¿Qué está pasando con los glaciares?


En 2025 se celebra el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares. Por ello, el Día Mundial del Agua 2025 tuvo como lema “Preservar los glaciares”.  Paralelamente, el pasado día 21 de marzo se organizó una jornada conjunta para celebrar el Día Mundial del Agua y el Primer Día Mundial de los Glaciares. Se realizó  en la Sede de la ONU, en Nueva York, y en él se presentó la edición 2025 del Informe sobre el Desarrollo Mundial de las Naciones Unidas, publicado por la UNESCO en nombre de ONU-Agua

Estas iniciativas pretenden concienciarnos sobre el papel esencial quel desempeñan los glaciares, la nieve y el hielo en el sistema climático y el ciclo del agua. Además de  destacar los impactos económicos, sociales y ambientales de los cambios que ocurren en la criosfera. También tienen por objeto generar las mejores prácticas y conocimientos en el control de la fusión, el derretimiento acelerado de los glaciares y sus consecuencias.

En este sentido, se quieren trasladar los siguientes mensajes:

  • Los glaciares se están derritiendo más rápido que nunca. A medida que el planeta se calienta, las zonas congeladas disminuyen, lo que dificulta el ciclo del agua. impredecible y más extremo.
  • El retroceso de los glaciares podría causar serios problemas a muchas personas, ya que intensifica los caudales de agua de deshielo, lo que provoca inundaciones, sequías, deslizamientos de tierra y aumento del nivel del mar, y daños a los ecosistemas.

Por ello, preservar los glaciares es una estrategia de supervivencia. 

Los glaciares forman parte de la criosfera. Este término  proviene de la palabra griega “kryos”, que significa escarcha o hielo. La criosfera, además de los glaciares, incluye el manto de nieve, las capas y plataformas de hielo, los icebergs, el hielo marino, el de los lagos y ríos, el permafrost, los suelos congelados estacionalmente y las precipitaciones sólidas. 

El estado de la criosfera también es un indicador útil de la variabilidad climática. Mejorar su seguimiento es fundamental para comprender el tiempo, el clima y el ciclo del agua en la Tierra. En 2024, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el período 2025-2034 como el Decenio de Acción para la Ciencia de la Criosfera, para abordar los desafíos del derretimiento de los glaciares y los cambios en la criosfera mediante el avance de la investigación científica y el monitoreo en esta área.

Analizada la composición de la criosfera, centrémonos en los glaciares. Un glaciar es un cauce de hielo, a menudo cubierto de nieve, que discurre lentamente por un valle desde zonas montañosas y cuya agua, al licuarse por el aumento de la temperatura, transforma un helado cauce en río.

La importancia de los glaciares en el ciclo del agua es enorme. Aseguran un recurso vital para alimentar las redes de agua potable y saneamiento, la agricultura, la industria, la producción de energía limpia y la salud de los ecosistemas. 

También contribuyen a la circulación oceánica, regulando el calor, el dióxido de carbono y los nutrientes que alimentan las redes alimentarias de todo el mundo. Al reflejar grandes cantidades de radiación solar hacia el espacio, los glaciares ayudan a enfriar nuestro planeta. Así actúan como un escudo natural contra el calentamiento excesivo.

Glaciares

Pero desde hace tiempo se está constatando que los glaciares se están derritiendo más rápido que nunca. Se altera su función tradicional de acumular nieve en invierno y guardar siempre una reserva de hielo en verano. Porque el persistente  aumento de las temperaturas está provocando veranos más largos e inviernos más cortos. 

Aparecen olas de calor en verano, se reducen las nevadas y hay un aumento en la intensidad de las precipitaciones. Y la repercusión de esta situación en los glaciares acarrea la posibilidad de generar afecciones para las personas y los ecosistemas. Porque se aumentan los riesgos naturales, alterando la disponibilidad zonal de agua. Y contribuyendo al aumento del nivel del mar en todas las masas de agua marinas.

Ya hace más de 130 años que se controlan los glaciares de todo el mundo. Mediante   mediciones de campo anuales y técnicas de teledetección cada vez más sofisticadas. Los datos globales obtenidos se aplican en la realización de evaluaciones científicas. Y permiten aportar confianza y garantía a las decisiones políticas que definan las mejores  estrategias de adaptación y mitigación.

Todavía hay tiempo para proteger y preservar los glaciares, que son fuentes vitales de agua dulce y estabilizadores climáticos indispensables. Y hacerlo reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, adoptando estrategias transformadoras de adaptación y mitigación. 

Para ayudar a esa preservación, desde la ONU se han identificado varias estrategias para mitigar y adaptarse a los impactos del clima actual en los glaciares:

Reducir las emisiones globales: Todos sabemos que el objetivo urgente es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales (Acuerdo de París). También frenar el derretimiento de los glaciares y reducir los riesgos asociados, como el aumento del nivel del mar, la escasez de agua dulce, las inundaciones y los deslizamientos de tierra. Por eso no paran de hacerse llamamientos para reducir las emisiones globales y hacer una transición hacia fuentes de energía renovables. Aunque éstas no sean la panacea universal.

Gestionar la fragilidad de los recursos hídricos: la gestión de la escorrentía glacial es esencial para prevenir la escasez de agua y las inundaciones excesivas. Existe una necesidad urgente de mejorar la infraestructura hídrica en muchas regiones para almacenar el agua de deshielo glacial estacional. Y también  de que los países utilicen los recursos hídricos de manera más eficiente  y solidaria. Mejorando además sus sistemas de reutilización.

Planificar la adaptación para poblaciones vulnerables: Es necesario proporcionar estrategias de adaptación integrales a las poblaciones que dependen de los glaciares para su suministro de agua. Construyendo sistemas agrícolas menos frágiles, diversificando las economías locales y mejorando los sistemas de respuesta a desastres en zonas amenazadas por inundaciones relacionadas con los glaciares y el aumento del nivel del mar.

Restaurar ecosistemas

 La protección y restauración de los ecosistemas cercanos a los glaciares ayuda a estabilizar los caudales y a preservar la biodiversidad. También contribuye a la adaptación de las comunidades locales a los regímenes hidrológicos cambiantes.

Fomentar la cooperación internacional: Es esencial que los países que comparten recursos hídricos transfronterizos procedentes de los glaciares compartan conocimientos, datos y estrategias de conservación del agua para gestionar los impactos del derretimiento de los glaciares a escala regional.

Recoger cada vez más datos sobre la erosión glaciar y sus consecuencias. La pérdida de masa de los glaciares se ha duplicado en los últimos 20 años, por razones climáticas. Muchos glaciares en regiones como los Andes y el Himalaya podrían desaparecer en 2100 si continúan las tendencias actuales.

Sabemos que los glaciares almacenan alrededor del 70% del agua dulce del planeta. Y esto los convierte en la mayor reserva de agua dulce de la Tierra. Por ello, casi  2 mil millones de personas dependen de sus caudales de deshielo. Porque ellos generan la escorrentía necesaria para poder disponer de un recurso potabilizable  y útil para la agricultura y la producción de energía.

Sin embargo, además, el aumento del derretimiento de los glaciares está contribuyendo significativamente al aumento del nivel del mar a nivel mundial, ahora unos 20 cm más alto que en 1900.

Por otra parte, un efecto beneficioso de los glaciares es que  reflejan la luz solar con sus superficies brillantes. Ello ayuda a regular la temperatura de la Tierra. Pero, a medida que se derrite, esta superficie reflectante se reduce, lo que produce una mayor absorción de calor que acelera el calentamiento global.

Es por ello que el limitar el calentamiento global a 1,5 °C podría salvar los glaciares en dos tercios de los sitios del Patrimonio Mundial.

Las preocupación por lo que está pasando con los glaciares, es comprensible. Por eso, en el contexto del  Año Internacional de la Preservación de los Glaciares , el Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Aguas 2025 de las Naciones Unidas se ocupa de dar un toque de atención sobre la importancia de las aguas de montaña para las sociedades que dependen de ellas. 

Sobre todo en lo que respecta a los impactos de la criosfera montañosa en rápida evolución. Esa superficie  planetaria cubierta por agua en sus formas sólidas. No solo glaciares. También casquetes polares, nieve y  suelo permanentemente congelado. Las montañas, como torres de agua del mundo, proporcionan agua dulce esencial para la vida de miles de millones de personas y de innumerables ecosistemas. Y su papel fundamental en el desarrollo sostenible no puede ignorarse.

Lorenzo Correa

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