¿Siguen jugando con el agua en Cataluña?


Como todavía hay sequía en las cuencas internas de Cataluña, el nuevo gobierno acaba de hacer su propuesta de  medidas para combatirla en el futuro. Jugando con el agua, aseguran que nos llevarán hacia la «seguridad hídrica» y a «dejar de depender de la pluviometría». Dicho en román paladino, a NO depender de las aguas del Ebro ni de las del Ródano. Solo del enchufe y la bomba.

El plan de los recién llegados supone la realización o conclusión de varias actuaciones:

  • Rehabilitación de la Planta de Tratamiento de las aguas del Ter en Cardedeu
  • Ampliación y mejora de la Planta de Tratamiento del Llobregat
  • Desdoblamiento del Tramo IV de la conducción de agua potable del la ETAP del Ter- al depósito barcelonés de la Trinidad
  • Construcción de las desalinizadoras de Tordera II, Foix y Costa Brava Norte.

No es objeto de este artículo definir al detalle las actuaciones y sus costes previstos, que pueden encontrarse fácilmente buscando en la red. Nuestra intención sólo es reflexionar sobre si con ellas los gestores continúan jugando con el agua. Y con los trasvases

Viajemos en el tiempo a los años 60. José María de Porcioles, alcalde de Barcelona durante una larga etapa de la segunda mitad del siglo pasado, recoge en su libro de memorias una extensa referencia a la génesis del trasvase del río Ter a Barcelona. Para él, no era la solución para garantizar lo más posible el abastecimiento a la entonces ya densa en población región metropolitana.

¿Por qué se tomó la decisión de solucionar el problema derivando aguas del Ter en su curso medio hacia la metrópoli? ¿Qué alternativas se barajaron? ¿Quién decidió?

Hace 11 años, Silvia Coll escribió un magnífico y documentado artículo, ganador del concurso de blogs de iAgua. Su título «Jugando al póker con la planificación»

Ya entonces me me animé a escribir siguiendo su estela. Ahora lo vuelvo hacer con mayor motivo, debido al tiempo transcurrido. La inquietante frase de su autora “…alguien está jugando con el agua y su propósito nada tiene que ver con ella. El agua es solo su instrumento”, me da fuerzas para intentar iluminar con datos de un episodio señero de la historia reciente, ese oscuro escenario que la vencedora presentaba, en el que la “confianza” a la que siempre me refiero, brilla por su ausencia.

Uno de los problemas más importantes que se encontró Porcioles a su llegada a la Alcaldía (1957), fue el de solucionar la absoluta falta de garantía en el suministro de caudales suficientes para dotar a la capital catalana, entonces inundada por una imparable riada de personas que buscaban allí una oportunidad de mejorar su precaria calidad de vida.

Y entonces empezó la que él denominó “la batalla del agua”, en la que jugó, tomando partido por uno de los bandos, que finalmente fue el perdedor..

Los contrincantes fueron por un lado los partidarios del «Plan General de Aguas de Cataluña » (PGAC), que comunicaba las cuencas excedentes de los ríos pirenaicos afluentes del Ebro con las menos ubérrimas de las cuencas internas de Cataluña. Su objetivo, resolver mediante el trasvase todos los problemas de garantía existentes entonces en el Principado.

Lo defendían los del «lo que quisimos hacer». En el otro bando militaban los que apoyaban el «Plan de Traída de Aguas del Ter » (PTAT), que fue el vencedor, el bando de los del «lo que pudimos hacer».

Porcioles, comenzó la lucha contactando con Victoriano Muñoz Oms, entonces Director General de ENHER y solicitándole la redacción del PGAC. Pretendía entregarlo al entonces “Jefe del Estado”, en la primera ocasión que tuviera.

El Plan regulaba cuencas internas e intercomunitarias catalanas, compensando los caudales de las gerundenses con los de las ilerdenses. Dejaba el Ebro en reserva para sequías, aumentaba la producción eléctrica en 750 millones de kW /h . Y ponía en regadío 200.000 nuevas ha de riego de las cuatro provincias catalanas. Se derivaban hacia Barcelona 12 m³ / s

El estudio financiero preveía una aportación de 10.000 PTA / ha. O sea, 2.000 m PTA. Los municipios beneficiarios aportarían 1.000 m PTA. El aprovechamiento industrial de los kw generados se consideraba de 2.000 millones y el Estado participaba con otros 2.000, en 10 anualidades. Pretendía así garantizar la ausencia de suspicacias relativas a un hipotético favoritismo estatal hacia Cataluña. Concepto, ahora muy de moda, por cierto.

La difusión del proyecto generó recelos y envidias. Tantas que, según hace constar Porcioles provocaron la publicación por la Dirección General de Obras Hidráulicas del Ministerio de una «nota» , involucrando el proyecto dentro de algunas » torpes maniobras políticas «. Esto inició el «calvario» del alcalde ante el Ministerio. ¡Él también se quejaba de que alguien estaba jugando con el agua!

Y aquí comenzó la batalla entre los partidarios del PGAC y la Confederación Hidrográfica del Pirineo Oriental (CHPO) , dependiente de la DGOH que pretendía acometer el trasvase del Ter, de acuerdo con su planificación. Desde Gerona se iniciaron las hostilidades, con movilizaciones de la opinión pública, dada la presunta afección del plan de Confederación al desarrollo de la Costa Brava, ya que la derivación prevista del Ter hacia Barcelona, reducía drásticamente los caudales circulantes aguas abajo.

La batalla se desarrollaba con Barcelona soportando una sequía africana, en agosto de 1957, fecha en la que, el Plan de la CHPO fue publicado en BOP para cumplir con el trámite de información pública. La Sociedad General de Aguas de Barcelona (SGAB), avivó la polémica con su proyecto de trasvase Ter -Llobregat, con derivación aguas arriba del embalse de Sau.

Añadiendo una solicitud de aumento de la tarifa del agua. Porque no podía absorber el gasto provocado por el incremento de altura de los bloques de pisos de Barcelona . Porcioles terminó aprobando el aumento de tarifas en un 20%, (inferior al solicitado por la SGAB ). E introdujo otro elemento , la construcción del embalse de Oristà en la riera Gavarresa .

El panorama que relata Porcioles , a raíz de la visita que le hizo el Director General de Obras Hidráulicas y el Director de la CHPO, es muy triste. Lérida contemplaba con indiferencia el proyecto de Muñoz Oms, pues no perdía nada con el Plan de Confederación. Y Gerona rechazaba todo proyecto que incluyera el Ter. La causa, esa relación de » propiedad» que todo el mundo que reside cerca de un río, tiende a mantener con sus caudales circulantes. Quizás sea esa una de las claves del “juego”. Sólo Tarragona defendía encarnizadamente el PGAC.

Porcioles continuó la lucha obligado por su convicción de la bondad del PGAC y por la sequía que asfixiaba Barcelona, con restricciones cada vez más severas. Estos escritos generaron polémica en Consejo de Ministros. En él, tanto Carrero Blanco como Barroso, (Ministro del Ejército), eran favorables al Plan , con el objeto de » resolver de una vez y para siempre el asunto, dándosele satisfacción a toda Cataluña» .

A pesar de este apoyo, el Consejo de Ministros del 5 de septiembre de 1958 aprobó el Plan de la CHPO, que en su nueva versión, incrementaba los caudales del Ter derivados a Barcelona y recogía algunas propuestas del Plan General. Batalla perdida, hasta hoy.

En esta vida, todo es susceptible de complicarse. La Diputación de Barcelona, que hasta el momento no había intervenido en este enredado asunto, presentó un «Plan Supletorio», a ejecutar en tres fases. La primera, un embalse en la cuenca del Segre. Regaría la Segarra , Igualada , Vilafranca y Vilanova i La Geltrú. La segunda, el embalse de la Baells, en la cuenca alta del Llobregat.

La tercera, una derivación en Montesquiu del Ter . Esto abrió otro frente de batalla. Barcelona contra su propia provincia.

Ante esta situación, Porcioles cree que debe interpretar el rol de defensor de los intereses generales de Cataluña. Y dando por perdida su batalla, entra en la lucha por conseguir más atribuciones para el Ayuntamiento en las nuevas concesiones. Quería así disponer de suficiente fuerza dentro de los futuros organismos que regularan el abastecimiento desde el Ter. Para solicitar la titularidad municipal de la concesión , la creación de una comunidad de usuarios y la titularidad de los aprovechamientos hidroeléctricos.

La Junta Administrativa del Nuevo Abastecimiento de Aguas de Barcelona, constituida el 25 de noviembre de1958, fue la encargada de ejecutar las obras. Encargó su construcción a la CHPO. Se realizaron en seis años, con una plantilla de 1.400 trabajadores.

El 2 de julio de 1966, el » Jefe del Estado » inauguró en Cardedeu el trasvase del Ter . Un caudal de 2 m³ / s de agua de este río se confundió con las del Mogent , hasta llegar al Besòs , haciendo desaparecer el fantasma de la sequía .

Finaliza Porcioles esta amplia mención a la Batalla del Agua, con una amarga paradoja. “Cuando el trasvase comenzaba a funcionar, el Director General de Obras Hidráulicas afirmaba que España necesitaba un Plan General de Aguas , el mismo que él había defendido sin éxito para Cataluña. Sin embargo, Barcelona, con esta obra en funcionamiento, dispondrá de agua hasta el año 2000 . No debíamos olvidar que la política es el arte de lo posible».

En 2003 se inauguró la primera desalinizadora de Cataluña y en 2009 la segunda, que es la de Barcelona. Ahora nos encandilan con más. Mientras el Ebro y el Ródano ven como sus actuaciones de trasvases duermen el sueño de los justos

Han pasado casi más de setenta años. Y seguimos jugando al póker en la penumbra, con una baraja gastada y muy deteriorada, con jugadores sin rostro. Poco hacemos para avanzar en la generación de confianza. ¿Alguien sabe hacia donde va la partida?

Lorenzo Correa

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