Ríos humanos: caudales que generan energía


El estado de los ríos y el caudal de agua que transportan reflejan en buena medida la calidad ambiental de un territorio que deja mucho que desear si las derivaciones para usos hidroeléctricos carecen de la restricción de un adecuado caudal ecológico o de mantenimiento.

La estimación del caudal ecológico entra en juego cuando se estudia el aprovechamiento social e industrial de un río (derivación de agua para riego o abastecimiento, para la obtención de energía hidroeléctrica, para refrigerar una central térmica, para ser empleada en lavados mineros y ser devuelta al río, etc.) y se hace evidente que el estado natural anterior a su explotación será modificado. La fijación de unos objetivos de calidad medioambiental o sostenibilidad del río provoca limitaciones en los aprovechamientos: desde la exigencia del respeto absoluto del estado natural del río, en cuyo caso no habrá explotación posible, hasta la permisión de la desaparición total de la calidad del agua o incluso del mismo flujo. Ejemplo máximo de humanización fluvial cuando los caudales se comparten y hay que equilibrar los destinados a recursos con los garantes del patrimonio.

Ved un río modesto pero alegre partiéndose en dos y compartiendo su caudal con un «río humano», con un canal de derivación:

 

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