Pasada la sequía de casi un lustro que ha azotado a una parte de Cataluña, los embalses exhaustos se han recuperado. Han duplicado su volumen embalsado en un mes y han almacenado la misma agua que producen las plantas desalinizadoras catalanas en dos años. Menos mal que la propaganda institucional nos convenció de que el agua no cae del cielo. Triste slogan.

A pesar de que las laderas y cumbres pirenaicas rebosan de nieve, los agoreros arúspices de nuestras entrañas de usuarios del agua continúan con sus mantras del ahorro y el bajo consumo. Bien está ahorrar y ser eficientes, pero los embalses exhaustos han pasado a mejor vida por el momento.

Así que ya que nos informan de que vamos a pagar cada vez más por las aguas de enchufe, al menos que nos dejen respirar y salir un ratito de la zona de terror hídrico en la que nos quieren confinar. Nosotros procuramos contribuir a visión positiva y exenta de temores del futuro con un soneto.

Oda de tono elevado que ensalce la ausencia de embalses exhaustos en esta primavera esperanzadora. Ya sabemos que volverá la sequía, las inundaciones y los males del averno. Y que nos dicen que la culpa es nuestra y que debemos pagar cada vez más por ello. Pero hoy, el embalse está feliz y nostros ensalzamos sus tristezas ya pasadas con un soneto en que declara su amor incondicional por el agua y su deseo de estar siempre juntos.

Lorenzo Correa

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