¿Hay que aprovechar los ríos ?


¿Es necesario aprovechar los ríos? La gestión moderna del agua se debate entre dos grandes amenazas, cada vez más acusadas y preocupantes. La sequía recurrente y extrema y las grandes avenidas. Con las alarmantes derivadas de las afecciones del llamado cambio climático parece que ya no hay esperanza para confiar en en que los ríos dispongan de una fluctuación de caudales normalita. Grandes avenidas dan paso a terribles sequías.

Si echamos la vista atrás, comprobaremos que el temor reverencial a avenidas y sequías, está documentado desde el diluvio universal. Respecto a la sequía, en la Biblia, leamos a Elías. En 1 Reyes 17:1, declara al rey Acab: «Vive el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo, que no habrá rocío ni lluvia en los próximos años, sino por mi palabra«.

Fueron casi 4 años y se interpretó como una respuesta directa a la idolatría de Israel y al culto de Baal, deidad cananea asociada con la fertilidad y la lluvia. La sequía sirvió como una poderosa demostración de la soberanía de Dios sobre la naturaleza y como un juicio contra la apostasía de la nación. ¿Les suena si cambiamos a Dios por el ser humano? Quedaría algo así como que la pretendida soberanía del hombre sobre la naturaleza povoca la ira del dios clima y nos castiga

Porque las sequías en la Biblia simbolizan el juicio divino, la llamada urgente al arrepentimiento y la renovación. Se presentan no solo como una desastre natural, sino que también tienen un profundo significado teológico. Representan períodos en los que Dios interviene en el orden natural para comunicarse con Su pueblo. Algo parecido sucede con las aguas desbocadas en avenidas extraordinarias.

Para evitar sus terribles consecuencias, la humanidad actuó y se dedicó a aprovechar el caudal de los ríos. Hasta el máximo y de una manera racional. Aplicando en cada momento las mejores tecnologías existentes. Comenzando por la limpieza de los cauces más modestos y acabando por largos tramos encauzados y grandes presas en los más importantes. Por eso, aprovechar los ríos ha sido una de las tareas más importantes emprendidas por la humanidad en siglos pasados.

Pero hoy, la tecnología permite hacer casi de todo de manera rápida, segura y relativamente económica. Aprovechar los ríos, significa reducir riesgos, salvar vidas, defender bienes y fomentar el desarrollo, agrícola, industrial y turístico. Pero estas actuaciones a veces dan la falsa seguridad de que una vez finalizadas, ya no hay riesgo ni peligro.

Sin embargo, la naturaleza es indomeñable, indómita e indoesticable. Es importante remarcar sinónimos para no olvidarlo. Y aprovechar los ríos no elimina la posibilidad de que sus caudales se normalicen todo el año y todos los años. Y vuelve a surgir en nuestros tiempos tan laicos y avanzados tecnológicamente ses el temor reverencial a avenidas y sequías antes aludido.

De él se deriva un sentimiento de culpa y la llamada urgente al arrepentimiento. Pero ya no es la Biblia quien lo recuerda sino los arúspices del cambio climático. Tan moderno y tan antiguo. En cualquier caso, la pregunta está ahí: ¿Hay que aprovechar los ríos, o los renaturalizamos todos?

A ver si así los dioses del clima se apaciguan

Lorenzo Correa

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