La erosión fluvial, como podrán comprobar en las fotos de nuestros ríos humanos de hoy, hace de las suyas. Cuando no hay intervención humana, modela el paisaje fluvial. Porque todos los ríos generan erosión fluvial. Y lo hacen desgastando el terreno con el que pelean por llegar al mar lo más rápido y recto posible. El producto de la erosión fluvial, que es el sedimento, se
transporta y deposita. Esa es la función del río.
Pero nuestra erosión fluvial de hoy es la debida a la alteración humana del espacio fluvial. La que a nuestro admirado ingeniero «paisajista», Ángel del Campo, utilizaba para clasificar los paisajes. Para él, los paisajes se alteraban según los criterios de “Ir, Llegar, Vivir y Morir”.
En el criterio de “Ir” están incluidos los paisajes derivados del movimiento. Y en nuestro caso, por supuesto, los derivados del movimiento del agua. Los que producen erosión fluvial y alteración consiguiente de márgenes. Y de obras de canalización o cruce de vías de comunicación. Sin olvidar, claro está las de protección de márgenes, para que los terrenos de las riberas puedan usarse sin riesgo.
Y es que, como el agua de los ríos es un agente erosivo de primer orden, se empeña en desgastar los materiales que lame y los terrenos que roza. A veces, esa respuesta es dura. La que obtiene esa lapidaria frase de Sánchez de Muniaín, eximio catedrático de estética, autor de la Teoría de la belleza del paisaje, cuando se refiere a las “injurias que los ingenieros infringen al paisaje”.
Y ocurre lo que vemos en las fotos. En portada, erosión fluvial como respuesta a la “injuria” de unas pilas que sustentan el viaducto, pero que también pueden ser responsables de su fracaso estructural. O más abajo, a unos gaviones que no han resuelto bien el solape con el margen natural. Y en vez de proteger el campo de cultivo, le ofrecen al caudal de avenida un atajo para inundarlo, con la excusa de proteger una pasarela.
Sin olvidarnos de esa calzada de una población costera que facilita al turista el acceso a la playa. Pero que también fracasa cuando llega la tormenta.
Erosión fluvial contra las injurias. Respuestas de los ríos humanos cuando los humanos alteran los ríos.
Lorenzo Correa
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