa en los mismos principios aerodinámicos que un ala de avión. Al exponerse al viento a un ángulo de ataque determinado, produce sustentación y reduce la resistencia. Y ajustando este ángulo, puede controlarse la sustentación y la resistencia.
Aunque depende de los modelos, todas las velas rígidas tienen las siguientes ventajas comunes:
- Capacidad para poder ser plegadas (o abatidas sobre cubierta), por lo que el calado aéreo de la embarcación no se ve afectado
- Ser totalmente pasivas (no se requiere energía para producir sustentación)
- Poseer una resistencia mínima.
Las claves para el éxito del sistema dependen del tipo de buque, de su número de velas, y sobre todo de la ruta concreta que se realice.. Todo es cuestión de poder aprovechar más o menos el viento. Por ello, las velas ofrecen menos ventajas en el Mediterráneo que en el Atlántico Norte o el Pacífico. Y por supuesto, si el buque es de línea regular,por lo tanto fija, será más fácil predecir el ahorro que se pueda obtener.
Tipos de sistemas existentes para propulsión asistida por el viento
Las soluciones más conocidas emplean generalmente elementos de vela rígidos, dispuestos verticalmente sobre cubierta. Poseen automatismos para orientarse hacia el viento, en la dirección más efectiva, de manera que puedan obtener el máximo rendimiento de forma autónoma, sean cuales sean las condiciones del viento existentes en cada instante.
Entre los nuevos modelos de aprovechamiento de viento existentes, destacan los tipos de vela “Wingsail” y “eSAIL”.
En este tipo de velas, el empuje obtenido es de tipo “convencional”, es decir, no existe ningún tipo de conexión de la máquina propulsora del buque con el mecanismo de las velas. El funcionamiento es muy simple: cuando el viento sopla, la vela provoca “empuje”. Tanto el mástil como la vela tienen gran parecido con las alas de los aviones (de ahí su nombre, “vela de ala”, en inglés). La gran diferencia que existe con los aviones radica en que en las aeronaves la posición horizontal del ala proporciona una propulsión hacia arriba. Mientras que en los barcos, al estar el ala en vertical, el impulso es avante. Un sistema informático y un conjunto de sensores controlan y manejan la vela para obtener la máxima propulsión.
El primer modelo, “Wingsail (o “fSAIL”), está formado por un mástil vertical telescópico y retráctil, alrededor de cuya estructura se montan unas “costillas” en horizontal. Entre cada una de ellas hay un panel plegable, y la vela se va estirando a medida que las costillas se separan.
El mecanismo de la vela despliega su estructura en dos minutos, y la pliega en uno y medio. Este intervalo de tiempo es suficiente para poder sortear obstáculos que puedan aparecer cuando se llega a puerto. Y además la vela en ningún momento reduce la visibilidad en la navegación desde el puente. Tampoco afecta al espacio disponible en el buque. Una de las características más importantes de la vela es que puede girar 360 grados para poder orientarse según las necesidades del viento.
Vela tipo “WingSAIL” (Fuente: Bound4blue)
El segundo modelo, la “eSAIL (el que porta la Naumon)”, es un tipo de sistema de propulsión asistida por el viento que se basa en el control activo de la capa límite mediante succión. Cuando el buque está influenciado por el viento, con la succión desactivada, solo produce resistencia, al igual que cualquier otra estructura que no genera sustentación. Sin embargo, cuando la succión está activa, aspira una pequeña cantidad de aire que se adhiere al flujo de aire de la vela. Así genera enormes cantidades de sustentación con baja resistencia.
La “eSAIL” produce entre seis y siete veces más sustentación que una vela convencional, con un consumo de potencia mínimo y sin ninguna complejidad mecánica. Al no tener cargas inerciales, vibraciones, ni movimiento constante, se garantiza un funcionamiento bastante sencillo y fiable.
Esta vela debe su nombre a las siglas en inglés (electric Sail with Aspirated Inner Layer), es una vela rígida, de aluminio y fibra de vidrio, equipada con un mecanismo de abatimiento y un sistema de control autónomo. Representa una tecnología rentable y validada en el sector para cumplir con las regulaciones de reducción de emisiones de la OMI. Su instalación es rápida y sencilla. Pero previamente se debe realizar un proyecto detallado de transformación del buque que debe ser aprobado tanto por una SC (Sociedad de Clasificación), como por el Estado de abanderamiento.
Posteriormente, se lleva a cabo el refuerzo y los trabajos eléctricos, como paso previo a la instalación del sistema. Dicha instalación puede realizarse a flote, durante una varada en dique, o en cualquier otra escala de puerto ordinaria, pues la operación dura menos de un día.
.Entre las ventajas existentes en la vela “eSAIL”, modelo por el que se está apostando más en la actualidad, destaca su gran coeficiente de sustentación (de entre seis y siete), comparado con el de un perfil simétrico estándar (de poco más de 1,2). De esta manera, de la instalación de una turbovela de 22 metros de altura se podría obtener una reducción del consumo de combustible de hasta un 30%.
El misterio de la vela rígida “eSAIL” radica en que en su interior alberga motores eléctricos que, al encenderse, succionan aire exterior. Se provoca un efecto de sustentación, por diferencia de presiones, mediante un flujo de aire que rodea al buque y que sobrepasa su propia resistencia aerodinámica. La vela al exponerse al viento a un ángulo de ataque determinado produce sustentación y reduce la resistencia. Ajustando este ángulo, puede controlarse la sustentación y la resistencia.
No obstante, y dejando de lado estos dos modelos de vela rígida, también existen otras alternativas. Una es el sistema de rotores verticales tipo “Flettner”, compuesto por grandes cilindros verticales que producen un empuje avante, a la vez que la propia presión del aire hace girar los cilindros. La superficie de un metro cuadrado de este rotor equivale aproximadamente a diez metros cuadrados de vela. Este tipo de auxilio a la propulsión ya ha sido instalado en algún mercante. Los ahorros certificados de combustible de cerca llegan casi al 8% anual, siendo también combinado con el uso de la propulsión eléctrica, y el gas natural.
Eficiencia de las velas rígidas
En cualquier caso, la efectividad de la propulsión asistida por el viento mediante velas rígidas depende de la capacidad de aprovechar la máxima energía eólica posible. En este punto, un factor importante radica en el gradiente vertical del viento. La velocidad del viento atmosférico disminuye al acercarse a la superficie, tanto del mar como de la tierra. Por ello, el poder disponer de una superficie vélica mayor en la parte superior de las velas, donde la velocidad del viento es más alta, podría suponer un mayor aprovechamiento de la energía.
Además, el beneficio que se pueda obtener de la velocidad del viento atmosférico reinante dependerá de la posibilidad de poder ofrecer toda la superficie vélica al flujo de viento de manera óptima. Pero esta condición sólo se produce cuando un barco navega adrizado.
De hecho, cuanto más se escora el buque, más se reduce la superficie útil. Y menos viento pueden aprovechar las velas, con lo que se reduce la fuerza vélica y, en consecuencia, el empuje.
Pero además del auxilio de las velas, los barcos también podrían beneficiarse de la energía solar. La cubierta de un buque siempre está orientada al sol, por lo que recibe gran cantidad de este tipo de energía, y además de manera “gratuita”.
En cualquier caso, debe indicarse que, en buques de gran porte, el ahorro energético obtenido sólo por energía solar nunca será de gran impacto. Aunque sí debe tenerse en cuenta. Por ello ya algunas empresas han desarrollado diseños de velas que, además de aprovechar la fuerza del viento, son capaces también de utilizar la energía solar a través de paneles solares en su superficie.
Velas energéticas
El concepto de “vela energética” hace referencia a una vela rígida dispuesta en el buque, capaz de rotar automáticamente para sacar el máximo partido del viento y ayudar a propulsarlo. Al mismo tiempo, posee paneles solares incorporados en la vela. Ellos pueden aprovechar la energía solar para proporcionar energía eléctrica y reducir así el consumo de los generadores y sistemas auxiliares.
Cometas de tracción
La utilización de cometas para arrastrar algún tipo de artefacto se remonta a épocas muy remotas. Los nativos de las Islas Samoa ya remolcaban sus canoas con su ayuda. Incluso Benjamín Franklin, gran aficionado a las cometas y famoso por el experimento que le llevó a inventar el pararrayos, cita su empleo. También se han usado, y no hace tantos años, como sistemas de salvamento marítimo, o hasta en algunos desarrollos de la NASA. Aunque hoy en día, el auge de las actividades deportivas que emplean este tipo de dispositivos ha relanzado el uso de las cometas de tracción.
En la actualidad el método de propulsión por cometas de tracción está desarrollado por pocas empresas, entre las que destaca “SkySails”
Disponen de un sistema de propulsión a viento completamente automático. Se basa en una cometa de tracción capaz de propulsar buques de carga, grandes yates y pesqueros. Este sistema de propulsión está formado por tres componentes principales. Una cometa de tracción con una amarra para el lanzamiento, un sistema de recuperación, y un sistema de control de funcionamiento automático. La cometa surge de un mástil especial situado en la proa del buque.
Sistema de propulsión SkySails.
Su instalación es sencilla, y además es un sistema eficiente, seguro y fácil de usar. La cometa se eleva hasta los 300 metros. Lo hace para aprovechar las fuertes corrientes de viento existentes a esa altura (del orden de un 45% superiores a las de superficie). Y así genera manera cinco veces más de potencia propulsora por metro cuadrado de superficie que las velas convencionales. En función de las condiciones de viento existentes, un buque podría navegar con sus motores principales, y auxiliado por la energía procedente de las cometas.
Los logros conseguidos hasta ahora nos muestran como un barco mercante de 140 metros de eslora, consumiría hasta un 30 % menos de combustible. Y reduciría en un 20 % las emisiones de CO₂.
La Naumon, el buque teatro
La Naumon, barco teatro itinerante capitaneado por La Fura dels Baus, viaja por el mundo llevando arte, innovación y sostenibilidad a cada puerto. Y se convierte en foro de divulgación y debate cada vez que atraca en un puerto.
Su cubierta es un gran escenario flotante, idóneo para representar macro espectáculos que pueden llegar a ser vistos por miles de personas desde el muelle o la playa. El espectáculo sigue dentro del barco, donde la bodega está equipada para acoger exposiciones y actuaciones más íntimas, con un aforo para 600 personas. Además, intervienen en edificios icónicos de los lugares que visitan, tomando las calles con figuras gigantes que recorren la ciudad y que guían a todos hacia el puerto.
La seña de identidad que la hace reconocible sobre el horizonte es una gran vela abatible de acero. Es capaz de aprovechar la fuerza del viento para ahorrar hasta un 30% de combustible. También cuenta con su propio laboratorio de a bordo. En él se hacen pruebas reales de innovación, buscando soluciones a los retos del mañana mediante el desarrollo de energías limpias.
Raúl Villa Caro
Agradecemos a Raúl el envío de otro de sus artículos para su reproducción en nuestras páginas. Esperamos con ilusión poder seguir compartiendo aquí su sabiduría. Y por ello sus experiencias en todo lo que afecte al futuro del agua marina, sobre la que se mueve, cada vez más, el mundo .
Lorenzo Correa
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