Hace tan solo dos años, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) proclamó a los cuatro vientos que por mucho que se redujeran las emisiones, ya es tarde para detener los impactos a corto y medio plazo del aumento del nivel del mar. De este vaticinio espeluznante se desprende que unos mil millones de personas estarán expuestas a riesgos crecientes de inundación para 2050. La mayoría de ellas residen en 10 ciudades que se caracterizan por compartir dos factores de riesgo.
Componen esta lista Manila, Ciudad Ho-Chi Minh, Cardiff, Amsterdam, Londres, Nueva Orleans, Bangkok, Shenzen, Dubai y Hamburgo Su cercanía al mar y su inundabilidad potencial derivada de su expansión urbanística les ha obligado a tomar medidas para reducir los efectos adversos combinados del aumento del nivel del mar y las tormentas. Hoy nos centraremos en lo que se ha hecho y se está haciendo en Hamburgo
En la ciudad hanseática ya existe desde hace tiempo un equipo de seguridad contra marejadas ciclónicas. La historia reciente nos explica la razón de su existencia. Aunque Hamburgo está a más de 100 km del Mar del Norte, sus barrios bajos son muy vulnerables a las tempestades. Y ocupan casi la mitad de la ciudad, alojando a 326.000 de sus 1,8 millones de habitantes. En 1962, el río Elba inundó una sexta parte de la ciudad. Murieron 315 personas y se destruyeron las casas de 60.000 residentes
El dique falló en 63 lugares, sumergiendo casi una quinta parte del municipio y dejando a la ciudad durante tres días sin electricidad, gas ni teléfono. Hubo que realizar las actividades de rescate mediante barcos. Todo estaba invadido por el agua que mata.
Para evitar otra catástrofe similar, entre 1964 y 1968 se construyó la principal defensa contra inundaciones de la ciudad, un dique de 103 kilómetros de largo Es la barrera de Niederhafen que protege la ciudad contra las inundaciones hasta una altura de 7,20 metros sobre el mar. Así, gran parte del centro de la ciudad y los suburbios de Hamburgo están hoy rodeados por un dique más nuevo, 25 kilómetros de los cuales son motas y 78, muros verdes. Una organización de defensa del dique compuesta por 300 miembros realiza patrullas y comprueba las condiciones, utilizando un stock de 190.000 sacos de arena para reforzarlo temporalmente si es necesario.
En 2006 se comprobó que los pilares de la estructura existente estaban sobrecargados y sus cimientos no aguantaban más. Para resolverlo, se abrió un concurso de ideas para diseñar la barrera de inundación reconstruida. La idea ganadora, de la consultora Zaha Hadid Architects (ZHA)) liderada por esta arquitecta iraní, contempló la construcción de un paseo marítimo en la parte superior de la barrera, desde donde los paseantes pueden divisar el río y el mítico puerto. En 2019 se concluyeron todas las fases del proyecto, conectando el paseo marítimo con el resto de los barrios de la ciudad baja.
La barrera tiene una altura de entre 8,60 y 8,90 m sobre el nivel del mar y proteger a la ciudad de las mareas de tormenta en invierno y las mareas extremas. Su anchura es de 10 m, suficientes para permitir el paso de peatones, ciclistas, corredores, artistas callejeros, así como la ubicación de puestos de comida y cafeterías. Diversos anfiteatros acogen a los visitantes en miradores allí donde la barrera se encuentra con las calles, generando una secuencia oscilante en el paseo del río a medida que se ensancha y se estrecha.
Pero esta actuación no es la única. Se decidió que, si solo en 60 años se habían tenido que erigir y recrecer dos veces los muros de la barrera, se deberían tomar medidas más contundentes para detener los efectos y permitir el desarrollo urbanístico de la parte más baja de la ciudad. Así nació Hafen City . Sin embargo, la ampliación del dique alrededor de Hafen City se consideró imposible debido a problemas medioambientales y logísticos. Por ejemplo, habría sido necesario construir esclusas para mantener navegables los canales con diques, lo que sería costoso y dejaría poco espacio para espacios públicos compartidos.
La solución fue una isla semiartificial , de 157 ha a orillas del Elba. Esta actuación, iniciada en 2008, transformó la “Speicherstadt” (ciudad almacén) antigua zona de descarga y almacenamiento de la ciudad, en un nuevo barrio que hará aumentar en un 40%. Costará 5000 millones de euros y estará terminado en 2025.
Posee uno de los sistemas de protección contra inundaciones urbanas más innovadores del mundo y es paradigma dela nueva ciudad europea frente al mar. Hafen City, distrito portuario que había caído en el abandono, se va poblando de multitud de edificios nuevos, incluidos bloques de apartamentos que funcionan con energía solar. Su emblema es la sala de conciertos de la Elbphilharmonie , valorada en 866 millones de euros
Esta mole de vidrio con forma de ola gigante es ya un icono de la zona, en la que ahora avanza la construcción de bloques de viviendas de protección oficial, edificios de oficinas y espacios culturales. Aquí se alojarán 15.000 vecinos y 45.000 trabajadores.
Pero más allá de la ostentación, el enfoque de Hamburgo en la adaptabilidad y el diseño multifuncional es la razón por la que el distrito y la ciudad que lo rodea están siendo defendidos como modelo de resiliencia al cambio climático.
Gran parte de Hafen City está construida sobre una colina de arena artificial. Es el clásico “terp”, de los Países Bajos. Un pueblo nuevo elevado y a salvo de las inundaciones. Aquí, las nuevas construcciones, calzadas y espacios públicos están entre 7,8 y 8,5 metros por encima de la línea de marea alta.
Algunos edificios más antiguos, incluidos los almacenes Speicherstadt de ladrillo rojo del distrito, protegidos por la UNESCO y que datan de la década de 1880, permanecen en su nivel inferior original, pero deben tener salidas directas a puentes peatonales elevados que permitan el acceso en caso de inundaciones. Así como ventanas reforzadas y otras formas de defensa contra avenidas. Además, los paseos públicos de ribera del Elba están diseñados para ser inundables.
La particularidad del terp de Hafen City reside en que se ha hecho en una zona urbana densa con arquitectura moderna. Incluso entre octubre y mayo, cuando el Elba corre el riesgo de desbordarse, la vida prácticamente no se ve afectada. Los paseos sólo se inundan brevemente y los puentes elevados garantizan que los servicios de emergencia siempre tengan acceso.
El concepto de vivir con el agua en lugar de intentar bloquearla también se aplica en otras partes de Hamburgo. Es el caso del mercado de pescado de St. Pauli, de 300 años de antigüedad. Ubicado en una vaguada bajo al pie de una colina, puede inundarse cuando ocurren marejadas ciclónicas.
En el suburbio de Altona, menos poblado, las casas cercanas a la orilla del agua tienen ventanas reforzadas y puertas protectoras contra inundaciones. Desde 1962, ha habido ocho marejadas ciclónicas con niveles máximos de agua superiores a los de febrero de 1962, pero ninguna ha causado daños graves.
La cuestión es si el caso explicado es aplicable al resto de las ciudades antes indicado, con riesgo creciente de inundación. Recordemos aquí que según el IPPC, para finales de siglo, el nivel del mar podría ser 1,1 metros más alto. Y las inundaciones graves serían habituales en las ciudades bajas. Aunque en opinión de C40 Cities, si las emisiones no disminuyen, 800 millones de personas que viven en 570 ciudades serán vulnerables a un aumento de 0,5 metros para 2050.
Los episodios de lluvias intensas ya están causando estragos en algunas partes de Europa. Recordemos las del oeste de Alemania en julio de 2021, con una avenida de período de retorno de 400 años y 166 víctimas mortales.
Ya hay estudios que afirman que el riesgo de inundación es entre 1,2 y 9 veces mayor ahora. Y nadie está preparado para esto. Por eso el cambio climático debe ser una parte esencial de la evaluación de riesgos cuando se trata de planificación urbana.
Y, como ha demostrado Hamburgo, hay que ir más allá de las soluciones clásicas de infraestructuras grises. Deben adoptarse enfoques tipo soluciones basadas en la naturaleza, sensibles a comunidades locales e integradas en el ámbito público. Y ahora trabajan para lograr implementar un sistema de protección flexible.
Ese es el ejemplo del “terp” de Hafen City. Porque además de brindar protección contra inundaciones, preserva el acceso del público al agua, integrando la defensa contra inundaciones con la planificación urbana. Al igual que el paseo diseñado por Zaha Hadid, repleto de restaurantes, que discurre sobre el dique en el paseo marítimo Niederhafen de la ciudad. Una atracción turística y una protección contra inundaciones al mismo tiempo.
Es sabido que ni barreras ni terps nos garantizan protección absoluta contra las avenidas y borrascas. Pero sí que ayudan a convencer mediante una buena comunicación a los afectados que existen herramientas que funcionan a las que siempre deben sumarse actuaciones de respuesta rápida a la catástrofe. En Hamburgo se une a las primeras el sistema de sirenas que desde 1962 activa el Servicio de Alerta de Marejadas Ciclónicas de Hamburgo. Se complementa con anuncios por radio antes de las tormentas. Y por supuesto con los mapas de delimitación de zonas inundables.
Gracias a todo ello, Hamburgo mantiene la firme decisión de invertir hasta mil millones de euros en nuevas protecciones durante los próximos 50 años. Pero la lucha contra los efectos desfavorables de las inundaciones no puede detenerse jamás. Porque todas las variables, como el clima, la impermeabilización del terreno y el crecimiento urbanístico, varían a su vez continuamente.
Lorenzo Correa
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