Comparamos hoy dos ríos humanos que discurren por la parcialmente seca comunidad catalana. Uno, el Calders, afluente del Llobregat puede ser en la foto paradigma de la sequía en Cataluña . Las tres sequías, meteorológica, agrícola e hidrológica lo han golpeado muy duro.
Pobre Calders. pero en otra parte de Cataluña, el río Ebro baja ufano hacia su delta. Y llena los embalses que garantizan la ausencia de sequía hidrológica y agrícola a los catalanes que de él beben y con sus aguas riegan. Para compensar este desajuste territorial provocado por la sequía en Cataluña, se han unido la ingeniería, y la economía. Mediante la colaboración de cuatro colegios profesionales.
Y han presentado una solución solidaria, fácil de llevar a cabo, ecológicamente correcta y económica. Pero políticamente ignorada. Porque política no rima con sequía en Cataluña
Recientemente, la economía, a través de la Cámara de Comercio de Barcelona, volvió a plantear el tema ante la política. Su vicepresidente primero declaró que » Cataluña está sufriendo una sequía «sin precedentes» y que el impulso que se dio en las inversiones del último episodio de 2007 y 2008 «se difuminó con mucha rapidez». Y apostó por «trasladar agua del Ebro a Barcelona a través de la tubería como ya propusieron los colegios de ingenieros y apoyó Foment del Treball» Porque es el camino más rápido para asegurar agua de calidad en el área metropolitana de Barcelona.
También proponen «adelantar una década las inversiones previstas, como la regeneración y potabilización del río Besòs o las nuevas desalinizadoras. Pero advierte de que costarán al menos 5.200 millones de euros, en total, desde ahora hasta 2040.«. Sin embargo, ni Cataluña ni el estado disponen de presupuestos para el año 2024. Un anticipo de elecciones y el riesgo que sobre la aprobación de los PGE supone, nos han dejado sin ellos.
Difícil solución la de la sequía en Cataluña. ¿Podremos esperar si la providencia no lo remedia, a que el futuro nuevo gobierno catalán comience a funcionar? El Calders cree que no , añorando la ayuda del Ebro.
La política ha vuelto a desdeñar la propuesta de la Cámara de Comercio Y nosotros ya no sabemos qué pensar .
Por fortuna la Semana Santa está siendo pródiga en lluvias.
Ojalá el cielo escuche las plegarias de los sedientos cuitados de la parte de Cataluña castigada por la política a no disponer de agua porque el dogma moderno lo prohíbe. Es decir, porque sí. Y punto. Que llueva más, Dios mío.
Lorenzo Correa
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