Briet y el barranco del Mascún


Homenajeamos hoy al paseante en ríos por antonomasia del Alto Aragón. Se trata, como ya habrán adivinado del francés Lucien Briet (1860-1921). Paseante y poeta, autor de «Las flores de mi jardín«, es conocido por su afición a la aventura, a la espeleología y, por supuesto, a la fotografía. No en vano, casi mil componen el recuerdo imborrable de sus viajes por el Pirineo Aragonés. Iconoclasta y rebelde, muy joven pretende escapar a Bélgica para librarse de la «mili». Pero no lo consigue y acaba siendo enviado al norte de África enrolado en la Legión Extranjera

Apuntándose a la moda aventurera, en 1889, Briet visita la vertiente pirenaica francesa. Allí comprueba que ya queda poco por «descubrir». Harto de guías y balnearios, pasa al otro lado, aún virgen y en las alturas, bastante inexplorado. Y el Pirineo aragonés ejerce sobre él una seducción arrebatadora que le fascina. Viaja por tierras altas oscenses con un guía, dos mulas, una enorme cámara fotográfica, con trípode y casi doscientas placas de vidrio de 18 x 24. Ahora ya disfruta explorando el Alto Aragón, sus ríos y barrancos. Y ascendiendo a sus picos.

Va escribiendo y describiendo lo que ve y va acrecentando su cariño por el paisaje y el paisanaje. Sobre esos tres guías a los que tanto aprecia que le enseñan el  Valle de Ordesa, el Monte Perdido,  las comarcas del Sobrarbe, el Somontano de Barbastro y nuestra admirada y amada Sierra de Guara. Y en ella, el barranco de Mascún. En árabe, el «lugar habitado por los espíritus». Esos que se mueven inquietos acompañando al agua en sus cascadas. Y que impregnan de aromas y visiones mágicas el libro que escribe Briet en 1905.

Viaje al barranco de Mascún, obra  pionera fundamental para el desarrollo del barranquismo en Guara.

Obra clave en el desarrollo del barranquismo en Guara, sierra de piedra y agua, ahora protagonista del desarrollo económico y el fomento del amor por nuestros admirados ríos humanos. Rendimos hoy homenaje a este paseante en ríos humanos del Alto Aragón, Lucien Briet. Don Luciano en la zona. Y al barranco del Mascún, uno de los más espectaculares de Guara, con cauce encajado en roca viva que invita al descenso mientras van discurriendo ante los ojos del aventurero paisajes caóticos de postal. Más de 8 km de recorrido y casi 400 m de desnivel.

Bajando, palpamos la roca caliza kárstica. Hollamos los surcos que la erosión ha labrado con infinita paciencia. Cauces pétreos delimitados por cajeros en forma de cresta. El lapiaz. Y bajo nuestros pies discurren largos ríos subterráneos que se remansan en lagos, y se sifonan para salvar obstáculos naturales. De las cavernas surgen manantiales bravíos que alimentan ufanos al río padre

El caótico escenario de rocas hendidas y grietas que cosen el cauce principal se asemeja a una ciudad encantada de altas torres y enhiestas agujas. Y como en toda ciudad encantada, nuestra imaginación fabula con las presencia de animales esculpidos por doquier.

Briet lo «descubrió para el gran público» y a él le agradecemos su descubrimiento. El Parque Nacional de Ordesa y la «barranquera» Sierra de Guara, le deben todo en la divulgación de su belleza.

Lorenzo Correa

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