¿Estrés hídrico? El futuro, en la Agenda Mundial del Agua de la ONU


Medio siglo ha debido transcurrir para que la ONU se decidiese a convocar y celebrar una Conferencia del Agua. Así se ha hecho en este 2023. A finales del pasado mes de marzo se presentaron las conclusiones de la citada conferencia, a la que asistieron representantes de un amplio abanico de de gobiernos, empresas, ONG y otros dilettantes del agua en el mundo.

Como era de esperar, hubo centenares de acciones a llevar a cabo declaradas y muchísimas promesas. Pero, por desgracia,no debemos olvidar que en esta conferencia todo lo que se promete no conlleva responsabilidad de hacerlo realidad algún día. Así que contentémonos con conocerlas, ya que se han presentado en todos y cada uno de los ámbitos en los que la gestión del agua está presente. Es decir, en el de las inundaciones y sequías y en los relativos a la carencia de redes e instalaciones de abastecimiento y saneamiento.

719 fueron los compromisos adquiridos voluntariamente ante la ONU. Serán más, porque esos son solo los presentados hasta la finalización del congreso. Unos pocos centenares se pueden catalogar de necesarios y ambiciosos, aunque casi todos carezcan de la financiación adecuada. Tampoco definen de entrada las acciones transfronterizas imprescindibles para asumir los retos a los que se enfrentan

Bastantes corresponden a países, organizaciones multilaterales y otros organismos. También son innovadores en la mayoría de los casos. Pero no se basan en planes de gestión atrevidos que puedan garantizar su inclusión en la Agenda de Acción del Agua de la ONU. Porque ha llegado ya el momento de “brindarle al mundo el compromiso que se merece”. Y esto solo puede hacerse desestresando a los sistemas de gestión del agua en todo el mundo.

¿Estrés? Si. Porque la Organización Mundial de la Salud cuantificó en 2021 en 2.200 millones el número de personas sin acceso agua potable en un futuro próximo. Y en 4.200 millones las que carecerán de acceso a redes e instalaciones sanitarias. Por lo tanto, hoy en día una cuarta parte de los habitantes del globo están sometidos a un estrés hídrico extremadamente alto, exacerbado por inundaciones y sequías. Es una de las grandes preocupaciones de la ONU

Y, como ya explicamos en estas páginas, el líquido elemento asume la función de multiplicar amenazas, y de ser una pieza fundamental en la generación de conflictos políticos. Son testimonios fieles de ello los malineses, sudaneses, keniatas, iraquíes e iraníes.

Para vencer esta inexorable tendencia, hacen falta compromisos audaces, soluciones innovadoras y objetivos claros y medibles. Acompañados de la imprescindible asunción de responsabilidades para alcanzarlos. Sin olvidar nunca el dinero. Porque la financiación «ad hoc» y la colaboración transfronteriza serán fundamentales para llegar a buen puerto. Veamos algunos ejemplos de los ya mencionados compromisos presentados ante la ONU.

La administración hidráulica del Níger ha acordado con el Ministerio Alemán de Medio Ambiente la aportación de 21,2 millones hasta 2029 para conseguir una adecuada adaptación y mitigación de los efectos del calentamiento global en la cuenca. El Níger atraviesa nada menos que 9 países. Y en ellos hay que actuar planificando unas prácticas agrícolas adaptadas al clima actual.

Además se deben restaurar humedales y aplicar soluciones basadas en la naturaleza. El objetivo, mitigar los efectos de las lluvias torrenciales y de la desertificación que asolan a la cuenca internacional .

Se introduce en este compromiso de acción un aspecto hasta ahora novedoso. La cooperación internacional en la gestión del agua en países poco amigos y muy competitivos respecto a la incorporación al mercado de sus productos agrícolas. Este hecho pone de manifiesto un problema transfronterizo e intersectorial en el ámbito agrícola. Pero ofrece también la posibilidad de avanzar en la gestión del agua en metrópolis afectadas por el mismo problema en esa casi decena de países.

Nada puede hacerse por el progreso en nuestro ámbito de gestión si no se cuenta con el sector privado. Para eso está CDP Global. Es una organización internacional sin ánimo de lucro compuesta por que actúa en todo el mundo, con «sucursales» específicas en EEUU y en Europa. Como organización internacional, CDP recibe apoyo financiero de una amplia gama de fuentes. Sus siglas corresponden en inglés a ‘Proyecto de Divulgación de Carbono’

Nacida en el año 2000, pide a las empresas que divulguen su impacto climático. Incorpora también datos sobre deforestación y seguridad hídrica. Desde 2021 abarca todo el planeta tocando aspectos como el de la la biodiversidad, los plásticos y la salud de los océanos
Pues bien, esta organización colaboradora de la ONU ha registrado 1.800 empresas en los compromisos de la Agenda de Acción del Agua. Pretenden invertir en 2,719 productos «water-smart» para el año 2028, con un monto total de $436 millones.

Toca ahora aprovechar el impulso para involucrar a decenas de empresas en el establecimiento de planes voluntarios relacionados con la cantidad y la calidad del agua, la implementación de soluciones innovadoras basadas en la naturaleza y la priorización de la mejora de los espacios fluviales y los cauces de las respectivas cuencas.

El problema mayor es que sólo el 28% de los compromisos definieron una fuente clara de financiación. Y sin dinero el compromiso no deja de ser un sueño. Sin embargo, un informe emitido por el WRI indica que garantizar agua bendita para todos en 2030 podría costar poco más del 1 % del PIB mundial. Unos 29 centavos de dólar por persona y día entre 2015 y 2030.

Porque cada dólar invertido en acceso al agua y saneamiento genera $ 6,80 a cambio, mientras que la falta de implementación de mejores políticas de gestión del agua podría generar pérdidas regionales del PIB del 2% al 10% para 2050.

ONU

En cualquier caso, por desgracia, solo el 22% de los 719 compromisos de acción por el agua presentados hasta abril de 2023 incluían dotaciones presupuestarias aseguradas para que se convirtieran en una realidad. Y un porcentaje similar se correspondían con actuaciones De no incrementan el cambio climático

Por otra parte, no basta solo con definir metas en los compromiso tales como necesidades adicionales de agua, mejora de su calidad o conservación y restauración de los espacios fluviales. Tampoco con añadir a esta lista el porcentaje de mejora de acceso a redes de la población concernida. Además, deben poder medirse los logros conseguidos, definir cómo se supervisa el progreso de cada proceso y ajustar en tiempo real sus estrategias.

Y los objetivos deben tender a usar las mejores técnicas disponibles para gozar de redes e instalaciones de abastecimiento y saneamiento sostenibles. Además, no han de incrementar el calentamiento global.

Porque reducir las emisiones y emprender proyectos de adaptación es también gestión del agua. Como lo es eliminar fugas en las redes y ampliar el acceso al saneamiento. Todas estas actuaciones generan resiliencia climática. Por ello, la agenda climática y la de acción del agua deben fundirse en una sola

Otra señal de alarma es que solo el 12% de los compromisos incluyen cooperación, ya sea a través de fronteras nacionales o sectores económicos. Luz roja, porque las aguas transfronterizas forman parte del 60% de los caudales que recorren los cauces de la Tierra. Y como si un país usa agua para algo, ya no está disponible para su uso en el país vecino de aguas abajo, es importante que los países repartan antes de decidir los usos los caudales disponibles de forma solidaria y justa.

Un ejemplo evidente de este tipo de acuerdos son los principios y determinaciones de la Directiva Marco del Agua de la UE. Ellos son paradigma mundial, de gestión colaborativa del agua. La directiva requiere que los estados miembros de la UE trabajen juntos en la planificación e implementación de la gestión de cuencas fluviales, involucrando a las comunidades locales, empresas, organizaciones de conservación, instalaciones de tratamiento de aguas residuales y otras partes interesadas del agua.

Según la Comisión Europea, la cantidad de sustancias peligrosas que se encuentran en las aguas superficiales disminuyó en un 40 % entre 2007 y 2018 y la cantidad de plantas de tratamiento de aguas residuales que cumplen con los estándares de la UE aumentó del 70 % en 2007 al 98 % en 2017.

Para finalizar, comprobemos de dónde salen las ideas que se acaban convirtiendo en compromisos . Resulta que casi la mitad de los aportados a la Agenda de Acción del Agua de la ONU proceden de ONG’s. Le siguen los aportados por gobiernos, que suponen una cuarta parte del total y una cuarta parte procedente de instituciones multilaterales como la ONU y los bancos de desarrollo.

Como es lógico, el esfuerzo que hacen casi todos los gobiernos y organizaciones multilaterales es insuficiente para abordar los desafíos de la gestión del futuro del agua en el mundo

Por su parte, las organizaciones multilaterales también tienen la potestad de articular y definir políticas y de manejar grandes cantidades de dinero que pueden dedicarse a mejorar la prestación de servicios de agua y la gestión de los recursos hídricos. Pero no se les ve que están mucho por esta labor

También vale la pena indicar que solo el 13% de los compromisos actúan en el ámbito agrícola y nada más que el 5% en la industria. Otra luz roja de alarma, pues ya sabemos que estos son los dos sectores que más agua consumen y contaminan.

Respecto al consumo, en estos momentos la agricultura deriva las tres cuartas partes del agua usada en el mundo. Y la industria, la quinta parte. Que casi no aparezcan en la Agenda, es como mínimo, preocupante.

En resumen, conocemos cada vez mejor los problemas y tenemos valoradas sus soluciones. Pero no está claro ni de lejos quien las pagará. No hay financiación suficiente ni voluntad política para actuar.

Por eso, la Agenda de Acción del Agua de la ONU es una oportunidad de tomar impulso colectivo y abordar de una vez por todas soluciones reducir la contaminación, la escasez, las afecciones por inundaciones y otros desafíos relacionados con el agua que enfrenta la humanidad.

Esperemos que los gobiernos, las empresas y las organizaciones que no se han decidido a presentar compromisos lo hagan rápido. Y que redacten planes que los integren para conseguir asumir los retos pendientes. Sería una dinámica de actuación similar a la que ya se está adoptando para reducir los efectos negativos del cambio climático.

Porque en este ámbito, al menos existe un objetivo global y se han definido unas acciones comprometidas. Están en el Acuerdo internacional de París para el cambio climático. En su tratado, adoptado por casi todos los países. Y en él se establece un objetivo global para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados C que respaldan los planes nacionales de acción climática.

Hagamos un tratado del agua similar al Acuerdo de París para abordar la gestión de los recursos hídricos, el saneamiento, la adaptación y la mitigación, y la cooperación transfronteriza a nivel mundial y regional. Y que se cimente en rigurosos planes nacionales y regionales de gestión del agua que sean realistas, estén financiados y garanticen su puesta en práctica.

Lorenzo Correa

Safe Creative #1608240244452

¡ Síguenos en las redes sociales !

twitter
fb

¿Te interesa la gestión del agua desde la perspectiva del coaching?

Ponte en contacto con nosotros para más información sobre la participación de Lorenzo Correa en charlas, conferencias, formaciones o debates a nivel internacional

Recibe un email semanal con nuestras publicaciones

Te das de baja cuando quieras.


Deja un comentario