El caudal en avenidas urbanas debería medirse en vehículos por segundo.


Vuelve a llover intensamente donde casi nunca llueve,  en el Levante español. El mar Mediterráneo recibe su carga de sedimentos arrastrados por las aguas.. y desgraciadamente, una vez más, también de personas. Las personas son irrecuperables y el drama se repite riada y tras riada. Los sedimentos ya no son los que fueron. Si antes de la impermeabilización severa de la costa   lo que arrastraban los cauces en avenida era el producto de la erosión de la tierra inundada y las especies vegetales que moraban en los cauces y su espacio fluvial (cañas y barro), ahora ya no es así, porque si continúan bajando las cañas y el barro , también lo hacen los vehículos de todos los colores y tamaños, que discurren por cualquier calle, callejuela o callejón por la que el agua encuentre una pendiente suficiente para deslizarse y seguir su camino al mar, en una auténtica ordalía (juicio de Dios), sobre lo que esa severa transformación del paisaje supone y supondrá en el futuro de las zonas afectadas.

Ya importa lo mismo el caudal punta de agua en un tiempo  determinado que el caudal punta de vehículos en el mismo tiempo. El primero se mide y lo conocemos, pero el segundo no se mide, solo se padece.

Un ciudadano desconocido para quien esto escribe ha grabado y hecho circular por las redes sociales el video que les adjunto:

 

Agradecemos al autor la oportunidad de poder divulgar estas imágenes tan impactantes y de las que tanto podemos todos aprender (aunque quienes conocen Orihuela nos dicen que lo que sale en el video no es Orihuela, sino Adra el año pasado. En fin, eso es lo de menos, lo importante es lo que se ve, ocurra donde ocurra).

Si observan atentamente el video en su totalidad, comprobarán cómo tres camionetas que el azar ha llevado hasta la esquina de «autos»,  se acumulan una sobre otra y forman una presa que obliga a las aguas circulantes a discurrir por la calle en la que el temerario operador cinematográfico, aspirante a un Óscar del peligro, con su vistosa camiseta naranja se juega un poquito  la vida hasta que (afortunadamente), puede salir indemne del embrollo.

Estas  imágenes nos provocan reflexiones inquietantes que queremos compartir con nuestros lectores. La primera es que los valientes no deberían estar a pie de calle y con el agua hasta las rodillas filmando nada, porque el riesgo que corren es enorme. La culpa no es del valiente operador, claro, sino de la ausencia de información clara, concisa y repetitiva hasta la saciedad de lo que debe hacerse cuando desde la televisión, la radio, la prensa o los ayuntamientos nos avisan de que va a llover fuerte.

La segunda es que en zonas inundables e inundadas hiperurbanizadas ya no sabemos por donde va a discurrir el agua, porque los «nuevos sedimentos», esos flotantes enormes que van a la deriva desde el lugar en que se estacionaron en seco hasta donde la providencia los detiene en mojado, están condicionando aleatoriamente las zonas en las que se acumulará el agua  y en las que afectará gravemente a las personas y los bienes que en ellas habiten.

Las dos reflexiones se funden en una, que es la que hoy queremos trasladar a nuestros lectores con el ruego de que la hagan llegar a quien corresponda: además de planificar las actuaciones estructurales y de gestión en los planes de riesgo de inundación, además de perfeccionar sin tardanza las redes de alerta  hidrológica y de estaciones de aforo (que necesitan siempre disponer presupuestos más holgados), hagan el favor de incrementar los esfuerzos de información, comunicación y divulgación de estos videos a todos los niveles posibles de las comunidades afectadas por residencia fija o temporal.

Creemos imprescindible convocar reuniones, conferencias y proyecciones con vecinos, curiosos, periodistas e interesados informando del riesgo real que corren cuando dejan sus vehículos en lugares de peligro y cuando almacenan sus bienes en puntos bajos, así como de la realidad hidráulica del lugar en que viven  y del comportamiento de las aguas en avenida en esos lugares. Desde colegios a residencias de ancianos, desde cámpings a televisiones locales…la administración hidráulica dispone de grandes profesionales que conocen las avenidas de su cuenca por su experiencia y porque han tenido que comprometer su prestigio profesional tomando decisiones en momentos difíciles. ¿Por qué no se utiliza esta experiencia también en el ámbito comunicativo?. Sin menospreciar a académicos, meteorólogos o periodistas, ellos también saben. Divulgue quien divulgue, por favor, que se divulgue. La comunicación es también una medida a adoptar contra las inundaciones: barata, sencilla y muy muy eficiente. ¡Comuniquen! 

 

 

 Lorenzo Correa

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3 Respuestas a “El caudal en avenidas urbanas debería medirse en vehículos por segundo.”

  1. El clima a cambiado.
    Aquí, en Uruguay, es verano.
    Pero hemos tenido varias inundaciones y vientos fuertes y huracanados, cosa que antes nunca pasaba, y menos en verano.
    Un saludo.

    1. Uno de los retos más importantes del ser humano de nuestros días es la adaptación a los cambios.Lo principal es conocer el problema para empezar a tomar medidas y que no nos afecte demasiado. Por lo tanto en el caso de las inundaciones lo primero que debemos saber es cuándo y cómo se puede inundar el lugar en el que residimos y a partir de ahí saber también qué debemos hacer para proteger nuestra vida y para que nuestros bienes sean almacenados en lugares altos a donde no pueda llegar la inundación. Ese es el reto y además nuestros gobiernos deben tomar todas las medidas posibles y factibles económicamente para reducir el riesgo. Pero no nos engañemos la solución está individualmente nuestras manos y colectivamente en las manos de los gobiernos. La combinación de actuaciones individuales y colectivas de adaptacion a los cambios es la clave

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