El poema “Paisaje tropical” del poeta modernista colombiano José Asunción Silva, contiene versos de agua. Es por ello un soneto digno de engrosar los anaqueles de nuestra biblioteca de poesía.

Silva fue solo poeta, con muy poca producción en prosa, que adornó su lirismo con el matiz amargo de su  atormentada existencia en el agitado panorama que despidió al siglo XIX. Caballero audaz, también en su lenguaje, muy estimado por Juan Ramón Jiménez, supo mirar a la naturaleza con ojos de poeta y captar la belleza de los exuberantes paisajes colombianos, en los que el agua nunca falta.

Y en este paisaje tropical que hoy nos trae, se destaca con nitidez el momento mágico del atardecer, esa rendija entre los dos mundos. El de la luz y el de la oscuridad que explicaba Don Juan Matos al aprendiz de brujo Carlos Castaneda en los desiertos de Sonora por los que discurre el poético río Gila.

Silva encuentra la paz, hechizado por la adormecedora magia del cauce. Mecido por la corriente dormida del río de la vida cuando va llegando a su desembocadura y reflejada en los espejos del agua, en los que todos nos vemos mientras la miramos a ella.

A Juan Ramón, este poema le recordaba a Verlaine por las “precisas imprecisiones” que caracterizaban al francés y que en este soneto caracterizan a las emociones del agua.

Ojalá nos lleve a la calma la lectura que del paisaje del agua hizo Silva

Lorenzo Correa

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