Nuestra poesía de hoy surge de la visión de un embalse tranquilo y sereno. Cuando estuvimos allí, la sequía no era ni siquiera un mal sueño. Las aguas colmaban el vaso del embalse hasta lamer la coronación de la pres. Y tuvimos sueños de presas.
Advertimos en primer lugar cómo el cielo se reflejaba en la superficie especular del agua. Surgía el espejismo al estar todo en calma. Y el cristal azogado, en un sueño de presas, reflejaba con precisión el paisaje que rodeaba al emblase, incluyendo el cielo y las nubes.
Este reflejo del cielo en el agua creaba una sensación de continuidad y ampliaba visualmente el paisaje, dando una impresión de espacio y profundidad. Es una vista hermosa y relajante que suele apreciarse en entornos naturales y paisajes escénicos, especialmente al atardecer o al amanecer cuando los colores del cielo son más intensos y vibrantes. Pero nuestros sueños de presas acontecieron a mediodía. Cuando el sol estaba en todo lo alto y las nubes eran buenos presagios.
Y gozamos del relajante efecto del cielo reflejado en el agua. Comprendimos cómo atrae a fotógrafos y amantes de la naturaleza. Porque crea una composición visualmente impactante y evocadora.
Para nosotros, la consecuencia fueron estos versos

Lorenzo Correa
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