mountain near body of water

El futuro del agua en Cataluña. Elecciones y relevo de antilíderes


En menos de una semana conoceremos el resultado de las elecciones catalanas. Y con la identidad desvelada del partido ganador, intuiremos también cuál será el futuro del agua en Cataluña y qué gestores oficiarán de arúspices. 

Nuestro admirado Nassim Nicholas Taleb, en su libro El lecho de Procusto, nos relata cómo la gente se fija en modelos de conducta, aunque siempre es más eficaz encontrar antimodelos. Personas a las que no queremos parecernos. Pero que están entre los gestores del agua en Cataluña salientes.

Sabemos cuál es el modelo de gestión que no queremos, aunque no tengamos muy claro el que más nos gustaría. Por eso, saber por dónde no vamos bien, es de un gran valor. Para huir de los antilíderes que han pilotado hasta ahora el episodio de sequía más grave que ha sufrido Cataluña “desde que hay registros” 

Después de tres años de sequía meteorológica, estructural, agrícola y, sobre todo, ideológica, ha llegado la hora. Alguien tendrá que coger el “toro por los cuernos” y decidir si la solución adoptada por los planificadores antilíderes es la mejor posible, o estudiar otras.  

Por fortuna, el inicio de la campaña electoral ha coincidido con unos días de precipitaciones intensas y generalizadas que han sido una bendición para las cuencas altas. Como siempre, los embalses han respondido como se espera de ellos y de sus gestores. Y han comenzado a almacenar agua para alegría y relajo de los usuarios y sobre todo de los políticos a los que la sequía ha marcado indeleblemente…para mal.

Nosotros deseamos que estas lluvias encuentren continuidad y que la meteorología resuelva lo que los antilíderes no han querido hacer. Ni siquiera discutir. Pero en el futuro, esta situación no puede ni debe volver a repetirse, aunque el agua no caiga del cielo. Porque estos días si ha caído, y mucha.

Como ya mencionamos en estas páginas, la ingeniería se ha estado moviendo para ofrecer argumentos que defienden una solución solidaria, barata y factible técnicamente. Por desgracia, sus opiniones no fueron escuchadas, ni tenidas en cuenta. Se optó por un futuro del agua en Cataluña dependiente de la bomba, el filtro y el enchufe. Regeneradoras y desalinizadoras.  

Pero la convocatoria electoral, impidió que se tramitaran y aprobaran los presupuestos nacionales y autonómicos. De nuevo la financiación queda en duda. Y ante la preocupante apatía de la opinión pública sobre tan transcendentales aspectos, llegaron la “ideicas” de unos gestores rebasados por la inacción y las circunstancias. Para pasar un verano lo más exento de restricciones e incomodidades posible. 

Instalar una desalinizadora flotante en el puerto de Barcelona y en otras localidades turísticas fue una. Declarar piscinas de hoteles y edificios como refugios climáticos de libre acceso al público fue otra. No nos atrevemos a manifestar nuestra opinión sobre tan peregrinas soluciones. Solo hay que indicar que en nuestro planeta hay poquísimas desalinizadoras flotantes y en España, ninguna. Y que, aunque la planta flotante se ubique en el puerto, las salmueras producto del tratamiento deberán ser vertidas como mínimo a 700 m fuera del espacio portuario. Mejor no seguir.  

Por fortuna, la democracia ha salvado por la campana a los gestores y la ciudadanía juzgará en las urnas sus actuaciones y decisiones. Y la primavera ha traído una buena borrasca que ha dejado en la última semana cifras récord de lluvia que poco a poco va entrando en los embalses.  Liderazgo de la naturaleza, antiliderazgo de la gestión.

Así las cosas, al iniciarse la campaña electoral la ingeniería ha vuelto a intervenir en el debate. Esta vez han sido los colegios de caminos e industriales. Y han publicado un nuevo escrito, que pasamos a comentar, con la intención de que sirva de algo a los votantes. Para que, conociendo su contenido, se informen y obren en consecuencia 

Ante todo, la demografía. Algo fundamental. cuando hablamos de sequía y reparto solidarios de los recursos. Nos dicen que “Cataluña superó los ocho millones de habitantes en 2023 y la perspectiva es que el crecimiento demográfico se mantenga.” Después, el cambio climático, las nuevas tecnologías y lo que quieran añadir. Pero no olvidemos la demografía, por favor. 

En este sentido, nos dicen también que el futuro del agua en Cataluña pasa por “adoptar una visión global y sistémica por encima de intereses parciales y localistas”. ¿Se refieren a los antitrasvasistas?  

En cualquier caso, “ante la convocatoria de elecciones en el Parlament de Cataluña, proponemos a los candidatos a la Presidencia de la Generalitat el compromiso de asumir la consecución de cinco grandes consensos en la próxima legislatura”.  De los cinco, nos quedamos aquí con el nuestro. El del futuro del agua en Cataluña. Los otros cuatro, se refieren a las infraestructuras, a la transición energética, a la industria y a la competitividad del sector público  

Centrémonos pues en el denominado “Consenso Nacional para la Transición Hídrica.”  En este apartado del documento, puede leerse: La sequía en la que estamos inmersos y la falta de los recursos adecuados para gestionarla hace imprescindible un acuerdo nacional en materia de transición hídrica. Loable desideratum. Se achaca su necesidad a los efectos del cambio climático.

Se sostiene que los recursos hídricos del ciclo natural disminuirán en el futuro. Y que, por ello, “el modelo de gestión global del agua es clave para el bienestar social, económico y ambiental de la sociedad”. Apuestan por la solución adoptada por los gestores actuales. Y abogan por incluir dentro del “pacto del agua”, es decir del gran acuerdo de consenso buscado, una gran inversión en nuevas fuentes de suministro de agua no dependientes del ciclo natural, especialmente, regeneración y desalinización. Pero además otra cosa no incluida en el modelo de estos gestores, ahora políticamente expectantes. 

Se trata, como muchos ya habrán adivinado, de la ya famosa “interconexión de todas las redes de abastecimiento en alta”. Para disfrutar de un sistema resiliente y flexible que asegure el abastecimiento de agua a todas las regiones catalanas. Del Ebro hacia el Ter- Llobregat y, cuando sea menester, del Ter y el Llobregat hacia el Ebro. Y para poner fin al expolio del Ter

El futuro del agua en Cataluña

Pero añaden otro elemento más al pacto del futuro del agua en Cataluña. Solicitan un impulso decidido de la la colaboración público-privada. Utilizando “instrumentos de financiación para una mejora sensible en la eficiencia y el uso de los recursos hídricos, en especial, en los ámbitos agroalimentarios y aquellos sectores industriales y de servicios intensivos en el consumo de agua”. 

La entrada en escena de esta propuesta de consenso integrador de opciones planificadoras es muy interesante. Sobre todo, para que el votante pueda observar el escenario desde todos los puntos de vista posible. Quien gobierne a partir del 12 de mayo, deberá asumir un reto apasionante. Articular una gestión del agua que garantice un suministro eficiente a TODOS los catalanes. Eso sí, respetando los requerimientos mínimos que el entorno natural demanda para su sostenibilidad. 

Pero no es solo un reto de consenso entre las partes, que el político debe afrontar con energía, valentía y “mano izquierda”. También le tocará hacer posible que los cuadros directivos del órgano de gestión del agua en las cuencas internas de Cataluña, trabajen avanzando en el mismo sentido. Hay que trabajar hacia dentro y hacia afuera. Y al mismo tiempo, pero con poco tiempo.  

Además, en este consenso interviene también mucho de lo apuntado para resolver la transición energética. Porque, como ya hemos mencionado anteriormente, la desalinización y la regeneración necesitan de mucha energía para funcionar.

En este sentido, los autores del informe opinan que “hay que acelerar la transición del modelo actual –aún demasiado dependiente de combustibles fósiles– hacia un modelo que garantice un suministro de energía con claro protagonismo de las fuentes renovables y descarbonizadas. Eficiente y económicamente competitivo, procurando su encaje en el territorio y con el mínimo impacto ambiental y social posible”.  

No olvidemos que las políticas y exigencias de descarbonización de la Unión Europea pretenden la neutralidad de emisiones en el año 2050. Pero en Cataluña el ritmo de avance tampoco es el adecuado. Por eso debe mejorarse “la eficiencia, la electrificación de la demanda energética, el fomento de las energías renovables y el desarrollo de tecnologías para la producción y el almacenamiento de energía como elementos esenciales de esta transición” 

Y para ello tocará reforzar la estructura de la red de transporte y distribución e impulsar las inversiones necesarias. También promover de forma efectiva la movilidad eléctrica y la eficiencia energética, mantener un sistema energético diversificado y resiliente, y garantizar la seguridad del suministro energético. Otro reto apasionante del que depende en gran medida el éxito de las soluciones de enchufe, filtro y bomba que suponen las desalinizadoras y las regeneradoras. Y aquí podrían entrar las soluciones que aportan los embalses entendidos como grandes baterías de energía renovable. Las centrales de bombeo reversibles en las que se podrían convertir muchas de las presas catalanas 

Finalizamos aquí el repaso comentado del documento ingenieril sobre los consensos a adoptar en la Cataluña que salga de las elecciones, Un buen motivo para ir a votar el próximo 12 de mayo, con toda la información relativa al futuro del agua en Cataluña.  

Ojalá los nuevos gestores políticos y técnicos sean capaces de llegar a un consenso que “aporte competitividad al sector público con un profundo proceso de desburocratización y agilización administrativa, el despliegue de la dirección pública profesionalizada que diferencie el espacio de la política de la gestión pública, una transformación digital que ponga en el centro a las personas (físicas y jurídicas) con una orientación a la eficacia y la eficiencia, la implantación de la evaluación de las políticas públicas que monitoricen los efectos perseguidos por las políticas desplegadas, y un buen gobierno e integridad pública que renueve al creciente distanciamiento entre la administración pública” 

Suscribimos el contenido del documento y los divulgamos con ilusión. En las urnas se podrá dar el primer paso. El resto, será responsabilidad de los elegidos. Ellos decidirán el futuro del agua en Cataluña. Ojalá podamos dejar pronto en el olvido las” ideicas” de las desalinizadoras flotantes y los refugios climáticos en lugares tan peregrinos como insospechados.  

Y sobre todo, que los nuevos gestores resultantes del veredicto de las urnas asuman el reto.  

Lorenzo Correa

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