Cauces laminados. Estética, lógica y ética


El ingeniero Miguel Ángel Gago Lara, es un gran profesional del drenaje urbano. Conoce perfectamente lo que sucede cuando sobre una pequeña cuenca cae la impermeabilidad de la civilización. Los cauces naturales se esconden aterrorizados. No soportan la idea de la rigidización del paisaje que atenaza sus riberas. Ni lo que dirán de ellos cuando se desborden.

En la cuenca mediterránea española están sufriendo estos días los efectos de la gota fría. Mallorca, Málaga o Barcelona no pueden liberarse algo más de los estragos de las tormentas otoñales sin actuar más sobre el drenaje urbano. Cuando el mal ya está hecho, la ingeniería debe actuar. O bajo tierra, con depósitos de tormenta, o en superficie. En este caso, permeabilizando lo impermeable para captar el agua que cae o actuando sobre el cauce con balsas de laminación en cabecera. Todo esto produce dimes y diretes

A pesar de ellos , los ingenieros no tienen más remedio que artificializar los cauces. Con frecuencia, la renaturalización es imposible porque la losa impermeable lo cubre casi todo. Ya no  hay sitio. Entonces, hay que actuar en cabecera y hay que construir una balsa de laminación. Hay que artificializar aún más el cauce o su zona inundable para evitar males mayores aguas abajo. Hay que retener agua para evitar el bochorno de los cauces. Así, se les da tiempo para que puedan evacuar por sus reducidas y rígidas secciones.

Miguel Ángel Gago Lara, nos ha enviado las fotos que hoy exponemos. Corresponden a una balsa de laminación cualquiera. Y nos hacen reflexionar de nuevo sobre el arte y el paisaje. Volvemos a leer a Ángel del Campo, otro ingeniero que ya no está aquí, pero que nos instruyó sobre el “paisaje moderno”. Nos explicaba que “…cuando en las actuales condiciones el conocimiento se unió a la privación física de la Naturaleza, nació el deseo de la misma. Y nació el paisaje”.

Este paisaje moderno de los cauces, de las presas, de las canalizaciones, se cimenta en estética, lógica y ética. Es otra visión del campo, aportada por Ángel del Campo, que a nosotros nos motiva.

Porque no es solo estética lo que impera en el cauce. También la lógica de calcular cómo evitar desastres cuando se desborda y la ética de tener siempre una buena conducta cuando en él se actúa.

Esa es la base ética, moral y lógica de la obra pública. La que transforma el paisaje del cauce público. El paisaje preocupante del cauce alto en la foto. Desde aguas arriba, nada es natural. Solo edificios densamente agrupados

El nuevo paisaje, con balsa de laminación, puede observarse en las fotos del ingeniero Gago Lara.

 

Cauces laminados
Laminar es minimizar el riesgo de inundación

Lorenzo Correa

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