Ya hace un año y medio que el cantautor y poeta Javier Krahe nos dejó, sumergiéndose en el mar de su querida Zahara de los Atunes para no volver más por aquí.
Era nieto del insigne matemático Augusto Krahe, de quien a buen seguro heredó su carácter libre e independiente, aunque no llegara a concocerle. De profundas convicciones, el abuelo Krahe abandonó en penúltimo año la Escuela de Caminos por su controversia con el entonces director, al que acusaba de poco innovador en la enseñanza, y nunca más quiso volver a ella.
Catedrático de Geometría Descriptiva y Estereotomía de la Escuela Superior de Artes e Industrias de Madrid, D. Augusto fundó una mítica Academia en la que muchos de los futuros ingenieros de caminos españoles de la primera mitad del siglo XX preparaban su ingreso en la Escuela. Muy cercano a quien fue Premio Nobel de Literatura, el también matemático e ingeniero José de Echegaray, el abuelo Krahe fue sin duda un referente en la vida de nuestro poeta de hoy.
Algunas de las canciones de Javier se relacionan con el agua:
Recordemos tres
- “Nos ocupamos del mar”
Nos ocupamos del mar y tenemos dividida la tarea.
Ella cuida de las olas, yo vigilo la marea.
Es cansado, por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado, mis ojos en su costado.
- “En la costa Suiza”, en la que un irredento pescador se gasta lo que gana con la pesca…
E invitar a beber y beber hasta el anochecer.
Y arrojar lo que hubiera sobrado del dinero cobrado,
arrojárselo al mar, devolver. Devolverle el dinero.
Y cada amanecer empezar desde cero
- Y, por supuesto “Auténtica y total”
Por si acaso al naufragar ya no puedo con mis huesos,
precavido con la mar llevo siempre un salvabesos,
por lo que pueda pasar
En homenaje a nuestro poeta, hoy queremos proyectar la canción que compuso a una modesta fuente y además regalar a nuestros lectores su interpretación en directo, para que puedan degustar la poesía y la sabiduría de nuestro Krahe: podrán oírle cómo presenta su canción “inspirada en hechos ficticios” y evoca su composición cuando buscando setas en el monte, vio una fuente en la que “el agua emitía un sonido como si quisiera contarle algo”. Pero él no “hablaba agua” y no la entendía… por lo que “lo más sensato fue poner mucho de su parte” hasta que la entendió, ¡y cómo la entendió!
Disfruten de Javier Krahe, “hablando agua” en la fuente
Y no dejen de verle y oírle aquí:
Lorenzo Correa
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