Ninfa del Sena


En el cuadro de Camille Corot, la ninfa del Sena , reposa idílicamente en la ribera. Desde 1837 hasta hoy, mucho ha cambiado el paisaje sobre todo urbano. ¿Seguirá habitando allí la ninfa de Corot?

Nos pareció verla en un atradecer en el que la Torre Eiffel rivalizaba en altura con el sol, pero creimos que era un espejismo fluvial. Pero al día siguiente, radiante el azul del cielo, la vimos recortada enmarcada por el Pont Royal y la imponente mole del Louvre.

Sí, era la ninfa, nos confirmó un sátiro de extraña figura, nariz ganchuda, frente rocosa y llena de arrugas. Parecía un clochard integrado en el tópico de la ribera, revestido de harapos que recordaban a pieles de cabra.

Nos recordó, mientras el agua disfrutaba del mismo paisaje que tantas veces hemos disfrutado, a otro sátiro famoso en París. El que Vicencio describe que trajeron al rey, lampiño y con cabeza de perro. Él nos señaló a la ninfa del Sena. Como ya no habitaban sus desnudeces bosques y fuentes, sino bermas grisáceas, nos salvamos de ser despedazados por los perros como Acteón.

Los ríos urbanos no están diseñados para albergar a ninguna ninfa. Pero existen.

Lorenzo Correa

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