Río con alfombra de plástico.  


Lo ideal es que un río humano disponga de lecho tapizados con alfombra de grava o arena. No que sea un río con alfombra de plástico.  En los ríos humanos de nuestra tierra el tapiz luce casi todo el año, porque no son grandes curdos de agua al no ser transitados por copiosos caudales. En cambio, los ríos «de verdad» muestran sus caudales en invierno y en verano. Se ufanan de vehicular calados tan altos, que no necesitan alfombras para decorar su cauce.

Para eso la Naturaleza provee de agua y de vegetación suficiente, para que no haga falta ninguna clase de maquillaje artificial. Pero nuestro río humanos está casi todo el año desnudo de agua. Y parece un  río con alfombra de plástico.

Los grandes ríos son los cauces escénicos, que gustan a todo el mundo. Tanto, que cuando ven que son  por su decoración, humanos, expresan su protesta. Y dicen que eso no es un río ni un arroyo. Porque no les gusta ver el lecho, ni los márgenes, ya que en ellos se exponen con toda crudeza sus vergüenzas. Sobre todo en un río con alfombra de plástico

Nuestro río humano de hoy no es “bonito”. En él alguien ha provocado que se acumulen bajo la alfombra de su lecho muchos residuos. La mayoría son plásticos que la batidora de la avenida extraordinaria ha sepultado bajo el sedimento. Pero que, ahora que no llueve desde hace días, vuelven a sacar la nariz para ver lo que se divisa desde el lecho. Un río con alfombra de plástico.

Además, sobre la alfombra, ven a otros plásticos que cuelgan de los árboles de la ribera como despedida  de la Navidad. A nosotros, que nos gusta observar ríos humanos, esos plásticos colgantes nos dan una idea de hasta donde llegaron las aguas cuando ese “canal” pareció por unas horas un río de verdad. Cuando la última avenida evitó que durante un tiempo contempláramos las alfombras levantadas de su lecho.

Todo tiene su utilidad en un río, aunque no sea bonito. Con los colgantes, podemos intuir caudales y períodos de retorno. Con lo que sale bajo la alfombra, podemos imaginar el comportamiento cívico de muchos que luego se quejan de que “eso” no sea más que un río con afombra de plástico.

Pero lo es. Aunque sea el patito feo de la historia y de su lecho salgan residuos plásticos. El mar y las playas, ya no están solos. En nuestro río humano de hoy, también hay basura plástica

Lorenzo Correa

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