La fragilidad antiestética de las redes de drenaje urbano


La gran ciudad se enorgullece del río que las cruza o la bordea.  Intenta satisfacer las exigencias estéticas y ambientales de los urbanitas  maquillando el cauce urbano. Así además también se ganan puntos para la rifa de la siguiente campaña electoral. Mejorando el drenaje urbano, por supuesto

A nosotros nos gusta recorrer los parques fluviales de  la ciudad. Pensamos en lo contentos que estarán sus creadores, gestores y promotores por haber intentado y a veces conseguido que los ribereños y turistas recuerden a los ríos en estado prístino justo al salir del metro o bajar del autobús.

Meandros artificiales, muros de hormigón y escollera e islas también artificiales obran el milagro de que los usuarios y vecinos de la ciudad confíen en que el río es muy natural. También en que además no les molestará en sus paseos. Ni inundará sus garajes o viviendas en días lluviosos. Porque está controlado.

Además se planta vegetación autóctona para que las aves y algunos pececillos y se detengan. Para que disfruten del ambiente naturalizado en la ciudad.

Tan idílica y costosa (que no cara) imagen ciudadana queda algo opaceada cuando salimos en nuestro paseo de los límites de actuación del proyecto. Entonces observamos lo que les mostramos hoy en nuestras fotos, tan humanas, de los jueves.

El drenaje urbano no se ve hasta que llega a su final, que es el cauce. Ahí lo vemos en esa descarnada y desagradable ventana, sucia y ruinosa que facilita el encuentro de las aguas.

Y esta imagen nos recuerda la fragilidad de la que escribimos tanto en estas páginas. Qué frágiles son las redes de drenaje de aguas pluviales de las ciudades importantes con río. Sobre todo, cuando recogen lo que las redes de saneamiento no pueden admitir cuando la lluvias es intensa y la red no es separativa.

Por eso, hace menos de un año se ha modificó el reglamento del Dominio Público Hidráulico para vertidos por desbordamientos de los sistemas de saneamiento. Para reducir el impacto producido por estos vertidos asociados a los episodios de lluvia. Se pretende dar un gran impulso al tratamiento en origen de la escorrentía pluvial, al fomentar el uso de sistemas urbanos de drenaje sostenible.

Mientras nos cuentan lo que va a costar realizarlo y nos preparamos para asumir costes en nuestras tarifas y cánones. mejor desandar nuestros pasos y volver al tramo en el que se rememora el estado prístino y la seguridad del encauzamiento del río regulado.

Lorenzo Correa

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