Mañana se celebra de nuevo el Día Mundial del Lavado de Manos. Como cada año, se dedica la efeméride a fomentar la toma de conciencia universal respecto a la necesidad de la importancia del lavado de manos con jabón. Porque una acción tan nimia se convierte en lo más eficaz y económico que cada uno de nosotros podemos hacer para prevenir enfermedades y salvar vidas
Cada año, la jornada tiene su lema. En esta ocasión es «¿Por qué sigue siendo importante tener las manos limpias?». Y es que tener las manos limpias es el mejor escudo para defendernos ante la propagación de infecciones, enfermedades y gérmenes dañinos. Sobre todo si nos encontramos en hospitales o escuelas. Y, por supuesto, en las interacciones cotidianas. Siempre, la práctica de lavarse las manos con jabón contribuye a preservar nuestra salud de enfermedades. Así contribuimos sin esfuerzo a conseguir un mundo más seguro para todos.
La idea primitiva fue de la Asociación Mundial para el Lavado de Manos. Ellos concibieron este día como una oportunidad para diseñar, probar y reproducir formas creativas de alentar a las personas a lavarse las manos en momentos críticos.
¿Para qué sirve tener las manos limpias? Como la pandemia de COVID-19 nos enseñó, para muchas cosas. Para evitar la propagación de infecciones, enfermedades y gérmenes dañinos. Ya sea en hospitales, escuelas o en las interacciones cotidianas, practicar el lavado de manos con jabón garantiza una menor incidencia de enfermedades infecciosas. Por eso debemos asumir nuestra responsabilidad colectiva. Para salvaguardar la salud pública, prevenir infecciones, mejorar la dignidad y promover el bienestar.
Por todo ello, el lavado de manos con jabón o con un desinfectante a base de alcohol, puede ayudar a reducir la transmisión de muchísimas enfermedades, por desgracia letales en muchos lugares donde esta práctica no es posible…por que no hay ni agua ni jabón, ni conciencia general de ello. Aunque pueda parecer increíble, reduce las enfermedades diarreicas en un 30%. Y las infecciones respiratorias agudas hasta en un 20% . Sin olvidar que esta sencilla práctica juega un papel importante en la reducción de la transmisión de patógenos relacionados con brotes como el cólera , el ébola , la shigelosis , el SARS, la hepatitis E , la COVID-19 y la viruela del mono.
Además, la higiene de manos protege contra las infecciones asociadas a la atención médica y contribuye a reducir la propagación de la resistencia a los antimicrobianos . También puede ayudar a la reducción de las enfermedades tropicales desatendidas .
Por otra parte, tener las manos limpias también ayuda a rebajar las tasas de ausentismo escolar, mejorando el bienestar, la dignidad y la productividad. La higiene manual es básica para garantizar no solamente la salud pública sino también la seguridad sanitaria en todo el mundo. Por eso para cualquier gobierno es imprescindible que el lavado de manos sea una actividad prioritaria.Porque así es muy fácil prevenir la propagación de enfermedades cotidianas fortaleciendo a sus naciones contra epidemias y sobre todo contra la creciente amenaza mundial que supone la cada vez mayor resistencia a los antimicrobianos
En este sentido es muy importante saber que conseguir que la higiene de las manos sea un hábito cuesta menos del 4,7% del gasto medio en salud en los países menos desarrollados. Y el 1% de los ingresos anuales de ayudas en estos países. Además, ayuda a impulsar la economía al reducir la carga sobre los servicios de salud y promover altos estándares de atención. Así se previenen infecciones
Sin olvidar que garantiza una atención sanitaria segura y eficaz, mejora la calidad de la atención y la seguridad del paciente y promueve el bienestar y la resiliencia entre las comunidades. Por eso, la higiene de manos forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los relacionados con el agua y el saneamiento, la nutrición, la educación, la salud y el crecimiento económico.
Es fundamental que los gobiernos de los países carentes de unas prácticas normalizadas de este tipo de higiene proporcionen orientación y recursos para incorporar prácticas de higiene de manos sostenibles en todos los niveles, mejorando la preparación de la salud pública e integrando la higiene en agendas más amplias como las políticas de salud, educación y económicas.
Para ello existe la “herramienta de cálculo de costes de la higiene de manos”. Con ella puede calcularse el coste de mejorar la higiene de manos en las comunidades, lo que ayuda a la elaboración de presupuestos y la planificación. Y es la base para desarrollar hojas de ruta de higiene de manos con costos para implementar y cumplir con sus compromisos en esta materia.
Otro aspecto fundamental es el acceso a instalaciones para el lavado y a programas de cambio de hábitos. Porque gracias a ello se puede conseguir que las comunidades sean más saludables y resilientes. Para ello, es necesario invertir en infraestructuras adecuadas. Desde instalaciones para el lavado dotadas de jabón y agua suficiente, hasta la creación de programas de cambio de hábitos. Porque fomentan las buenas prácticas, previenen la propagación de enfermedades, promueven una fuerza laboral más saludable y reducen los costos de la atención médica.
Así se genera un efecto dominó que consigue mejorar la resiliencia económica y empodera a las comunidades para prosperar. Por lo tanto, las manos limpias representan un compromiso tanto con la salud como con el bienestar económico y social de las sociedades de todo el mundo.

En las escuelas y los lugares de trabajo, las manos limpias previenen enfermedades y garantizan una asistencia constante y una mayor productividad. Por ello, en los 46 países menos adelantados del mundo es urgente y prioritario conseguirlo. Y es sencillo, porque se podría lograr, con una inversión de menos de un dólar por persona al año.
Con tan pequeña cantidad se posibilitaría que TODOS los hogares tuvieran acceso a estas instalaciones esenciales en el año 2030. Los análisis de coste-beneficio muestran que la inversión en higiene de manos genera importantes retornos. Porque cada dólar invertido puede rendir entre 35 y 92 veces más beneficios a través de la reducción de los costes de atención médica y el aumento de la productividad económica.
¿Es factible lograrlo?. Según un informe reciente del Banco Mundial , los países en desarrollo deben aumentar su gasto en el sector del agua, el saneamiento y la higiene (WASH) de 131.400 a 140.800 millones de dólares anuales.
Y esto supone triplicar los niveles de gasto actuales. Sin embargo, es necesario para superar las brechas de financiación existentes y cumplir los ODS en materia de WASH para 2030. Siempre y cuando se dirijan las inversiones a las comunidades más pobres y rurales. Para garantizar un acceso equitativo a las instalaciones de higiene de manos.
Además, el informe destaca las ineficiencias del gasto actual, con una brecha de ejecución presupuestaria anual del 72%. Mejorar la eficiencia del gasto y aumentar la capacidad de absorción del sector son pasos fundamentales para lograr los objetivos actuales.
En el ámbito empresarial, la higiene de manos también importa. Porque en él, adoptar prácticas de higiene eficaces pueden reducir significativamente la propagación de enfermedades infecciosas. Y este logro, supone menos días de baja laboral por enfermedad y un aumento de la productividad. Las investigaciones indican que una higiene de manos adecuada puede reducir la incidencia de reclamaciones sanitarias evitables por higiene en más de un 20 % .
Además, las empresas que priorizan la salud y la seguridad de los empleados mediante prácticas sólidas de higiene de manos pueden mejorar su reputación. También la satisfacción de los empleados, lo que no solo mejora la moral en el lugar de trabajo, sino que también puede reducir los costes sanitarios de los empleados asociados al tratamiento de enfermedades evitables.
Para los proveedores, tampoco es baladí. Las enseñanzas de lo ocurrido durante la pandemia de COVID-19 indican que las interrupciones en las cadenas de suministro de productos para la higiene de las manos provocan un aumento de las tasas de infección y mortalidad. Pero si colaboran con los gobiernos, las ONG y otros actores del sistema de salud, los proveedores pueden ayudar a crear cadenas de suministro resilientes que resistan las interrupciones y satisfagan la demanda de productos esenciales.
Sin olvidar que las cadenas de suministro sostenibles garantizan que los productos para la higiene de las manos sean accesibles y asequibles para las comunidades desatendidas. Porque así se reducen las disparidades en materia de salud y se promueve la salud pública en general. Y una cadena de suministro fiable también respalda la implementación de programas e intervenciones de higiene de las manos. Son esenciales para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas.
Para implementar de manera eficaz las prácticas de higiene de manos, las empresas deben instalar y mantener instalaciones de lavado de manos cerca de los baños, en la cocina y en otros espacios de oficina compartidos. También es importante educar y motivar a los empleados sobre las técnicas adecuadas de lavado y garantizar un suministro constante de productos de higiene.
Al adoptar estas estrategias centradas en la higiene de manos, las empresas pueden proteger la salud de los empleados y los clientes, mejorar su reputación y apoyar iniciativas más amplias de salud pública, mientras que los proveedores pueden crear cadenas de suministro sostenibles para los productos de higiene de manos. Este enfoque unificado mejora el bienestar en el lugar de trabajo, apoya la salud pública y fortalece la resiliencia general frente a las disrupciones.
En resumen, que la higiene de las manos es un aspecto fundamental de la salud pública al que deben dar prioridad los actores institucionales de la comunidad. Las prácticas eficaces de higiene de las manos pueden reducir significativamente la transmisión de enfermedades infecciosas, lo que es especialmente importante en entornos comunitarios donde las personas interactúan con frecuencia.
Al centrarse en la higiene de las manos, las partes interesadas pueden ayudar a prevenir brotes de enfermedades como la diarrea, las infecciones respiratorias y otras enfermedades transmisibles. Esto no solo mejora la salud general de la comunidad. También reduce la carga sobre los sistemas de atención de la salud, lo que permite que los recursos se asignen de manera más eficiente.
Por otra parte, los actores institucionales de la comunidad deben asignar recursos para instalar estaciones de lavado de manos en lugares clave. Es decir en escuelas, centros de atención de salud y espacios públicos. Estas inversiones deben basarse en la experiencia para garantizar que sean efectivas y socialmente apropiadas. Porque si hay jabón y agua limpia y se implementan actividades promotoras de cambio de comportamiento, éstos acaban cambiando.
También importa involucrar a todos los miembros de la comunidad, incluidos los grupos marginados y vulnerables. Para que todos tengan acceso a instalaciones y educación sobre higiene de manos lo mejor es incluir a los líderes y miembros destacados de la comunidad en la planificación e implementación de los programas. Porque ellos informarán de cuáles son sus necesidades y preferencias.
Para finalizar, los académicos deben traducir sus investigaciones en recursos prácticos para el desarrollo de intervenciones y programas. Este enfoque garantiza que las prácticas de higiene de manos se basen en los últimos hallazgos. Y que se implementen de manera eficaz para mejorar los resultados de salud pública.
Ojalá que la celebración anual de este día ayude a comprender la importancia de tener las manos limpias. Y a que se priorice la integración y presupuestación de la higiene de manos en los planes nacionales de respuesta y resiliencia. Así como en las estrategias de desarrollo a largo plazo.
Lorenzo Correa
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