Técnicas de relajación para reducir el estrés hídrico. 


Para la Organización Mundial de la Salud, el estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción. Se trata pues de un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia. Y como sobrevivir es algo que nos obliga a estar siempre despiertos y alerta. También lo habremos de estar cuando ese estrés es hídrico. 

Para el ser humano, el estrés crónico afecta a cuerpo y mente. Y la salud se resiente. Sube la presión arterial, acontecen dolores de estómago y cabeza, ansiedad y depresión. Utilizar técnicas de relajación, nos tranquiliza. ¿Por qué no hacer lo mismo cuando es hídrico? 

Definamos ante todo el estrés hídrico. Es el sistema de alerta que se activa cuando se extrae más agua dulce de la que hay disponible durante un tiempo determinado. O cuando su uso se ve restringido por su baja calidad como consecuencia de la contaminación. En el primer caso, diremos que una zona padece estrés hídrico cuando su suministro anual de agua dulce está por debajo de los 1.700 m³por persona. Por lo tanto, podemos asociar en la mayoría de los casos el estrés hídrico a la escasez de agua 

La noticia del día es que la red Aqueduct del WRI acaba de publicar la relación de los 25 países que ya tienen todas sus alertas en rojo por haber llegado a un nivel de estrés hídrico extremadamente alto. Son los que cada año consumen casi todos sus recursos de agua disponible.  

El dato preocupa, porque afecta nada más y nada menos que a 2 mil millones de personas. Aunque lo peor es que ya son el doble de personas las que soportan un elevado estrés hídrico durante al menos un mes al año. 

Esta mitad de la población mundial debe mantenerse en alerta constante para garantizar un normal consumo de agua en calidad y cantidad adecuadas. Y eso supone vivir con riesgo de perder la vida, el trabajo y la seguridad, tanto alimentaria como energética de la población afectada. 

Por todo lo expuesto, no hay más remedio que gestionar mejor el agua si pretendemos reducir este impacto. Porque el crecimiento demográfico, el desarrollo económico y el calentamiento ya se encargan de aumentar constantemente el nivel de estrés hídrico.   

Ante todo, hay que tener en cuenta que, en todo el mundo, la demanda de agua hoy en día supera a su disponibilidad. De hecho, se ha más que duplicado en los últimos 60 años. Las causas del aumento de la demanda son conocidas de todos. Cada vez somos más, fabricamos más, cultivamos más. Y la cabaña ganadera también aumenta.  

 Así las cosas, los socios potenciales del club de los países con estrés hídrico extremo se agolpan en entrada. Porque son muchos los que llegan a usar al menos el 80% de sus recursos disponibles renovables para riego, ganadería, industria y necesidades domésticas. Y casi todos pertenecen a estados con ínfima inversión en infraestructura hídrica y peor gobernanza del agua. Los que se integran en la categoría de países con poblaciones y economías en rápido crecimiento. Los 25 antes aludidos, que no resisten sin restricciones ni siquiera un episodio de sequía de corta duración. 

Pongamos nombres a estos socios clasificados por el WRI.  Los cinco países con mayor escasez de agua son Bahrein, Chipre, Kuwait, Líbano, Omán y Qatar. El estrés hídrico en estos países se debe principalmente a la escasa oferta para cubrir la creciente demanda para uso doméstico, agrícola e industrial. 

Las regiones con mayor estrés hídrico son Oriente Medio y África del Norte, donde el 83% de la población está expuesta a un estrés hídrico extremadamente alto, y el sur de Asia, donde el 74% está expuesto. 

Por desgracia, el futuro del agua previsto para dentro de 25 años augura que mil millones de personas más vivan con un estrés hídrico extremadamente alto, incluso si se consiguiera limitar el aumento de la temperatura global a entre 1,3 y 2,4 grados C  para 2100 

También se prevé que la demanda mundial de agua aumentará entre un 20% y un 25% para 2050, mientras que se espera que el número de cuencas hidrográficas que enfrentan una alta variabilidad de un año a otro, o suministros de agua menos predecibles, aumente un 19%.  

Y para Oriente Medio y África del Norte, esto significa que el 100% de la población vivirá con un estrés muy elevado en solo 25 años. Esta situación es una bomba de relojería para la estabilidad política de la zona. Porque si no hay agua, las protestas aumentan y pueden llegar a situaciones muy violentas y desestabilizadoras de los gobiernos de turno.

Otro dato de gran interés es el de que el mayor cambio en la demanda de agua de aquí a 2050 se producirá en el África subsahariana. Tan grande será, que se espera que aumente en un 163%, cuatro veces la tasa de cambio en comparación con Iberoamérica. Y ésta es la región que va detrás, pues se espera que experimente un aumento del 43% en la demanda de agua. 

A muchos este dato les parece estupendo porque el mayor consumo de agua en agricultura e industria supondrá un importante crecimiento económico en África será la región económica de más rápido crecimiento del mundo . Sin embargo, el uso ineficiente del agua y su gestión insostenible también amenazan con reducir el PIB de la región en un 6%. 

Por su parte, la demanda de agua se ha estancado en los países más ricos de América del Norte y Europa. Agradezcamos esta realidad a la mayor eficiencia. Inversiones que reducen el consumo en países que se las pueden permitir. Pero el agua virtual supera las fronteras nacionales. Y el agua incorporada en el comercio internacional desde los países menos ricos hacia los más ricos contribuirá cada vez más a que aumente el estrés hídrico en los primeros. 

Más datos que avalan las consecuencias del aumento del estrés hídrico, indican que amenaza el crecimiento económico de los países, así como la seguridad alimentaria mundial. Por eso Aqueduct indica que el 31% del PIB mundial estará expuesto a un alto estrés hídrico en 2050, frente a los 15 billones de dólares (24% del PIB mundial) en 2010. Sólo cuatro países: India, México y Egipto. y Turquía, representarán más de la mitad del PIB expuesto en 2050. 

En la industria, la escasez de agua es también letal. Como ejemplo, en India ya no se pueden refrigerar muchas centrales térmicas. Y en el cuatrienio 2017- 2021, se han dejado de producir por ello perdido 8,2 teravatios-hora. Los necesarios para alimentar millón y medio de hogares durante cinco años.  

En el campo, el 60% de la agricultura de regadío ya sufre estrés hídrico extremadamente alto. Cultivos como la caña de azúcar, el trigo, el arroz y el maíz lo soportan. Sin embargo, para alimentar a los 10 mil millones de personas previstas para 2050, el mundo necesitará producir un 56% más de calorías alimentarias que en 2010, y al mismo tiempo lidiar con una creciente escasez de agua y desastres provocados por el clima, como sequías e inundaciones. 

Finalicemos con esperanza. La investigación del WRI muestra que resolver los desafíos mundiales del agua es más barato de lo que se cree. Solo hace falta voluntad política y respaldo financiero para asumir con éxito el reto. 

¿Qué tendrían que hacer los actores implicados?  

Los gobiernos, mejorar la gobernanza del agua, incentivar la eficiencia en la agricultura y adoptar una gestión integrada de los recursos hídricos. Proteger y restaurar humedales, manglares y bosques para mejorar la calidad del agua y aumentar la resiliencia contra sequías e inundaciones. Pero también para reducir los costes de la potabilización. . 

Los bancos internacionales de desarrollo y otros creditores, adoptar programas estratégicos de alivio de la deuda. Comprometiéndose a hacerlo a cambio de invertir en biodiversidad o infraestructura resiliente.  

Las ciudades, desarrollar planes de acción para la resiliencia hídrica urbana. Y por supuesto, tratar y reutilizar las aguas residuales. 

  Los agricultores, adoptar sistemas de riego más eficientes, palnatando cultivos que aprovechen el agua o utilizar métodos como riego por aspersión o goteo en lugar de inundar los campos. 

Las empresas, usar menos agua en su fase de producción aplicando técnicas sostenibles de reutilización. 

Y como coda de la partitura de esta sinfonía de medidas, tanto las agencias gubernativas como las comunidades y las empresas, actuar con el objetivo de construir un futuro con agua segura para todos. Porque con una gestión adecuada, todos los países pueden evitar que el estrés hídrico se convierta en una crisis hídrica. 

Lorenzo Correa

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