Cómo acelerar el progreso hacia el acceso universal al agua potable sin dejar a nadie atrás


En los últimos 40 años la sed de la humanidad se ha duplicado. El ansia de beber agua potable o de regar se extiende por el planeta. Se mide a través del concepto de estrés hídrico, muy sencillo de entender. Se presenta cuando el volumen de agua que necesitamos es mayor que la que hay. O, cuando la hay, su calidad la hace inutilizable. Por eso, hay que medirlo constantemente. 

Así las cosas, una cuarta parte de los habitantes del mundo, casi 20 países, tienen un estrés hídrico elevadísimo. Tanto, que el 80% de los recursos anuales disponibles son consumidos. Son los países con sed. 

Pero todos los seres humanos tienen el derecho de ceder a fuentes de agua potable seguras. Para garantizar que esto sea así, están los ODS. En nuestro caso de hoy, el de apagar la sed, el ODS de referencia lleva el número 6. Porque el texto de la 6.1 es muy claro. Para el año 2030, se debe garantizar el acceso universal y equitativo al agua potable a un coste asequible.  

Por fortuna, en los últimos 20 años, las inversiones en el ciclo de los servicios del agua potable han conseguido algo importante. Que 2.000 millones de personas en todo el mundo accedieran a redes de agua potable gestionadas de manera segura.

Gracias a ello, hace dos años, las tres cuartas partes de la humanidad podían beber agua “bendita”. Y así se ha superado ampliamente al porcentaje del 62% que podía hacerlo en el año 2000.  

Sin embargo, aún queda una cuarta parte de la población mundial que no puede beber ni seguido ni seguro. Y llegan a la terrible cifra de 2 mil millones de personas. Por desgracia, es obvio que para el año 2030, quedarán bastantes de ellas en la mismas condiciones de precariedad que ahora. Y el ODS 6 no se cumplirá.  

Veremos hoy en este artículo qué habrá que hacer para acercarnos lo más posible a su cumplimiento. Y lo haremos examinando las recomendaciones recogidas por tres organizaciones de campanillas para conseguir lo imposible.

Es decir qué hay que hacer para que sea compatible el acceso universal al agua potable con las necesidades agrícolas, industriales y ecológicas del agua. Cómo afrontar los desafíos que representan las amenazas existentes y emergentes relativas a la calidad del agua. 

Para ello, es necesario conocer cuál es la situación actual del agua potable en el mundo y cuáles son los retos pendientes. Debemos partir de la base que supone el Marco de Aceleración Global del ODS 6. Porque insta a los gobiernos a avanzar cinco aspectos fundamentales. La gobernanza, la financiación, el desarrollo de capacidades, los datos y la información, y la innovación.  

Y partiendo de esta base, la OMS, el Banco Mundial y UNICEF presentaron en octubre de 2022 sus recomendaciones. Resumamos este informe para saber qué hay que hacer. Y cómo ya algunos países han asumido el reto de suministrar proporcionar agua potable gestionada de forma segura. 

 Que hay que actuar “ya”, es obvio. Porque un ciclo de los servicios del agua bien gestionado solo da beneficios. Económicos y de salud. Por eso es indispensable aumentar el gasto público en conseguirlo, a través del compromiso político de los gobiernos correspondientes.

Y para ello deben apostar por la mejor gobernanza posible y dotarse de administraciones que sepan lo que hacen y trabajen duro por llevar agua limpia a todos los grifos. Es decir que sean accesibles para todos, incluidos los pobres, los vulnerables y los marginados. Porque solo así nadie se quedará atrás. 

 La lista de acciones potenciales integrada en el informe es obviamente muy extensa. Pero no hay otra manera de abordar el reto. Con ella, los gobiernos pueden acometer las acciones necesarias importantes para iniciar el proceso. Y hacerlo, aunque sus presupuestos limitados. Analicemos una por una las cinco recomendaciones antes citadas. 

  1. GOBERNANZA 

El fortalecimiento de las instituciones existentes, llenando vacíos institucionales es lo primero que hay que acometer. Pero debe enriquecerse con el fomento de la coordinación en un entorno regulatorio estable basado. Para ello, hay que legislar con claridad e independencia. Además de fijar unas normas de calidad del servicio que se deben cumplir. Y publicar siempre los resultados de la aplicación de las leyes 

También hay que conseguir que la normativa vigente proteja a todos los consumidores. Que sea transparente y aliente la mejora continua, la innovación y la recuperación de costos. Pero, sobre todo, que se lo ponga muy fácil a las personas pobres y vulnerables.  

El objetivo último es el de mejorar los niveles de servicio a hogares, centros de salud y escuelas. Y conseguir que sea una costumbre el uso de agua potable segura y abundante en los puntos de distribución. Pero solo será posible si los operadores del servicio están suficientemente controlados por los reguladores públicos. Y estimulados para que las redes sean eficientes También deben funcionar con normalidad cumpliendo unos estándares mínimos de calidad en el servicio. 

En otro orden de cosas, los reguladores públicos deben tener en cuenta las consecuencias del calentamiento global. Y tomar medidas para aumentar la resiliencia de las infraestructuras y de los servicios ofrecidos por los operadores y mitigar su impacto en el medio. 

Potable
  1. FINANCIACIÓN 

Como siempre ocurre, el dinero fluye lento en estos casos. Tanto, que habría que multiplicar por 4 su velocidad de crucero. Para ello, es necesario aumentar la eficiencia, fortalecer la unión público privada de intereses y gestionar mejor. Indispensable repetir que hay que crear un marco administrativo, regulatorio y administrativo estable. Pero también transparente.en un entorno político que fomenta la inversión. 

En estos aspectos, las decisiones políticas juegan un papel protagonista. Porque solo ellas pueden orientar la financiación e integrar todos los costes del ciclo de servicios del agua potable. Y además establecen cánones y tarifas a los usuarios. 

El dinero público debe fluir de manera dinámica y estratégica, creando incentivos para la prestación de servicios eficientes y sostenibles y priorizando el acceso de las personas sin servicios. También es importante lograr un equilibrio adecuado entre las inversiones en nueva infraestructura y las destinadas al mantenimiento de las existentes. 

Por último, las administraciones públicas deberán crear un entorno propicio para el uso de recursos económicos comerciales reembolsables. Y hacerlo tanto a nivel nacional como internacional, teniendo en cuenta las complejidades, el tiempo y la experiencia necesaria. Sin olvidar sus compromisos respecto al cumplimiento de requisitos de financiamiento climático.

 También debe trabajarse en fomentar la colaboración con organizaciones e instituciones. Ellas deben ser las que ayuden a los hogares mediante la concesión de microcréditos. Y así podrán invertir en abastecimiento seguro . 

  1. DESARROLLO DE CAPACIDADES 

Cuando el dinero llega, ya no quedan excusas para comenzar a actuar. Y para ello se necesitan instituciones potentes, dotadas de cerebros expertos y ágiles, de una plantilla motivada y de experiencia suficiente para mezclar, en las proporciones adecuadas sus capacidades de innovación, asociación y colaboración. 

Pero además, se necesitará crear un entorno propicio para los servicios de suministro de agua sostenibles. Hay que saber planificar y generar planes de gestión a largo plazo, con presupuestos sensatos y bien elaborados. Y en dichos planes no podrá faltar una adecuada gestión de la recuperación de costes, la generación de ingresos y la sostenibilidad financiera.

 Aunque ningún plan estará bien hecho si no tiene en cuenta que el agua bendita debe llegar en las mismas condiciones a los grandes centros urbanos de consumo como a las pequeñas comunidades rurales. Amas redes, aunque sean muy diferentes en su tamaño, son igual de importantes

Tampoco hay que dejar de lado el fomento del desarrollar del trabajo en equipo público-privado, mediante el establecimiento de programas de capacitación totalmente institucionalizados. Ni el necesario mantenimiento del trabajo constante en la integración de la resiliencia con las actuaciones mitigadoras del calentamiento global

  1. DATOS E INFORMACIÓN 

Hoy en día, es imposible gestionar bien sin garantizar un correcto protocolo de adquisición de datos e información relevantes. Solo así se pueden abordar con garantía de éxito los retos relativos al cierre de las brechas e desigualdades existentes en el ciclo de los servicios de agua potable y tomar decisiones adecuadas  

Por eso los gobiernos deben trabajar en generar procesos de recopilación y gestión de datos de todas las redes de abastecimiento sea cual sea su tamaño e importancia. Y esto solo puede llevarse a cabo con éxito si su emplean métodos coherentes y preguntas estandarizadas.

En ningún caso la carencia de datos puede ser una barrera que detenga el avance de algunas comunidades provocando que se queden atrás en el ámbito de la prestación de servicios en el ámbito de la gestión de redes de agua potable.

Ni que decir tiene que es responsabilidad de cada gobierno el alentar y financiar la investigación, colaborando con la Academia y difundiendo los resultados para argumentar la toma de decisiones. 

  1. INNOVACIÓN 

En este ámbito, los gobiernos deben fomentar la innovación y la experimentación a través de políticas y regulaciones públicas de apoyo, acompañadas de un seguimiento y una evaluación rigurosos. Además, deben generar su visión política ejerciendo el liderazgo cuando de identificar y ampliar enfoques innovadores se trate. También deben crear un entorno regulatorio flexible para fomentar la innovación. Sin olvidar que las regulaciones deben actualizarse periódicamente. Así podrán integrarse en ellas las mejores tecnologías disponibles en cada momento

Hasta aquí el resumen del informe que pretende identificar las oportunidades clave en el horizonte 2030 para fortalecer el liderazgo de los gobiernos. Por su parte, ellos deben demostrar voluntad política, fortalecer las alianzas y realizar inversiones públicas estratégicas y dinámicas en el ámbito de la gestión del agua potable.

Son muchas las oportunidades para avanzar si hay decisión política para ello. El objetivo es que el mayor número de personas posibles tengan, en la fecha fijada, acceso a un agua potable de calidad. Por eso hay que trabajar en todos los aceleradores del ODS 6.

Solo así se generarán resultados duraderos y un mayor impacto. Los estados miembros, el sistema de las Naciones Unidas y otras partes interesadas del sector deben aceptar el desafío, aprender unos de otros y trabajar juntos para lograr el acceso universal y equitativo al agua potable segura para 2030, a un coste asequible. 

Lorenzo Correa

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