La conciencia poética de nuestro admirado Rubén Darío nos lleva hoy a reflexionar sobre el invierno y los ríos. En su largo y hermoso poema «Invernal»saluda a las nieves del invierno. Perennes generadoras y transmisoras de lluvia, que ahora es nieve que blanquea la tierra. Precursora del agua que los ríos recibirán alborozados cuando asome el sol durante más tiempo que la luna.
El invierno para Rubén trae con las nieves frígidas el amor embriagante que provoca el ósculo con la tierra en la noche fría. Y el río espera sin prisa que se licúe lo que es sólido. Para transportarlo y mientras lo hace, absorber en su lecho, gota a gota, caudales que descansarán sin frío en el acuífero.
Grises ríos de invierno de cantos rodados entumecidos y helados. Tierra nevada, unión de la blanca amada con su terreno amado. Nieva mientras avanzamos hacía el cauce. El día gris se transformará pronto en noche negra. Como la nieve se convertirá en el agua que el río ansía llevarnos a nuestro molino.
En la cercana primavera que ya se presiente se producirá el milagro de todos los años. Y cambiará el clima para que el río se alegre y suene a vida al decirle adiós al invierno.
Hacia ella nos lleva el camino nevado

Lorenzo Correa
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