¡Que vaina, antes secos y ahora se desbordan! Los embalses del Canal de Panamá, a tope


El año 2016 está siendo movido para los gestores hidráulicos del Canal de Panamá. En este blog de  futurodelagua.com nos hemos ocupado profusamente de la repercusión que la última sequía “del Niño” ha tenido sobre la gestión del Canal, tanta o más que los fastos y celebraciones de la ampliación. Porque creemos que el canal es agua y luego todo lo demás, ya que sin agua suficiente en esta vía de navegación no hay tráfico de buques, ni transporte de mercancías, ni barcos en los puertos, ni ingresos para la ACP y para el estado panameño, ni amortización de obras…pero tampoco hay garantías de abastecimiento, riego y producción de electricidad para el país. ¡Caramba con el agua, qué importancia tiene para Panamá y su Canal!

Esa importancia es la que le da protagonismo a las noticias del Canal en nuestro blog, pues aquí lo único que perseguimos escribiendo es que se produzca un proceso de reflexión en los lectores sobre la necesidad imperiosa de adoptar una gestión eficiente del agua en todos sus ámbitos: patrimoniales, de uso y  de reparto solidario… y que esa reflexión fortalezca el argumento de que esa gestión o es seductora o no será.

Ahora nos enteramos por la ACP de que los emblases del Canal están llenos y hay que aliviarlos para que no se queden sin capacidad de laminación. Es decir,  para evitar problemas aguas abajo si las lluvias que se esperan de aquí al final de la temporada húmeda son lo suficientemente copiosas como para generar caudales importantes que los embalses no puedan absorber por carecer de posibilidad de hacerlo al estar llenos. De ser así, las personas y los bienes situados en zona inundable aguas abajo correrían peligro, por lo que hay que dejar “colchón” en los embalses para acoger más agua, vaciándolos con mesura e inteligencia. Esa es, entre otras, la tarea principal del gestor de embalses, profesión tan poco conocida y apreciada por la sociedad como importantísima para su seguridad.

Desde aquí rompemos una lanza por todos los ingenieros, por sus equipos humanos y por todos los que realizan este duro menester, que nosotros sí apreciamos en lo que vale  porque asumen la responsabilidad y realizan las actuaciones necesarias para que la sociedad no se dé cuenta de su trabajo, que permite evitar problemas cuando llueve mucho y dotar de caudales a todos los usuarios cuando los necesitan.

Cuando aciertan, nadie (excepto sus jerarquías), les felicitan…pero cuando no aciertan, todos los medios de comunicación se ocupan de ellos, acusándoles de “tirar” el agua cuando el embalse estaba lleno (sin darse cuenta de que sin aliviarlo no puede haber laminación) o de provocar inundaciones  por no haberlo vaciado antes de las lluvias intensas.

Afortunadamente, las estadísticas nos aseguran que casi siempre aciertan, de ahí nuestra felicitación.

Pues bien, cuando una buena amiga panameña que no conoce a fondo el ámbito apasionante de la gestión del agua ni de los embalses, se enteró de que se iban a vaciar los embalses, pronunció la frase que titula este post: ¡Qué vaina, antes secos y ahora se desbordan!

Y les respondimos así:

En abril de 2016, en el peor momento de la sequía “del Niño”, la ACP hizo efectiva la primera restricción de calado para los barcos que atravesaban el canal. De 39.5 pies se rebajó a 39 pies. El «calado» es la longitud sumergida de la parte del casco de un barco desde su punto más bajo, hasta la línea de flotación. Esta fue la primera restricción efectuada desde 1998, año en el que se implantó también por un episodio de sequía. Por eso la última generación de panameños no había vivido esta situación. Solo los “viejos” se acordaban de haber vivido lo que tal restricción supone: que los buques pasan por el canal con menos carga de la que llevarían en circunstancias normales, lo que repercute en los ingresos de la ACP. Y un pie supone 2000 toneladas menos, así que ese medio pie fueron 1000 toneladas menos de carga por buque. Y cuando son cuatro pies, es una cantidad importante , por encima del 10% de la capacidad del buque, por lo que las navieras  buscan otra ruta. Hummm …

Aunque solo el 81.5% de todos los buques que atraviesan el Canal necesitan 39 pies o menos, lo cierto es que la restricción afectó  al 18.5% restante. Y al abrirse el paso por las nuevas esclusas, los buques neopanamax ya pueden pasar por ellas con  entre 41 y 42 pies de calado, gracias a la mayor profundidad de las vías de acceso.

¿De qué depende que se implanten restricciones de calado?. De que la sequía haya provocado un descenso alarmante en el nivel de agua en los embalses que nutren al Canal. Se preveía que si la sequía continuaba, se harían más restricciones de calado, aunque la ACP ya avisaba de que se harían “ a menos que venga una Niña muy fuerte, con mucha precipitación, en los últimos días de mayo o en los primeros días de junio‘.

Afortunadamente para la ACP, la restricción no fue tan terrible pues en aquellos días no había mucha carga en movimiento, debido a la crisis europea  y  Estados Unidos solo crecía un 2%,    China un 6% y en el resto de América el crecimiento estaba estancado.  Hoy, también afortunadamente para la ACP, el calado sin sequía y con todos los accesos dragados es de 50 pies.

Pasó el mes de abril en situación de sequía y ésta se agudizó en mayo, con la consecuencia de que el lago Gatún registró su nivel más bajo de los últimos 103 años el lunes 2 de mayo:  78.50 pies. Este terrible registro hizo anunciar una nueva restricción de calado a 38.5 pies, que quedó sin efecto por las lluvias que daban entrada a la época húmeda, que sirvieron para aumentar algo el nivel del  lago Alajuela  y asegurar un mejor suministro a la potabilizadora de Chilibre. Entonces los ingenieros gestores trabajaban para mantener su nivel por encima de los 200 pies.

lago-gatun

Y empezó a llover, como le corresponde a la época húmeda sin “Niño”, más bien con “Niña”..  y hasta hoy.

La alegría de poder decretar el fin de la sequía se acrecentó al comprobar la paulatina subida del nivel de los embalses fruto de las copiosas precipitaciones “invernales”. Y así , el pasado día 8 de noviembre, la ACP inició las maniobras de vaciado controlado y  preventivo en el embalse Gatún, porque había llegado a rebasar su  nivel máximo de operación, 87.50 pies, llegando casi a los 88 pies . O sea que entre mayo y noviembre, las lluvias y la buena explotación del embalse habían conseguido llenarlo, con una subida de 9 pies. En el caso de Alhajuela, se llegó a 240.60 pies, 1.66 pies por encima de la curva guía, cuando su nivel máximo operativo es de 252 pies.

Los gestores cambiaron su política de avisos a la sociedad y en lugar de informar de que no habría agua ni para el Canal ni para nada, alertaron a la población ribereña residente aguas abajo de las represas de que había que mantenerse fuera del cauce y de las zonas inundables de la llanura de inundación, porque el agua aliviada desde el embalse las inundaría.

Cuando mi amiga escuchó las sirenas que avisaban del desembalse  y de la inundación que éste provocaría en las riberas, pronunció su ya famosa frase: ¡Qué vaina, antes secos y ahora se desbordan!

Esperamos que nuestros lectores comprendan el por qué de esa “vaina” y valoren la labor de los gestores de los embalses, imprescindibles para alcanzar un futurodelagua seductor.

 

Lorenzo Correa

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0 Respuestas a “¡Que vaina, antes secos y ahora se desbordan! Los embalses del Canal de Panamá, a tope”

  1. Gracias Luis por tu manifiesto interés y por tu sanísima curiosidad. La función principal de una presa es elevar el nivel del agua del río, por lo que su carga principal es el empuje del agua, que obviamente será mayor cuanto más alta sea. Pero como muy bien apuntas, la presa tiene un segundo objetivo que condiciona su funcionamiento estructural, que es el de evacuar el agua sobrante. Y esto no es fácil, porque el caudal de un río es muy variable y a menudo se producen avenidas que provocan puntas de caudales importantes. Por eso para proyectarlas, se necesita utilizar muchas disciplinas científicas: geología, resistencia de materiales, geotecnia, hidráulica, biología…

    Hay que proyectar muy bien el tipo de estructura (si resiste por su propio peso el empuje hidrostático, será un presa de gravedad con una buena cimentación para asegurar la estabilidad al vuelco; si transmite el empuje al terreno, será una presa arco o bóveda, que enviará las cargas tanto a los cimientos como a los estribos). También hay que proyectar muy bien los órganos de desagüe, con aliviaderos de superficie, de fondo y de medio fondo adecuados. Y después mantenerlo todo muy bien para que funcione.

    Ese es el reto

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