Imaginamos y describimos los ríos mediante verbos. Porque verbos son palabras. Nuestro poeta de hoy, los usa para conseguir el milagro de que el agua vuelva. Para asombro de Heráclito.
Hacemos los ríos con palabras que significan esa idea. La del río. Para Carlos Mendizábal, conocido como Cé Mendizábal en el ámbito literario, los verbos sobrevuelan el cielo con su nidada. Y son, para este poeta boliviano, palabras que cimentan y estructuran el edificio de su obra.
El poema de hoy se titula “Regreso de agua”. Y sin dudar un minuto, lo reproducimos sobre la nevada silueta del Monte Canigó, en este enero de nieves y pandemias. Para que los lectores disfruten de su lectura, mientras sus verbos e deslizan en la helada superficie del cielo pirenaico
Quedará en los anaqueles de nuestra biblioteca poética del agua, donde tienen su nido todos los verbos que a ella describen. Para Heráclito, el agua pasada no mueve molino, porque nunca regresa al cauce por el que una vez discurrió. Vendrán más aguas, pero serán otras. Pero el poeta de Oruro, lo desmiente. Es solo un hombre de letras, de verbos. Y adivina cómo se puede hacer regresar al agua utilizando el sortilegio de la poesía. Con emoción e inteligencia, contradice al griego presocrático de Éfeso.
Hay quien dice, más verbos, que no existe el futuro, sino que es el pasado lo que suda el cuerpo. Porque el sudor es el regreso del agua que alguna vez ingerimos a la atmósfera de la que vino. Ella también revierte la historia del agua que va y vuelve. Aunque la razón nos diga que nos hay vuelta al pasado, la poesía lo contradice.
Y así seguimos navegando por el río de palabras. Conversando sobre el agua y sus paradojas. Viendo acumularse la arena del saber en el fondo de nuestro cauce vital. Mientras pasa la vida fluye hacia el futuro del agua
Lorenzo Correa
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