Sequía catalana, inundaciones fluminenses y racismo ambiental 


Enfangados en la retórica cansina del conflicto político al que se ha reducido el debate sobre la sequía en Cataluña, no nos queda otro remedio que cambiar de aires. Antes de cruzar el Atlántico para aprender sobre racismo ambiental, nos despedimos de esta jaula de grillos con la noticia de que el gran acuerdo para paliar lo que nadie puede creer, se acaba de producir ¡Vendrá el agua en barcos!

Porque por increíble que parezca, 6 millones de personas y todos los usuarios agrícolas e industriales están sufriendo restricciones en pleno siglo XXI. Y se acuerda un transporte en barco de agua desalinizada en Sagunto para tranquilizar a los afectados 

La planificación hidrológica no es más que la gestión de la incertidumbre generada por el clima adecuada a criterios técnicos, a la legislación vigente y a la tecnología y presupuestos disponibles. Ya se ha hecho y a nosotros nos parece que su resultado, plasmado en el Plan de Gestión de las Cuencas Internas de Cataluña, no es otro que el resultante de una determinada doctrina excluyente del pragmatismo, es decir de la aplicación una política deleznable.  

Recordemos que tres colegios profesionales de ingenieros y el de economistas argumentaron una solución de interconexión de cuencas, avalada por organizaciones empresariales. Como intuimos aquí, se ha desechado sin demasiadas explicaciones. Dicen que «es cosa del pasado»

Porque con los 20.000 m³ que cada buque transportará, habrá agua doméstica para 100.000 personas cada día, cuando son 6 millones las afectadas. De la planta de Sagunto al puerto habrá que ampliar la canalización. Cuando llueva, ¿se seguirá utilizando? ¿Chocolate del loro a precio de oro? Sabemos que el agua más cara es la que no existe. pero en este caso, ya se sabía que existe y bien cerca del foco del problema. Y nada se hizo para evitar llegar a esto. Ahora, solo queda rezar y navegar desde Sagunto. O sea que esta agua es carísima aunque ayude, por supuesto, a aminorar un poquito el desastre.

Solo queda la esperanza en la gobernanza, esa forma de gobernar, especialmente si es eficaz y adecuada a los fines que se persiguen. Por cierto, ¿sabemos qué fines se persiguen? 

Mientras, la capacidad del embalse de Mequinenza se sitúa en el 78%. Y ya con el pie en el estribo nos preguntamos, vista la emergencia “desde que hay registros”: ¿Cuánto costaría llevar 20000 metros cúbicos diarios desde la red del Consorcio de Aguas de Tarragona hasta la de Aguas del Ter y del Llobregat? 

Mientras esperamos respuestas aprovechamos que el límite provincial de Tarragona está cerca del aeropuerto para ir a ducharnos a casa de un amigo que allí reside para no marcharnos con la mala conciencia de ser unos derrochadores del agua que tanto escasea en una parte de Cataluña

Ya estamos en Brasil, al otro lado del charco. Vemos desde abajo las favelas de Río y nos desayunamos en este verano tormentoso, como todos aquí, con un concepto novedoso. El de “RACISMO AMBIENTAL” Así le llaman a la desigualdad existente en la forma en que experimentamos la degradación ambiental. Acaba de llover torrencialmente (qué mal repartida está el agua) y en nuestras queridas favelas y barrios cercanos, comprobamos que el caos se ha instalado.  

Sin embargo, no es así en Copacabana o la Barra de Tijuca. Unos lo pasan mejor que otros, es la coda del significado de racismo ambiental. Salvando las distancias nos recuerda vagamente a esa parte de Cataluña en la que no se pueden regar jardines, mientras que solo basta cruzar una línea provincial imaginaria para que esta actividad, como otras restringidas sí se puede hacer. 

Volvamos a Río y a las favelas. Los que achacan al cambio climático el que los extremos de sequía, temperatura e inundación se produzcan con frecuencia., apelan al concepto de   JUSTICIA CLIMÁTICA. Definido como el intento de garantizar derechos y algunas oportunidades para quienes sufren los impactos de la crisis del clima de manera desigual e injusta, derivada del racismo ambiental. 

La cosa está que arde, porque hace ´solo un mes, la Región Metropolitana de Río de Janeiro, especialmente la Zona Norte de la ciudad y la Baixada Fluminense del Gran Río , volvieron sufrir las consecuencias de una tormenta feroz que por desgracia se repite con cada vez más frecuencia en el verano.  Murieron 12 personas, tres de ellas ahogadas, otra por una descarga eléctrica y una más sepultada por un corrimiento de tierras.  

Si el brasileño Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Desastres Naturales (Cemaden), considera de gran intensidad las precipitaciones superiores a 50 mm/h, el 13 de enero cayeron del cielo más de 200 mm en seis horas y casi 240 mm en 24 horas en Río de Janeiro. Lo que cae normalmente en un mes.  

Y en el barrio fluminense de  Anchieta  se dieron las precipitaciones más altas registradas desde 1997, con casi 260 mm de lluvia en 24 horas. Por desgracia ahora que ya está aquí el carnaval, un antiguo almacén de vehículos cedido a las escuelas de samba por el ayuntamiento, se inundó dañando carrozas, disfraces y otros equipos que se estaban preparando.  

La intensa lluvia acabó con las redes de drenaje y dejó varios barrios sin electricidad. Hubo que realojar a más de 9.000 personas y otras 300 quedaron sin hogar. En total, más de 15.000 personas se vieron afectadas por las lluvias en la Baixada Fluminense. Se declaró el estado de emergencia y el estado de crisis en la ciudad. Esto ocurrió en una sola noche de tormenta veraniega y las favelas y sus habitantes lo sufrieron una vez más  

Al día siguiente, la Secretaria de Medio Ambiente y Clima de Río se solidarizó con las víctimas sobre el terreno y prometió retirar los escombros para limpiar caminos y ríos. También rogó a los que viven en zonas inundables que presten atención a las alertas de las autoridades y a las sirenas de advertencia, que avisan a los residentes cuándo deben salir de sus casas hacia lugares seguros. 

Sin embargo, aunque miles de personas se quedaron sin hogar en Río, las cuentas de redes sociales del ayuntamiento publicaron consejos para prevenir y abordar los efectos adversos del calor. Incluso para los animales de compañía. A pesar de la pérdida de vidas, hogares y pertenencias de miles de personas que no pueden regresar a casa de manera segura, el ayuntamiento prioriza la atención a las mascotas. En lugar de implementar políticas públicas y acciones de emergencia para aliviar los impactos de la crisis.

Por eso los faveleros  denuncian esta forma de actuar de las autoridades ante desastres socioambientales, afirmando que es un reflejo del racismo ambiental, un fenómeno estructural. Argumentan que las personas de color y las más vulnerables son empujados sistemáticamente a áreas de riesgo ambiental. A sobrevivir en taludes imposibles o zonas inundables. 

Para apoyarles, la presidente de la Comisión Especial de Lucha contra el Racismo del Ayuntamiento enfatizó la importancia de llamar la atención sobre el racismo ambiental e instó a las autoridades públicas a implementar medidas específicas y efectivas para combatirlo. 

Racismo ambiental

Aquí también saben que toda la culpa no es del cambio climático, como dicen allí que pasa con la sequía. Es también de la ausencia de políticas de vivienda sólidas, de la inacción en cauces-cloaca taponados por basuras y de la deforestación. También de la gestión inadecuada de desechos sólidos y redes de saneamiento básico.  

Y llueve sobre mojado siempre en los mismos sitios. Un estudio de la Fundación Getúlio Vargas indica que la Baixada Fluminense es una de las regiones más pobres de Brasil.  El 33% de los residentes de esta región tenían un ingreso familiar per cápita de hasta 100 dólares mensuales en 2021. Viven por debajo del umbral de pobreza. Como los de otra zona de la Baixada Fluminense, compuesta por los municipios de Duque de Caxias, Magé y Guapimirim. También se encuentra entre las 100 más pobres del país. Según el citado estudio de la Fundación el 30,48% de los habitantes de estas ciudades viven por debajo del umbral de pobreza. 

Además, en la Baixada Fluminense viven el 70% de las personas de color de todo Río, los más pobres. Por eso no es casualidad que ésta sea una de las regiones más afectadas por fenómenos climáticos extremos.

Por su parte, cada vez más asociaciones y colectivos se niegan a aceptar el relato de que este desastre o daño se debe a causas naturales. Lo achacan más al racismo ambiental derivado de una gestión pública elitista y racista. Esto sirve como recordatorio para evitar caer en la falacia perpetuada por la narrativa del desastre natural. Nos acordamos de nuevo de Cataluña, donde toda la culpa de las afecciones de la sequía se atribuye al cambio climático

En Río, las acciones del gobierno se limitarán a remediar los problemas actuales. Y, aparentemente, no se centrarán en la prevención. El gobernador anunció que “hay muchos planes de contingencia y emergencia por desbordamientos e inundaciones. Pero es muy difícil implementarlos por falta de recursos y experiencia técnica«. Como resultado práctico, han encargado un informe a un equipo técnico. Lo primero que hicieron fue sobrevolar la Baixada y ofrecer su ayuda a los técnicos de zona  para desarrollar los planes necesarios. 

Sin embargo, el objetivo de las acciones anunciadas es combatir las inundaciones. Pero no es prevenir los deslizamientos de tierra. Pero si cayera la misma precipitación en colinas densamente pobladas, probablemente habría que lamentar la muerte de decenas de víctimas enterradas por deslizamientos de tierra.  

Esta situación pone de manifiesto (una vez más recordamos nuestra sequía), cómo los gobiernos suelen carecer de un enfoque holístico, integral y de largo plazo. Apenas abordan los síntomas actuales. Y mucho menos tratan la fuente del problema.

Además, las soluciones propuestas con frecuencia se reducen a actuaciones de ingeniería dedicadas a construir balsas de laminación. Y ellas se llevan la parte del león de las cantidades presupuestadas. Son los aquí denominados “piscinões ” o embalses para el control de inundaciones. Pero no se destina un céntimo a las soluciones basadas en la naturaleza. Ni a la infraestructura verde. Aunque a menudo sean más accesibles y poderosas para aumentar la permeabilidad urbana y prevenir inundaciones. 

Mientras queda la esperanza y la capacidad solidaria y de organización  para ayudar a los afectados por las inundaciones. Para aliviar el sufrimiento de los residentes afectados por las lluvias de enero de 2024. Ya están recolectando alimentos, agua, ropa, artículos de higiene personal y otros artículos de primera necesidad.  

Lorenzo Correa

Safe Creative #1608240244452

¿Te interesa la gestión del agua desde la perspectiva del coaching?

Contacta con nosotros para más información sobre la participación de Lorenzo Correa en charlas, conferencias, formaciones o debates a nivel internacional.

Recibe un email semanal con nuestras publicaciones

Te das de baja cuando quieras.


Deja un comentario