El papel del bosque en el futuro del agua


Garantizar la atención de las demandas futuras del agua es un reto de proporciones gigantescas para los gestores hídricos. El bosque es una herramienta fundamental para conseguirlo. Son de sobra conocidas las soluciones ya “convencionales” basadas en el consumo de energía. Reutilización, bombeo de agua subterránea y desalinización exigen disponer de un enchufe cercano. Hay otras como el ahorro y la eficiencia, pero dependen de un cambio en la conducta de las personas que se antoja lento y complicado. Porque cada vez hay más personas en el mundo. Y se mueven cada vez más para acabar en una gran ciudad. Pero el futuro ya está aquí. «Smart City» y » Sponge City», son dos ideas de futuro en las que ya se trabaja

Por eso ahora está de moda hablar del bosque como una “infraestructura” clave para satisfacer las demandas de agua. Y de energía. De ahí que hoy nos ocupemos del papel del bosque en el futuro del agua. «Forest City», es otra herramienta clave para mejorar la absorción de la esponja en la ciudad inteligente.

Avisa la ONU que dos tercios de la población mundial vivirán en zonas urbanas para la mitad de nuestro siglo. Y que esa ingente población exigirá ser satisfecha con enormes volúmenes de agua, toneladas de alimentos e ingentes recursos energéticos. Es un buen dato de partida

Para gestionar mejor el agua, hay que gestionar antes el bosque. Porque a ellos antes que nadie les afecta el incremento demográfico y el de transeúntes de largo recorrido Los caprichosos vaivenes de las fuerzas de la Naturaleza, también los alteran. Aplicar al bosque las innovaciones tecnológicas es, para la ONU, urgente. Eso quiere decir que habrá que invertir en ello y en ellos.

Para preparar el terreno, con ocasión de la celebración el pasado mes de marzo del Día Internacional de los Bosques, el Director General de la FAO, enfatizó la importancia de conseguir unos bosques y árboles bien gestionados en las ciudades y sus alrededores, para mejorar hábitats y generar alimento y protección para las plantas y animales que los pueblan, ayudando a mantener y aumentar la biodiversidad. Por eso el objetivo de esa jornada fue el de crear vínculos entre la gestión sostenible de los bosques y las ciudades inteligentes. Y el vínculo más importante es el de saber quién paga los gastos necesarios para conseguirlo

¿Cuál es la relación entre el bosque y el agua? El agua se precipita, se infiltra, discurre y se almacena en la cuenca. En todas las cuencas húmedas, el bosque tiene su hábitat. Por ello, esa precipitación llega antes al bosque que a la tierra.

Por eso las cuencas boscosas son fábricas de agua. Y fabrican las tres cuartas partes del agua dulce que usamos. Así que la mejor arma para asegurar el buen funcionamiento de la fábrica es cuidar el bosque. Ahí tenemos una herramienta anti estrés hídrico, con el que, para mediados de siglo, tendrán que convivir la mitad de los habitantes del mundo. Se estima que para 2050, más de la mitad de la población mundial enfrentará estrés hídrico.

Además de los bosques situados en zonas no urbanizadas de la cuenca, hay que crear bosques urbanos. Sus árboles y su substrato vegetal regulan el clima, absorben carbono y retienen el agua de la tormenta aumentando los tiempos de concentración. Y amortiguando los efectos arrasadores de las avenidas urbanas.

Como dice el proverbio zen, “los árboles meditan en invierno para poder florecer en primavera. Dan sombra y frutos en verano y se despojan de lo superfluo en otoño”. En las ciudades, el producto de su meditación invernal es también esa hoja que retiene el agua que cae con intensidad y esa estructura que conforma sus copas que retarda su llegada a la red de drenaje urbano y cobija especies que no frecuentaban hasta entonces la urbe y la embellecen y animan.

Mientras tanto, las ciudades sufren los efectos desfavorables de las inundaciones. Sobre todo, sus suburbios más pobres y poco equipados. Los que suelen crecer sin orden ni concierto en las laderas de las colinas que observan impertérritas los barrios más favorecidos por la urbanización. Los más caros. En el suburbio, cuando llueve fuerte, los deslizamientos de laderas causan estragos.

Este problema se repite sin cesar por todo el orbe en grandes ciudades: Favelas de Río de Janeiro. México DF, en los “barrios bravos” de esa ciudad “deshecha, gris, monstruosa”, así calificada por el poeta José Emilio Pacheco, que se tragó las poblaciones del Estado de México que existían alrededor de ella y las integró en el D.F. Barrio de Thon Buri, que linda con el río Chao Phraya en Bangkok. Barrios paupérrimos de Banshankari o Banaswadi en Bangalore. Y así sucesivamente.

Además de los deslaves o deslizamientos, la combinación de una superficie atroz de asfalto y hormigón y del uso cada vez más creciente de aparatos de aire acondicionado, fomenta la emergencia de las islas de calor urbanas. Y en ellas, un incremento asfixiante de las temperaturas, que llega a niveles insoportables en ciudades cálidas como Panamá, Los Ángeles o São Paulo. Y provoca incrementos significativos del consumo de agua. La ducha y el aparato de aire acondicionado, son los reyes del hogar…para quienes tiene la suerte de disponer de dichos adminiculos y de agua y energía para alimentarlos.

En este sentido, hay una interesante sesión para el bosque, en el seno de «REBUILD»,  evento en confluencia con la innovación de materiales, el diseño, la tecnología y la sostenibilidad en el hábitat y la edificación. La ciudad de Barcelona acoge, del 26 al 28 de septiembre, además de este evento, el Congreso Nacional de Arquitectura Avanzada y Construcción 4.0

Este  espacio donde descubrir nuevos materiales, últimas tecnologías emergentes y sistemas constructivos  innovadores, ha invitado a futurodelagua.com a intervenir en la sesión: ¿Se puede hacer un edificio sin aire acondicionado? Hacia el consumo nulo.

Si nos acompañan, el viernes 28 de septiembre entre las  15:00 y  las 16:15, en la sala  Construcción 4.0 & Building, además de obtener la respuesta a la pregunta planteada, comprobarán que el papel del bosque es fundamental para ayudar a contestarla afirmativamente.

Construir un edificio sin necesidad de incorporar aire acondicionado es posible. Es más, las nuevas directivas energéticas abogan por realizar edificios de consumo casi cero a partir de 2020. ¿Qué es necesario para construir un edifico que no gaste calefacción ni aire acondicionado?

Ítem más, sigue creciendo la lista de ciudades amenazadas por la falta de recursos hídricos para su normal abastecimiento. A Ciudad del Cabo, ya citada aquí como ejemplo, deben unirse Bogotá, Johannesburgo, Yakarta y un largo etcétera.

 

Bosque dentro y fuera de la granciudad
Bosque, agua y ciudad

Y por último, el otro factor productor de inundaciones urbanas, el aumento del nivel del mar cierne su amenaza ciudades tan lejanas como Miami o Mumbai.

Del 12 al 14 de septiembre, se ha celebrado en San Francisco la Cumbre Mundial de Acción Climática. Una de sus consecuencias, en el asunto que nos ocupa, ha sido la consolidación de la iniciativa Cities4Forests, en la que se agrupan 45 ciudades del mundo, distintas y distantes, para alcanzar un objetivo común: protegerse de los azotes de la naturaleza incentivando la presencia del bosque urbano

El reto es comprometerse a la restauración de bosques, a conservarlos en plena forma y a informar y comprometer a la ciudadanía a cuidarlos y mantenerlos vivos, para que ellos los protejan cuando llegue la tormenta o apriete el calor.

Es el que hasta ahora han asumido ciudades como Addis Ababa, Bogotá, Oakland, Nueva York, Kigali, Washington, Kochi, Quito, São Paulo, Seattle,  Toronto, Salt Lake City, Viena, Detroit o Los Ángeles, entre otras

Los urbanitas “consumen” bosque sin advertirlo. De la misma manera que el agua virtual está en casi todas las cosas que usamos, el bosque virtual se encuentra también en nuestros muebles de madera, en el papel en el que escribimos, en el aceite de palma o la carne que ingerimos y hasta en la soja. Ese traslado del bosque a la ciudad se incrementa más cuanto mayor es el consumo y como es natural, afecta negativamente su integridad y preservación. Y al clima

Partiendo de la base de que los bosques son imprescindibles para las ciudades, los ideólogos de Cities4Forests, definieron tres tipos:  bosques ciudadanos, próximos y alejados de la urbe.

Nuestros parques urbanos, son bosques. Y los jardines particulares y los bulevares, también. Además de alegrarnos la vista y trasladarnos a un ambiente bucólico, filtran el aire viciado de la ciudad. Y hacen menos extrema la temperatura ambiente.

Salud y ahorro energético, es otra ventaja de tener árboles entre los edificios.

Si salimos de la ciudad, el bosque que la rodea se asienta sobre una cuenca hidrográfica a la que altera positivamente, fijando el terreno y evitando la erosión en avenida y aumentando el tiempo de concentración de la lluvia caída. Así ahorramos afecciones por inundación, pérdidas por deslizamientos de tierras y hasta algo en la factura de las potabilizadoras. Eso sí, siempre que su vegetación sea autóctona. Estas ventajas las tenemos que añadir a las que ya disfrutamos, a las del bosque cercano como lugar de esparcimiento y relax de los urbanitas.

Lejos de las ciudades, el bosque se queda con el carbono, moderando los extremos del clima. Y fabrica lluvia para los que agricultores tengan su maná. Además, es una fábrica de hierbas medicinales, indispensable para los laboratorios que cuidan nuestra salud. Ventajas a sumar a la evidente de albergar una extensa gama de biodiversidad.

Observamos que los bosques tienen más ventajas de las que parece. Por eso, cada vez más, las ciudades quieren significarse por la presencia de árboles en sus calles, parques y plazas.

Cities4Forests pretende ayudarlos a seguir por esta senda, restaurando y preservando la salud de los árboles más necesitados y plantando nuevos donde sea preciso y posible.

La propuesta es la de reverdecer la ciudad plantando árboles, la de potenciar el bosque circundante y cuidar al máximo los lejanos a la urbe. Tres actuaciones con un mismo objetivo: reducir el riesgo ante los desastres naturales, apoyando la “cruzada” contra el calentamiento global.

Hay 165 millones personas concernidas. Son los habitantes de las 45 ciudades adheridas a Cities4Forests. Comprometidas a reforestar, a restaurar ya gestionar los bosques en tres niveles.

 

Bosque urbano, más resiliencia ante inundaciones

Ahora les toca actuar  y destinar los presupuestos necesarios para que todo no quede en una declaración de intenciones

Hay que conocer el grado de dependencia de cada ciudad de los bosques, averiguando su estado actual y diseñando su protección/restauración/renovación

Deberá fomentarse la información ciudadana para que asuman el coste/beneficio de mejorar la salud de sus masas forestales. Y diseñar las actuaciones que pueden realizar a nivel individual, en equipo o con la imprescindible colaboración entre administraciones implicadas

Hecho esto, habrá que integrar lo realizado en este ámbito en las medidas destinadas a alcanzar los objetivos climáticos. Y en las relativas a la gestión del agua.  Abastecimiento con garantías, saneamiento adecuado, reducción de escorrentías superficiales y usos lúdicos acuáticos urbanos

Todo ello exigirá actuar de otra forma desde los ayuntamientos. Utilñizando el voluntariado por un lado y por el  otro, adjudicando contratos que ayuden a llegar a la meta en tiempo y forma.

Las ciudades miembro de esta iniciativa están obligadas a cumplir unos determinados plazos en su compromiso y en los tres niveles de bosques. Involucrándose en como mínimo un nivel para 2020, dos para 2022 y en los tres para 2025.

Hecho esto, solo quedará compartir experiencias y extraer aprendizaje de los errores y problemas encontrados en el camino. Este será el mejor combustible para que se muevan las ciudades más retrasadas en el proyecto. Y animará a integrarse a muchas más. México DF da ejemplo. Ya  es la primera ciudad de Iberoamérica en poner en el mercado un bono de carbono forestal.

Los gestores del proyecto Cities4Forests son el World Resources Institute, Pilot Projects y REVOLVE. Aportan a las ciudades socias  la asistencia técnica necesaria para definir con la mayor exactitud posible la superficie de cubierta arbórea. Así pieden optimizar los lugares donde se plantarán nuevos ejemplares. También les asesorarán en cuestiones económicas, indicando donde pueden encontrar los fondos necesarios para su financiación.

Así podrán actuar en la restauración de cuencas y terrenos degradados, en la compra de madera y de materiales reciclados. Por último, aunque muy importante, les asistirán en el mercado de bonos de carbono para el mantenimiento de bosques tropicales. Los que generan lluvias que permiten irrigar los campos de los que sale nuestra comida. Los que almacenan grandes cantidades de carbono.

El bosque debe ser restaurado en esos tres niveles, interior, cercano  y lejano. Así será una infraestructura verde que hará más inteligentes a las ciudades. Y ayudará a cumplir los objetivos más optimistas que garanticen el mejor futuro del agua posible

Lorenzo Correa

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