Las protestas de los agricultores también repercuten sobre la gestión europea del agua 


Las protestas de los agricultores se extienden por Europa como una mancha de aceite imposible de retener. El agua es una de las claves de este conflicto, y es posible que algo haya repercutido en su gestión, como demuestra la reciente decisión de la Comisión europea. 

La noticia acaba de llegar a todas las redacciones de los medios de comunicación. Por ellos sabemos que la Comisión Europea ha retirado la iniciativa Resiliencia del Agua de su agenda. Y que se deja en suspenso hasta después de las elecciones del próximo mes de junio. Ahora, todos los que se preocupan por estos asuntos, se preguntan por las cusas que han obligado a la CE a tomar esta decisión 

Las frecuentes sequías e inundaciones que periódicamente se prodigan por nuestros lares provocaron que las autoridades europeas decidieran abordar la Iniciativa de Resiliencia del Agua. Con ella pretenden garantizar el acceso al agua mediante un reparto equitativo entre las necesidades de preservación del medio hídrico y la de utilizar el recurso agua, vital en la economía.  

Así será factible minimizar los efectos adversos tanto de las inundaciones catastróficas como de la escasez de agua. Por desgracia, hace pocos días, se confirmó que la presentación de esta Iniciativa no se realizaría en el próximo mes de marzo, como estaba previsto. La razón oficial es que aún no hay una planificación específica para la publicación. Pero la realidad es que todo se ha detenido a causa de las recientes protestas de los agricultores. 

Todo comenzó en junio de 2021. Entonces la presidenta del Grupo del Agua del Parlamento Europeo afirmó que estaban dispuestos a dar prioridad al agua en la agenda de la UE, porque su transversalidad provoca que las políticas hídricas afecten a diferentes departamentos. Por eso era necesario darle un enfoque integral. 

Para ello se formó el llamado “MEP Water Group” En la CE, los diputados al Parlamento Europeo, o eurodiputados, se denominan MEP, del inglés Member of the European Parliament.  Y un grupo de miembros de este Parlamento, se integraron en el grupo del agua para conseguir a través de él desempeñar un papel clave para contribuir al futuro de la política del agua de la UE. 

El Grupo de Eurodiputados del Agua tiene cuatro miembros, dos de Alemania uno de Chequia y otro de Dinamarca. Ninguno de la Europa seca y sureña. Todos de la húmeda y norteña. Comenzaron la faena muy esperanzados y con ganas de trabajar. Querían garantizar que los recursos hídricos de Europa se gestionaran de forma sostenible y equitativa. Y pensaron ante todo en optimizar el famoso nexo agua-energía. 

Sabían que depurar aguas residuales exige un enorme consumo energético, pero que ese mismo proceso también permite generar mucha energía. Solo hace falta conseguir hacerlo y exportar ese logro a todos los países que lo necesiten utilizar. Así se generará trabajo y se protegerá más el medio receptor El grupo del agua tenía entonces como prioridad máxima abordar la implementación de las soluciones necesarias y avanzar en su integración en el proceso legislativo. 

En aquellas fechas (2021), bastantes directivas relacionadas con la gestión del agua llenaban las páginas de la agenda del Parlamento Europeo. En concreto, las incluidas en el denominado al paquete ‘Fit for 55′.   El ’55’ se refiere al reto de reducir las emisiones de CO2 en un 55% para 2030. Para ello, habría que actualizar las leyes climáticas y energéticas de la UE para esa fecha.

No quedaba otro remedio que ir preparando el ambiente enfatizando el enorme impacto en el cambio climático que provocan los problemas del agua en diferentes Estados miembros. El relato incluía referencias a los bosques que agonizaban en la República Checa, provocando más emisiones de CO2.  

De ahí al impulso a la ahora tan de moda regeneración de aguas, solo había un paso. Hasta se proponían soluciones como almacenar el agua en aquellos territorios en antiguas minas de carbón. Los nuevos-antiguos embalses. 

Podríamos evitar esto con una mejor gestión del agua. Por ejemplo, creando zonas de captación de agua e impulsando la reutilización del agua. La República Checa es el techo de Europa. La lluvia cae aquí y desaparece. Si lo miramos de una forma más creativa podríamos solucionarlo fácilmente.  

Señalaba la utilización de antiguas minas de carbón como depósitos de agua. Pero el mayor obstáculo estaba en la gran diversidad de legislaciones europeas relativas a la política del agua. Es la iglesia con la que siempre se topa en esta Europa unida 

Llegamos así a septiembre de 2023. Entonces se seguía proclamando que el agua debería convertirse en una máxima prioridad para la Unión Europea. Parecía que los dos años transcurridos no habían servido para olvidarse de esta sentencia. Se pedía la firma de un Acuerdo Azul, indispensable para que pudiera haber un Acuerdo Verde. 

Pedro Arrojo-Agudo, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho al agua y al saneamiento, Pernille Weiss, Miembro del Parlamento Europeo, Presidenta del Grupo del Agua, Oliver Rpke, Presidente del CESE, Pietro Francesco De Lotto (asiento 99) , Presidente de CCMI

Así se reflejó en ese mes y año en una carta enviada por el presidente del CESE, Oliver Röpke. Se envió a la presidente de la CE, Ursula von der Leyen. Por su parte, 35 miembros del Parlamento Europeo (MEP) y un representante del Comité Económico y Social Europeo (CESE) enviaron una urgente carta abierta a los jefes de Estado y de Gobierno europeos. 

Según ellos, tal estrategia será crucial para proteger recursos valiosos para las generaciones presentes y futuras, el medio y las industrias. En el mes de julio, el CESE ya había redactado algunas recomendaciones clave para el Acuerdo Azul. Abogaba por varias iniciativas novedosas en el enfoque de la gestión del agua. La primera, que estuviera dotada de una visión cercana al respeto a los derechos humanos. La segunda, impulsar inversiones en infraestructura y tecnologías. Y las dos restantes, la introducción de etiquetas de consumo de agua y la reestructuración de precios.  

Estas recomendaciones constituyeron la primera oleada de propuestas del CESE para una política hídrica integral para Europa en el marco de su iniciativa Acuerdo Azul. En octubre siguiente, las presentó a las instituciones y partes interesadas de la UE haciendo oficial su llamamiento para un Acuerdo Azul de la UE. 

Y la Comisión Europea se responsabilizó de implementarlo en el período 2024-2029. Además de que su diseño tuviera en cuenta una estrategia hídrica inteligente, es decir que avanzara en hacer posible un cambio de paradigma. De un enfoque aislado a uno holístico y colaborativo de la gestión del agua. 

Y llegaron tan lejos que propusieron el nombramiento de un vicepresidente de la UE a cargo de la gestión del agua. Argumentaban que sólo así se podrían abordar mejor los desafíos que la UE enfrenta. Que no eran otros, como supondrán nuestros lectores, los derivados del cambio climático que Europa afronta y sufre cada vez más. Sobre todo, y en este caso concreto, provocando escasez de agua, más calor, sequía, las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos. 

Fueron pasando los meses y el MEP Water Group no consiguió ejercer la más mínima influencia en el sector industrial y en el funcionamiento de sus cadenas de valor de sectores intensivos en agua, como los semiconductores y la producción de hidrógeno. A pesar de que, desde su constitución, consideraban y alertaban de que la inacción no era una opción.  Sensu contrario, no hacer nada podría costar cinco veces más que la inversión necesaria para abordar los riesgos de una gestión del agua inadecuada en el ámbito industrial. 

Y así llegamos a febrero de 2024, cuando salta la noticia que da pie a escribir este artículo. Recientemente EurEau, la Federación Europea de Asociaciones Nacionales de Servicios de Agua, manifestó su profunda preocupación por la noticia de que la Comisión Europea pospondrá la publicación de la Iniciativa de Resiliencia del Agua.

“En tiempos en que un número cada vez mayor de regiones luchan por satisfacer las necesidades de agua de la sociedad, este anuncio esto envía una señal negativa a los agricultores, la industria, el turismo, los abastecedores de agua y, por último, pero no menos importante, a la naturaleza misma. El agua es fundamental para todos los aspectos de nuestra vida, economía y sociedad”. 

Quedó sin efecto la anunciada presentación de la planificación efectuada durante los últimos tres años, prevista para el 12 de marzo. Los que se habían ido preparando, como comentamos anteriormente, surgidos de la iniciativa del Comité Económico y Social Europeo (CESE) sobre un futuro Acuerdo Azul de la UE.  Se deja pues aparcada la nueva estrategia del agua para Europa derivada de la iniciativa conjunto del CESE y el Parlamento Europeo.  

Para muchas organizaciones ecologistas, como es el caso de WWF, la decisión se tilda de “irresponsable”, ya que se adopta cuando intensas inundaciones y sequías están ahogando o resecando partes de Europa en un costo inmenso para las comunidades, los agricultores, el suministro de alimentos y la naturaleza. No creen que tenga “absolutamente ningún sentido y sólo puede tener como objetivo lograr avances políticos en el período previo a las elecciones.” Instan por ello a la Comisión Europea a que vuelva a situar cuanto antes colocar la resiliencia hídrica en la agenda política. 

Choca bastante la decisión tomada, porque hace menos de un mes, en una reunión organizada por el CESE, se debatió sobre la iniciativa del Acuerdo Azul de la UE aplicada a la gestión sostenible del agua en los ríos. La intervención de todos los convidados, preocupados por la gestión del agua en diversos ámbitos, se centró en solicitar una vez más a los responsables políticos de la UE ayuda a identificar cómo promover e implementar mejor la gestión integrada del agua también en los ríos de Europa  

Fure concretamente el presidente de la Iniciativa para el Futuro de los Grandes Ríos (IFGR), quien enfatizó la importancia del Acuerdo Azul en esta disciplina en todo el planeta. Aunque entonces, no sabía todavía que la Iniciativa de Resiliencia del Agua estaba en peligro, algo debía sospechar cuando manifestó que se había llegado a una encrucijada. 

Y abogó por que se siguiera el camino correcto, aprendiendo de errores pasados. Entonces hizo una mención a la cantidad de dinero y de esfuerzos imaginativos dedicados a la PAC en cuanto a la reducción de las emisiones de CO2. Y se quejó de la poca atención que se ha dedicado a la investigación sobre el ahorro de agua. Pidió ayuda para salir de esa ignorancia y abordar la gestión del agua de otra manera. 

Después comenzó la movilización de los agricultores en toda Europa. Sus quejas se centran en la PAC en varios aspectos. Desde los derechos de ayuda básica a la renta para cumplir los exigentes requisitos de sostenibilidad, los llamados ecorregímenes a las modificaciones relativas al cuaderno digital.   

Pero lo peor es lo que alude a la archipublicitada crisis climática y los fenómenos meteorológicos extremos. Esto es lo que más preocupa a la gente que gestiona las explotaciones agrarias y ganaderas. Hartos de soportar sequías prolongadas, calores extremos que hastían los cultivos o gotas frías que arrasan producciones. 

 Piden también una nueva gestión donde las obras hidráulicas recuperen el protagonismo perdido. Y Europa ha decidido tomarse un tiempo de descanso. Después de las elecciones, veremos. Hasta entonces, despidámonos de la Iniciativa de la resiliencia del agua 

Lorenzo Correa

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